Gara
El ministro de Petróleo de Irak, Husein Shahrastani, anunció la adjudicación al consorcio encabezado por la rusa Lukoil y la noruega Statoil de uno de los mayores yacimientos petroleros del país, el Qurna Oeste 2, en la provincia de Basora, al sur. Este campo es el más importante de los siete adjudicados entre el viernes y ayer a empresas extranjeras por el Gobierno impuesto por la fuerza ocupante. El consorcio ganó en detrimento de la francesa Total, la británica British Petroleum, la indonesio-vietnamita PetroVietnam y de la alianza chino-británica BP-CNPC.
El presidente de Lukoil, Vaguit Alekperov, expresó su satisfacción. «Todos estos años luchamos por el proyecto iraquí en cumplimiento de las promesas hechas a nuestros accionistas. Hemos logrado una merecida victoria», subrayó.
En noviembre, la petrolera rusa en compañía de la estadounidense ConocoPhilips perdió ante Exxon Mobil y Royal en la subasta por hacerse con los derechos del Qurna-1.
En 1997, Lukoil suscribió con el Gobierno de Saddam Hussein un contrato por valor de 3.800 millones de dólares para explotar el Qurna-2. Aunque durante estos años siempre ha defendido su vigencia, las autoridades iraquíes anularon los contratos suscritos por las petroleras rusas con el anterior gobierno.
El campo de Gharaf, en el centro y con reservas de 863 millones de barriles, fue atribuido al consorcio formado por Petronas de Malasia y Japex de Japón, que recibirá 1,49 dólares por barril a cambio de una producción de 230.000 barriles diarios.
El de Badra, en la provincia sureña de Wasit, será explotado por la rusa Gazprom, la turca TPAO, la surcoreana Kogas y la malasia Petronas. Tras presentar una oferta de 6 dólares el barril, las cuatro acordaron con las autoridades iraquíes reducir esta cantidad a 5,5 dólares.
El de Najmah, al norte, con reservas de 858 millones de barriles, fue para el angoleño Sonangol, por una remuneración de 6 dólares por barril para una producción de 110.000 barriles diarios. Sonangol ya había ganado el viernes, en la provincia de Nínive, el campo de Qaiyarah, de 807 millones de barriles de reserva por una remuneración de 5 dólares por barril y un compromiso de producción de 120.000 barriles diarios.
El viernes también se adjudicaron los yacimientos de Majoon y Halfaya en el sur, con reservas de 12.580 y 4.090 millones de barriles respectivamente.
Un consorcio formado por la anglo-holandesa Shell y Petronas se hizo con el de Majoon. Recibirá 1,39 dólares por barril con el compromiso de producir 1,8 millones de barriles diarios. El de Halfaya fue otorgado a la alianza formada por CNPC, Total y Petronas.
Ninguna empresa presentó ofertas parar los llamados Campos del Este, situados en la provincia nororiental de Diyala, ni para el yacimiento de Bagdad Este. Tampoco lo hicieron para el de Furat Medio, que reagrupa a tres pequeños campos en el centro de Irak, sumando 547 millones de barriles. Se trata de la segunda ronda de adjudicaciones que se organiza desde 2003. Estaba en juego el desarrollo de diez campos de petróleo y gas, con la participación de 45 empresas extranjeras de 23 países.
Con estas licitaciones, el Gobierno quiere elevar la producción a siete millones de barriles diarios y convertirse en el principal competidor de Arabia Saudí. En 2008, invitó a 35 compañías para que hicieran ofertas. El ofrecimiento se produjo 37 años después de que el ex partido gobernante Baaz nacionalizara la industria petrolera.
estratégicos
«Estos yacimientos están entre los más grandes del mundo y oportunidades tan buenas no existen en otros lugares», afirmó el analista Alex Munton, de Wood Mackenzie. Los ingresos petroleros representan el 85% de los recursos del Estado.
El tercero
Irak posee las terceras reservas mundiales con 115.000 millones de barriles, por detrás de Arabia Saudí e Irán. Sin embargo, no ha habido tareas de exploración desde hace décadas a causa de las guerras y el embargo impuesto al país en 1990.
Blair defiende la invasión con o sin armas de destrucción
El ex primer ministro británico Tony Blair aseguró ayer que hubiera invadido Irak para derrocar a Saddam Hussein independientemente de que el país ocultara o no armas de destrucción masiva.
Blair, que el próximo año comparecerá ante la comisión Chilcot para explicar su papel en la invasión, sostuvo que, con armas de destrucción masiva o sin ellas, se sentía justificado para invadir Irak. «Me hubiera seguido pareciendo adecuado derrocarle. Obviamente, hubiéramos tenido que emplear argumentos diferentes sobre la naturaleza de la amenaza», dijo en una entrevista que hoy emitirá la cadena BBC.
«Hussein empleó armas químicas contra su propio pueblo, y eso era obviamente el pensamiento más importante que yo tenía en mente», alegó.
«Una de las cosas que aprendes cuando eres el líder de un país es que tienes la responsabilidad de tomar decisiones. Algunas de ellas difíciles, algunas de ellas muy controvertidas, algunas de ellas muy amargas. Es parte de lo que implica ser un líder», añadió. Un reciente informe del Gobierno británico demostró que Blair mintió para justificar la guerra.
Fuente: Rebelión.org