Mar del Plata, 24 de abril 2010.
SITUACIÓN POLÍTICA NACIONAL
Se vive una crisis del sistema y el modelo. Fundamentalmente del sistema capitalista, que tuvo sus inicios en el 2007, que tenía una característica determinada, que se fue desarrollando, profundizando durante el 2008 y adquirió una dimensión y una particularidad que fue mucho más de lo que se pensó al principio, no se trataba de una burbuja financiera.
En realidad, la crisis del sistema demostró una crisis mucho más profunda, que está abierta y que a pesar de los millones de dólares y de euros que algunos países han destinado para salvar a los responsables de la misma, que fueron fundamentalmente los bancos, no se sale de esta situación.
DESOCUPACION Y RESPONSABILIDADES
Una crisis de final abierto.
Si se recorre con la mirada al mundo, se ve a Europa que está en medio de la crisis. España, Portugal, Grecia, Irlanda, entre otros, tienen deudas monstruosas, algunas de 400 mil millones de euros; deben a los bancos franceses y alemanes, y si éstos no cobran ese dinero, estarían en una situación absolutamente grave. Por eso, los niveles de desocupación de dos dígitos en España, Grecia, Francia, Portugal, como otros países, y los niveles de desocupación en Estados Unidos, que en poco tiempo pasó del 6% a un 11%, demuestran que estamos inmersos en una crisis cuyo final es abierto.
Argentina está inmersa en la crisis.
Argentina es un país que pertenece al sistema capitalista, y por lo tanto está inmersa en cualquier situación que se desarrolle en ese sistema; o sea, que si el sistema capitalista tiene una crisis, no estamos fuera de esa crisis como no estamos fuera ninguno de los países de América Latina y El Caribe. Cuya repercusión podrá ser un grado de profundización que dependerá de muchos factores, pero no escapamos a esa situación en términos generales. Esta situación de crisis se comenzó a evidenciar de una manera clara a partir del 2007; ahora se logra visualizar de una forma más cierta, más precisa y con un impacto fuerte dentro del poder adquisitivo en el salario de los trabajadores, sobre cuestiones sociales, como es la indigencia y la pobreza, más allá de las estadísticas oficiales.
En principio entonces, en ese marco y en ese contexto, Argentina, por un lado, tiene un incremento en el grado de profundización de la crisis en lo que hace a la política tradicional del sistema; hay un agravamiento social. Y por otro lado, existe un estancamiento en perspectiva de la economía. Es decir, que lo único que se puede decir, es que no es cierto que solamente el Gobierno esté en crisis; la crisis aborda también, distintos sectores y estratos sociales de la sociedad. Se puede evidenciar que hay un deterioro del consenso respecto del Gobierno, y esto no sólo por una cuestión de estadística, sino de lo que aconteció a partir del 28 de junio del año pasado por las elecciones.
El deterioro de la imagen del gobierno y la falta de alternativas.
La otra cuestión es que la realidad no permite construir alternativas políticas sólidas, es decir, no aparece en el escenario una alternativa política fuerte, con consenso, que sea capaz de ser convocante y de enamorar a los argentinos. Es decir que la construcción de alternativas no aparece con nitidez, en este momento, en el plano político. Hay un deterioro gubernamental y un deterioro de los Kirchner pero no hay quien lo suplante hoy, no aparece eso en el escenario con absoluta claridad. Hubo una reforma política surgida de un acuerdo de los partidos mayoritarios de Argentina; y en realidad, ese acuerdo de la reforma política pone trabas para el desarrollo de cualquier partido político minoritario o que se quiera desarrollar, se la hacen difícil desde el punto de vista de la formalidad y de los actos legales. En realidad la reforma política tiene un objetivo, (como las fuerzas políticas mayoritarias no pueden resolver los problemas internos por sí solos, a manera de ejemplo, si se mira al peronismo se va a ver que tiene crisis de conducción, tiene crisis de referencia pero no aparece el dirigente alternativo o los dirigentes alternativos capaces de tener consenso y de superar la crisis; si se mira el radicalismo y al resto de los partidos políticos pasa exactamente lo mismo) que todo el mundo se vea obligado a participar de las internas políticas partidarias, independientemente de que sea simpatizante, con la idea de que la sociedad termine resolviendo las contradicciones que esas fuerzas políticas no pueden resolver por sí mismas, en su interior.
Simplemente para entender cuál es el papel del Movimiento Obrero y para saber cuál es nuestra situación: si toda la sociedad está en crisis, nosotros también estamos en crisis. Y esa situación necesitamos ponerla en contexto. Hay un agravamiento de lo social, que se puede verificar en algunas cuestiones. No se puede dejar de reconocer que la política central de este Gobierno fue el desarrollo del empleo y de alguna manera lo fue resolviendo. Independientemente de que sea aún discutible si todas las iniciativas sociales denominadas “planes”, en término genérico, que mucha gente recibe, es una forma de tener un empleo o no; lo cierto es que no se toma para los indicadores oficiales como desocupado a aquella persona que recibe un plan. Más allá de esa discusión, el Gobierno tuvo como objetivo lograr restablecer el empleo, de alguna manera; hasta el 2007 lo consiguió, pero después de ese año comenzaron a vislumbrarse los primeros indicadores de que lo que había sido al principio un éxito, comenzaba a verse claramente que no tenía el mismo desarrollo, ni la misma iniciativa respecto de lo que habían sido los primeros años de Gobierno.
La intervención del INDEC.
La intervención del INDEC no es un acto arbitrario, responde a una política de pleno conocimiento y a la decisión absolutamente consciente de tratar de establecer un esquema diferente desde el INDEC, para que las coordenadas que informan sobre la economía argentina y el cuadro social, no se disparen, ni manifiesten la realidad. Hoy, por cada punto de inflación que sube, son 20.000 pobres más en el país y significa 15.000 indigentes más; o sea que no es una cuestión gratuita cuando se dice que la inflación es el 1%, el 1,5% o el 0,8% desde el oficialismo y la práctica real indica otros valores. Se ha comprobado permanentemente que desde el 2007 a la fecha, todo lo que se ha dicho desde el INDEC no tiene nada que ver con la realidad, porque, paralelamente a los índices oficiales, el cuadro social se ha ido agravando porque hay mayor deterioro, producto de la inflación, y a su vez existe mayor desocupación.
Además, llegar a la ridiculez de establecer que un individuo tiene empleo porque está incluido dentro de alguno de los planes del Gobierno, es -sin lugar a dudas- una valoración distorsionada de lo que significa no ser desocupado; de este modo nos estamos auto engañando porque así seguiremos sometidos a las imposiciones del sistema liberal que trata de establecer un parámetro de dignidad, acorde a si se gana un peso más o un peso menos, de un monto determinado.
Por otro lado, es cierto que la inflación la generan y desarrollan los formadores de precios y los grandes grupos económicos, que son los que tienen la concentración y la centralización de la riqueza, que terminan imponiendo los precios y la continuidad de un régimen económico que, a pesar del crecimiento, sigue profundizando la desigualdad.
Los formadores de precios.
ALUAR, es la única Empresa que trabaja en el tema de aluminio, no hay cinco empresas o más que compitan en el mercado, hay una sola que concentra, centraliza e impone los precios, no hay competencia. Si se toma el tema de acería, caños, hay dos grandes empresas que concentran en sus manos el 95% de la producción; terminan imponiendo los precios. Por lo tanto, son los que forman los precios y por eso es poco entendible que antes la tonelada de trigo costaba 100% más de lo que vale hoy, y el pan valía $2; ahora vale $5 y la tonelada de trigo 100% menos de lo que valía antes, o un 50% menos. La explicación es clara, son los monopolios los que concentran, centralizan y terminan imponiendo los precios; y ahí se comprueba que no tiene nada que ver con la materia prima o con la producción primaria.
El Poder Adquisitivo del salario.
¿Dónde golpea la inflación?: en el poder adquisitivo. Si sube el dólar hay una devaluación del peso, y si hay una devaluación del peso hay una devaluación de nuestro poder adquisitivo. Nos golpea la inflación y nos golpea la política que hay con respecto al dólar. La suba o baja del dólar no tiene que resultar indiferente; podrá ser bueno que suba el dólar para los que exportan, pero nosotros no exportamos si vendemos la fuerza de trabajo, y por la fuerza de trabajo, nos pagan el salario. Si el INDEC dice que el índice inflacionario es bajo, cuando se va a discutir incremento salarial argumentan: -¿Qué me venís a pedir, el 30%?, si el INDEC dice que la inflación en el año es del 15%?- Fíjense esto, tiene relación directa con la discusión salarial y esta es una cuestión no menor, pero, no nos podemos guiar por los indicadores oficiales, ¿por qué nos vamos a guiar?, ¿por los privados? En este caso si, y por los precios vigentes de las mercaderías.
Distribución y Pobreza.
Existe un agravamiento de la situación social. En Argentina hay 13 millones de pobres, 5 millones de indigentes, cifras muy altas. Los que más ganan están entre 28 a 30 veces más respecto de los que menos ganan, es una diferencia abismal. En la década del ´70 esa diferencia era de 12 veces; sin embargo, hubo momentos en que, en la Argentina, la diferencia entre el que más ganaba y que menos ganaba, llegó a ser de hasta 54 veces. Existe un problema serio con la pobreza en los pibes, el 70% de los pibes en la Argentina son pobres. Hay políticas que ha sido importantes, la Asignación Universal por Hijo, aunque no le llegue a todos los pibes, se tienen que saludar iniciativas de esa naturaleza. Son 1.500.000 pibes que no perciben absolutamente nada; de los 3.500.000 que reciben, lo reciben de distinta manera. El agravamiento de la situación social también se da porque hoy, cuando le pagan a los hijos de trabajadores esta Asignación Universal, estos $180, hay un porcentaje que no se entrega, se paga en realidad $146, el resto queda en una cuenta de ahorros, que supuestamente será distribuida después de un año; con lo cual no hay una distribución de lo que realmente debería distribuirse, y eso genera algún tipo de situación o de necesidad no resuelta.
Estancamiento y crecimiento.
Es importante tener en cuenta un tema, que si bien es cierto que cuando se entró en la crisis del 2001/2002 -todo se ha medido respecto a esa crisis-, ahí se tocó fondo. La capacidad ociosa en la Argentina, la que no estaba en marcha y que no tenía desarrollo productivo, era realmente alta; luego vino un proceso de recuperación, y se medía esa recuperación respecto del momento en que se había tocado fondo, por eso se habla de que hubo 6 años que Argentina creció económicamente a la tasa china. El problema es que China y Argentina no son lo mismo. China arranca y desarrolla un modelo en el que ha crecido hasta el 10% anual de Producto Bruto Interno, pero es un país que viene en desarrollo desde hace décadas. Y Argentina toca fondo en el 2001/2002, con la crisis que todos conocemos y lo que significó en la práctica, y desde ahí, cuando uno mide, aparece la recuperación y no se puede negar. Pero si se mide con el año 1998, o con otro año, todavía no se han podido recuperar los indicadores de aquel momento.
El Valor del Salario.
Y si hablamos del salario de los trabajadores, según el INDEC, nos dice que el 50% de los que trabajan en la Argentina gana menos de 1.500 pesos, es decir, menos de lo que marca el salario mínimo vital y móvil. El mismo organismo oficial, afirma que el 50% de los hogares reúne menos de 2.600 pesos, y el 70% de los hogares reúne menos de 4.000 pesos. Queda claro que el sueldo de los trabajadores no es de $ 4.000, de $ 5.000, como se habla tan fácilmente. Y eso que estamos hablando de los trabajadores en relación de dependencia, de los trabajadores que en un porcentaje del 32% al 35% están convencionalizados; el resto es trabajo informal, es trabajo precario que se paga en negro y que por supuesto, ni se acerca a estos valores.
Distribución, Deuda Externa y Negación.
Estamos hablando de una población económicamente activa que está rondando entre los 15 – 16 millones de trabajadores en su totalidad. Por lo tanto, el estancamiento económico es porque Argentina, para poder seguir creciendo, necesita inversión; por eso, no es una cuestión banal, ni ligera, ni carente de sentido, inmiscuirse en el tema de la deuda externa; porque no es lo mismo destinar 6.500 millones de dólares para pagar una deuda a un acreedor, que repartir 6.500 millones de dólares en función del desarrollo de un modelo productivo o en función de resolver los problemas que tienen los sectores más postergados. Hay una negación permanente respecto de los sectores en situación de indigencia y pobreza; respecto de la existencia de sectores que no tienen posibilidad de trabajo para resolver una vida en términos de dignidad. El proceso de crecimiento que se vivió se chupó la capacidad instalada, ociosa, que ya teníamos; luego, la crisis política, en el medio de un proceso con inflación, le pone limite a la perspectiva de crecimiento en el tiempo, que para sostenerse necesita una inversión que no aparece. Las empresas multinacionales, a pesar de las espectaculares ganancias, extraordinarias que realizaron en estas últimas décadas de la mano de las políticas liberales y neoliberales, nunca invirtieron, ni en cantidad, ni en calidad.
Es allí donde vuelve a la escena, el dilema de Argentina por décadas: o ajustamos o nos endeudamos.
Discusión Salarial, Posibilismo y Falta de Autonomía.
Los economistas dicen que la inflación no se puede analizar tomando la proyección de un año; si uno tomara la inflación de enero, la proyección da 30%; si se toma el proceso inflacionario de febrero, la proyección da otro valor, un poco más chico; si se suma la de diciembre-enero, la proyección termina dando un porcentaje distinto. Lo cierto es que, siendo los indicadores del oficialismo, no reales, como se ha venido demostrando permanentemente, que no condicen con la realidad, hay que tener parámetros a la hora de discutir salarios. Y en eso, es necesario referirse a una cuestión que está inserta en la sociedad, en los compañeros, y que además forma parte del debate, en algunos más, en otros menos, con mayor o menor profundidad, pero es respecto a la perspectiva y a las actitudes. Ante este contexto y esta situación se pueden tener distintas posiciones, pero hay una postura que está basada en lo que se conoce más comúnmente como “posibilismo”; es decir, “no hagamos olas porque lo que viene puede ser peor que lo que tenemos”. Hay una actitud “posibilista” de no mover demasiado, no hacer demasiado quilombo, porque a ver si lo que viene es peor que lo que se tiene. Indiscutiblemente, son criterios que no aportan a la modificación de un sistema, actualmente adverso a la Clase Trabajadora. En la historia del Movimiento Obrero, ni siquiera en los gobiernos de Perón, que se pueden contabilizar como el mayor desarrollo de la implementación de políticas sociales, el Movimiento Obrero tuvo un carácter de autonomía.
El posibilismo diría que, para no hacer olas, hay que sentarse a discutir salarios con una proyección de 15% en el año. “No hagamos olas, mantengámonos piolas, a ver si lo que viene es peor que lo que tenemos”. La verdad es que si se hubiera tomado esa actitud en el año ´90, ´91, no se hubiera realizado el Congreso de los Trabajadores y después el de la CTA, porque eran momentos en que existía un discurso único, el modelo único, el pensamiento único; así que hacer una cosa diferente a la que históricamente se conocía -la CGT- no se podía ni se debía. Así que si se hubiera sido posibilista, todavía se estaría dentro de un modelo sindical que tiene su página de gloria, pero que también tiene su página de entrega por parte de los dirigentes. Es decir, se permanecería en esa situación y con un desarrollo que no sería el que se vive hoy. En esa dirección, es más importante una postura que tenga precisamente criterios de transformación y no de adaptación. Lo que no significa que no exista conciencia del contexto actual y que se abandone el criterio de lo que importa y lo que significa el cambio con relación de fuerza.
La política Oficial es el Ajuste.
Hoy por hoy, no se puede discutir aumento salarial, en ningún lugar, que no parta de la posibilidad de rondar entre el 25% y el 30% como base de discusión. Para esto es necesario tomar en cuenta la capacidad de decisión de los trabajadores, no sólo para pedirlo, sino de poder sostenerlo en la práctica, porque la oferta seguramente va a ser menor. Por eso, la certeza es que el proceso inflacionario es una política de ajuste, y que por eso no existe una política oficial para enfrentar el proceso inflacionario.
Como se ha dicho ya en párrafos anteriores, la inflación está conformada por los formadores de precios que son los que concentran y centralizan el poder económico en la Argentina; ante esto, tiene que haber una política que la enfrente; si no existe una política de parte del Gobierno de turno, respecto de ese proceso inflacionario, el poder adquisitivo del salario se va a seguir diluyendo, los trabajadores serán arrinconados, cada vez más, a mayor grado de explotación, de subordinación y por supuesto a la destrucción del desarrollo organizativo. Una cuestión a tener presente, es que las luchas de los trabajadores que hicieron la acción y la gesta del “Cordobazo” eran los trabajadores que más ganaban, no eran los que menos ganaban; eran los que tenían el poder adquisitivo más alto, no los que tenían el poder adquisitivo más bajo. No es cierto que cuanto peor, mejor.
La otra cuestión es que esto significa reducción del costo laboral y mayor ganancia para las empresas. Esa ecuación no fortalece a los trabajadores, los debilita y los arrincona a situaciones ya vividas, como en la década de los ’90, cuando se intentó convencer a los trabajadores que bajo la pauta de la flexibilización se salvaba el trabajo y en realidad se comprobó que terminaron en la calle. O sea que, esta iniciativa del poder económico, si no tiene una política que confronte con eso o que le ponga límites, obviamente que a la Clase Obrera le compete un papel no sólo para resguardar el poder adquisitivo sino también para poner límites al desarrollo de una iniciativa política que le da más poder a los que tienen poder. Dentro de este contexto, el rol del Movimiento Obrero y dentro del Movimiento Obrero de la CTA, es “estratégico”.
El capitalismo y el trabajo.
Estamos en un sistema capitalista que viene por todos nosotros, y que representa una crisis civilizatoria de tal envergadura, que los niveles de reproducción del sistema capitalista empujan a toda la humanidad a la destrucción. De manera tal que, la confrontación hoy, en su más dura realidad, se representa: el capital versus el trabajo, o el trabajo versus el capital; y uno puede plantear esta mirada en hechos concretos y objetivos de que ha llegado a tal grado de desarrollo el sistema capitalista, que no hay “capitalismo bueno”.
Si alguien alguna vez creyó que dentro del sistema capitalista había un capitalismo bueno y otro salvaje, creo que queda demostrado hoy, con lo que acontece en Europa y en el mundo, que no hay “capitalismo bueno”. Las políticas del “consenso social”, las políticas del “trabajo decente”, las políticas del “posibilismo”, todo eso ha fracasado; han fracasado tan grotescamente, que hoy toda Europa se ve convulsionada por una crisis de tal envergadura, en la que los europeos se encuentran: con los niveles de desocupación más altos, igual que Estados Unidos; con problemas de deterioro del poder adquisitivo-salarial; con modificación de todo lo que son las políticas sociales, llevando la jubilación a 67 años, por ejemplo, para poder cobrar el 100% (como jubilados); con la profundización de la precarización y tercerización del trabajo, en detrimento de lo que ha significado en Europa el trabajo estable, con garantías de continuidad y seguridad, bajo Convenciones Colectivas de Trabajo.
El sistema capitalista demuestra que no tiene nada más que un objetivo, la máxima ganancia y aún más en la etapa actual, cuando es el sistema financiero el que domina, y no el modelo de reproducción de las fuerzas productivas. Entonces, esta reflexión es porque cuando hablamos de soberanía, de energía y de los derechos de los trabajadores, nosotros creemos que lo primero que hay que replantearse y plantearse, en todo caso -como lo hiciera la CTA- quienes son los trabajadores, cómo está conformada la clase obrera.
Tenemos que terminar de salir de aquel esquema en que “sólo es trabajador el que tiene relación de dependencia y trabajo garantizado”. Necesitamos avanzar en dibujar la concepción de que trabajadores son todos aquéllos aún en su condición de desocupados, sub-ocupados, jubilados, estudiante-trabajador y así de seguido; no sólo el trabajador con relación de dependencia. Eso nos va a dar una nueva realidad que obliga a discutir el modelo sindical. Si nosotros, con las transformaciones y los cambios que tiene el sistema, quedamos en la estructura de desarrollo sindical conocida en los últimos 150 años o 100 años, bueno, tenemos problemas, tenemos dificultades.
Es allí donde las políticas de libertad y democracia sindical adquieren toda su dimensión.
Tenemos que construir la propuesta liberadora, emancipadora. No hay posibilidad de que los trabajadores salgamos de esta situación con políticas posibilistas. Discutamos a fondo la importancia de subir un escalón en una escalerita; pero no siempre es importante subir el escalón sin romper nada; entendiendo como “romper” el tener iniciativa política transformadora, un proyecto de liberación, emancipativo.
VALOR ESTRATÉGICO DE LA ORGANIZACIÓN. LA CTA.
El Fantasma de la Derecha y la Soberanía.
Los “fantasmas….” se agitan, desde los ámbitos oficiales inclusive, se agita el fantasma de que “se viene la derecha”, el fantasma de “el golpe institucional”, el fantasma de… La verdad que parecen chicanas, pero que tienen como norte y como objetivo desmovilizar. Y ¿por qué digo esto?, porque, “se viene la derecha”, es una expresión que en este documento, no habrá posibilidad de tratar en extensión el tema, pero sí citaremos un par de ejemplos. En el país, en el ámbito energético, no hay política de recuperación del patrimonio nacional, ni política de nacionalización; lo que existe es una política de ratificación y de profundización de las implementadas en los ´90, que fueron desarrolladas por el menemato.
La prueba más evidente es que en el gobierno de De La Rúa se entregó Loma de La Lata a los españoles por 10 años más -el mayor yacimiento de gas que tiene Argentina- antes de que esa concesión venciera y que se pudiera hacer un balance de si se había cumplido o no se había cumplido con las cláusulas del contrato mencionado; los capitales que se habían hecho cargo de ese yacimiento, por 300 millones de dólares más, se quedaron con una fuente de gas que vale miles de millones de dólares.
El Gobierno de Kirchner -que llega a la Casa Rosada en el 2003-, a finales del 2006 crea una ley para que el control de las reservas de hidrocarburos pasen a depender de las provincias; esta balcanización de la soberanía nacional resultó en la reprivatización de los recursos no renovables, hizo aprobar una ley con grandes beneficios fiscales sólo comparables con las mineras, a las empresas petroleras, que han girado al extranjero miles de millones de dólares al depredar nuestras riquezas hidrocarburíferas; además entregó -faltando 10 años para que terminara la concesión- por 20 años más, hasta el 2047 el yacimiento petrolero más importante de Argentina ubicado en el golfo San Jorge, a la empresa PANAMERICAN ENERGY, que está integrada nada más y nada menos que por la British Petroleum, inglesa -que ahora está en Malvinas- y por capitales norteamericanos, aunque el mascarón de proa sea Bulgueroni; es decir, le concedió el 25 por ciento del petróleo argentino crudo hasta el 2047!! Entonces, esto de “que se viene la derecha”, hay que ver de qué se trata, porque es este Gobierno el que hizo esto y es el anterior el que hizo lo otro; y si se pone en términos económicos y soberanos, es éste el resultado: más entrega del patrimonio nacional, menos soberanía.
Se puede hablar de Aerolíneas Argentinas, estamos de acuerdo con la nacionalización de la compañía área, del Correo, de las AFJP, etc. En su momento se criticó a ENARSA porque dijimos que era una empresa para hacer negocios, que es lo que ha resultado: una empresa para hacer negocios. ¿Cuál es la diferencia?: todo lo que se armó fueron sociedades anónimas. Entonces, no se armaron sociedades del Estado; empresas públicas, empresas del Estado. En el caso de Centrales de la Costa, provincia de Buenos Aires, por ejemplo, el Estado es mayoritario, en la tenencias de acciones, pero es una empresa que se rige por la Ley de Sociedades Anónimas, es privada, entonces no es una empresa pública, no es una empresa estatal.
Se deben estructurar sociedades del Estado. Evo Morales puede decir que nacionaliza, porque arma una empresa nacional del Estado; Chávez puede decir que nacionaliza; Lula puede decir que nacionaliza cuando conforma una nueva empresa estatal para que se haga cargo de los nuevos descubrimientos del petróleo.
¿Qué coherencia existe al decir que se va a defender Las Malvinas, si no se va a defender el Continente Argentino de los grupos multinacionales y se les sigue entregando patrimonio a las mineras, a las petroleras, se sigue vendiendo tierra al extranjero en más de 6 millones de hectáreas? No se establece una ley para prohibir la venta de tierra a extranjeros. Ningún otro país brinda la facilidad a extranjeros para comprar tierras por cientos de hectáreas, como en este País.
En el marco de la actualidad nacional, por todos es conocido que Inglaterra contrató la plataforma petrolera “Desire Petroleum”, para extraer petróleo de Las Malvinas. Puede que a Argentina no le alcance para evitarlo, pero es imperativo el control y el ejercicio de la soberanía en el interior de nuestro país. Dicho esto, el Gobierno debe rechazar la coordinación del Banco Barclay’s en el pago de la deuda externa, mucho más cuando éste es precisamente el dueño de la plataforma que llegó a Malvinas para explotar el petróleo.
Es necesario no caer en la trampa de “no hacer olas”, que es lo primero que aparece en el escenario político nacional.
Lo estratégico de la CTA y la Constituyente Social.
La Central es estratégica y es necesario que se haga cargo del conflicto social y para eso es imprescindible la participación. Vamos a entrar en la discusión del aumento salarial, ya en algunos ámbitos se están haciendo los primeros escarceos; en algunos sectores ya se acordó y en otros nos estamos preparando porque hay que comenzar. ¿Desde qué postura?, ¿desde qué posición?, ¿desde el acatamiento de las políticas que están establecidas, o desde la actitud de romper con las políticas que nos quieren imponer para jodernos? ¿Desde la visión de que no tenemos que mover demasiado o hacer demasiadas olas porque se viene no sé qué cosa, o desde la postura de que vamos por lo que necesitamos, en tanto y en cuanto lo podamos sostener? Y ésta no es una cuestión menor, porque los trabajadores padecemos las consecuencias de lo que no logramos.
Por supuesto que los que generaron la crisis quieren que la Clase Trabajadora la pague, pero como Trabajadores debemos ser conscientes de que la crisis no la debemos pagar nosotros, aún cuando todas las iniciativas van encaminadas a ese propósito, ya sea a través de políticas de sobre precios o de mayor explotación. Es una cuestión que tiene y necesita mayor grado de participación y desarrollo que no sólo abarca a nuestra organización, y a los que formamos parte de ella.
La Central tiene una iniciativa de política que responde a los mandatos del Congreso, que es el desarrollo de la Constituyente Social, iniciativa de carácter coyuntural para conformar mayorías en la unidad, con la idea de desarrollar un proyecto que establezca criterios de respuesta ante la necesidad que tiene el pueblo argentino. Pero en el plano de la construcción y desarrollo organizativo, nuestra herramienta es la Central y en ese sentido lo que se necesita es vincularnos con ella, a la hora de establecer desarrollo organizativo con fuerza necesaria y suficiente. Esta vinculación fue manifiesta en el caso del conflicto en la ciudad de Balcarce, en el de los tercerizados de Edesur, en el tema de los choferes, en los mineros de San Juan, los petroleros del sur, en los compañeros de estaciones de servicios de Córdoba, entre otros, y en muchas otras situaciones. Los compañeros en lucha hicieron su esfuerzo, pusieron el empeño que tenían que poner, la organización sindical hizo lo propio, pero, además, estuvo acompañado por la CTA, de distintas maneras.
Los errores cometidos y la CTA del Futuro.
El último periodo de la Central ha estado caracterizado por la desmovilización y las débiles políticas gremiales frente a la continuidad del modelo neoliberal.
Paulatinamente se fueron abandonando los principios que le dieron origen. Se perdió autonomía frente al gobierno de turno, la democracia sindical dejó de ser una práctica para convertise sólo en una consigna retórica.
Un sector importante de la conducción es responsable de esta situación.
Pero también debemos hacer una autocrítica quienes participamos de la constitución de la nueva conducción.
A pesar de que sosteníamos que el modelo neoliberal seguía vigente y en ese momento expresábamos que ENARSA era sólo una oficina de negocios para entregar a las multinacionales nuestra plataforma submarina, aceptamos sin debate la caracterización de la etapa.
Cuando se conformó la lista se caracterizó políticamente que se vivía una nueva etapa. Que el gobierno estaba en disputa. Que se había terminado la etapa de resistencia y que debíamos incorporar a la Central en un proceso de propuestas. Dando así por finalizado el modelo neoliberal y las estrategias de resistencia de los trabajadores.
Como si la lucha de clases hubiera sido zanjada y la clase obrera alcanzado su emancipación a través de la posesión de los medios de producción.
Por eso no es que sólo nos equivocamos en la elección de un dirigente determinado para encabezar la CTA sino que la crítica situación actual de la Central partió de una caracterización errónea de la etapa y la coyuntura.
Al punto que hoy día perdura y goza de buena salud el modelo de los noventa.
Se interpretó que se habían producido cambios profundos cuando en realidad el modelo se estaba reconvirtiendo y para eso debía hacer retoques para que nada cambiara. Por eso es que, después de 3 años de inmovilidad, recuperamos la calle con una gran movilización cuya consigna fue que “El Hambre es un Crimen”.
En la Central primó la idea del posibilismo, la idea de no hacer olas, de no confrontar, de no poner en riesgo lo alcanzado, de no hacerle el juego a la derecha, abrazados fuertemente a la ideología de la conciliación de clases.
La CTA debe asumirse como una Central Clasista.
Sostenemos, en contra de lo que expresa la Presidente, que la lucha de clases existe porque es inherente al sistema capitalista, basado justamente en la explotación, en la apropiación del excedente y en la concentración extrema de la riqueza.
La conciliación de clases nos lleva a mantener vigente un sistema que sólo genera pobreza, marginalidad, hambre, depredación y destrucción del medio ambiente poniendo en riesgo a la raza humana.
No creemos en un capitalismo de rostro humano ni queremos volver al Estado de Bienestar donde el 50 % de la renta nacional se repartía entre millones y el otro 50 % quedaba en manos de una minoritaria burguesía nacional que no tuvo reparos en producir golpes de estado para preservar sus intereses de clase.
La CTA debe asumirse como una Central Clasista, porque debe ser la herramienta de los trabajadores en la lucha por la emancipación y por la transformación de la sociedad.
Convencer y generar credibilidad para Organizar la Participación.
Lo que se necesita, para tener participación, es convencer al resto de los compañeros, estar convencidos y convencerlos. Siempre se encuentra un problema, una excusa, respecto de cómo se hace para convencer al resto, es normal que se diga, “bueno, los demás no quieren participar, están en la de ellos, están en la propia. Están en la salida individual”.
Lo primero que hay que hacer es un trabajo que no se transmite por ósmosis, porque no es cierto que se aprenda simplemente porque se vea. Es estratégico convencer y transmitir con precisión lo que hacemos. Es indispensable que entiendan la importancia de la participación y para eso es necesario comunicar, generar argumentos, persuadir; no hay forma que nosotros lo queramos resolver de manera imperativa, con criterios disciplinarios, con voz de mando, con el ordenar.
Otra instancia, en la construcción de organización, es que nos crean. ¿Cuántos de nuestros compañeros no nos creen?.. Pero no porque sean malos, sino porque vivimos en un sistema que lo que menos hace, es generar credibilidad en las organizaciones sindicales. ¿Cuáles son los ejemplos que más se conocen? ¿Se conocen los ejemplos de quiénes? De Lescano, en el ámbito de Luz y Fuerza; de Barrionuevo; de Cavallieri… y podríamos seguir nombrando. ¿Por qué nos tienen que creer así, de movida? ¿Por qué nos tienen que creer, si los ejemplos que se muestran por los medios son los menos representativos y más cuestionados por los trabajadores y la sociedad? Necesitamos que crean en la organización sindical, pero mucho más, necesitamos que crean en ellos mismos; luego, en sus dirigentes, y para eso necesitamos convencerlos, necesitamos persuadirlos, para que sean protagonistas.
PARTICIPACIÓN GREMIAL VERSUS SINDICATO DE SERVICIOS
La estrategia de la unidad.
Hay otra cuestión. Muchas veces el trabajador dice: ¿y esto para qué me sirve a mí?, ¿para qué me sirve?, ¿de qué me sirve la organización sindical?… Hay una concepción tan mercantilista en la sociedad, que se supone que si yo pago una cosa me tienen que dar algo. ¡Qué mejor, ya estoy hecho, qué me venís a joder! Yo pagué la cuota sindical, me tienen que dar algo. ¡Ah, ¿no me dan?, entonces me voy! Eso es no comprender, es no entender, es no haber explicado nosotros lo suficientemente bien; porque no somos ni un polirrubro, no somos una mutual, somos una organización sindical y la organización sindical la hacen los laburantes; y existe donde están los trabajadores, la cuota sindical es importante pero no alcanza, si todos nosotros nos dedicamos a pagar la cuota sindical y no nos preocupáramos de la vida de la Organización, ésta no existe. Es como haber puesto todas las cuotas sindicales que pagamos arriba de una mesa, y las dejamos ahí y nos vamos… ¡no va a pasar nada ¿eh?! Al otro mes podemos poner otra pila y va a crecer la pila, pero, ¡pasar, no va a pasar nada! ¡Los problemas no se van a resolver con la cuota sindica apilada! Entonces, no es un problema administrativo, no es un problema económico-financiero, es un problema de comprensión, de participación, de compromiso, de ser sujeto consciente. Ahora, ese laburo, ¿quién dijo que no lo tenemos que hacer nosotros? ¿Dónde está escrito que nosotros no lo tenemos que hacer? SOMOS NOSOTROS LOS QUE TENEMOS QUE HACERNOS CARGO DEL CONFLICTO SOCIAL, ENCAUSARLO, Y EN LA CALLE ORGANIZADOS Y MOVILIZADOS, RESOLVER LAS REIVINDICACIONES MÁS SENTIDAS POR LOS COMPAÑEROS.
La CTA tiene elecciones este año y según nuestra mirada, hay dos proyectos: uno posibilista y otro de transformación, y puede haber dos Listas: uno representando al posibilismo y otro representando la transformación. Y esto no puede ser ajeno a nosotros, no puede ser ajeno a nivel nacional, provincial y menos local. En ese sentido, entender que nosotros tenemos que tener estrategias, tenemos que tener política, tenemos que tener tácticas.
En este marco, en este cuadro de crisis política, nuestra herramienta estratégica es la CTA Nacional, y el debate es qué tipo de Central necesitamos para los próximos 10 años, cuál es la Central del futuro que sea capaz de garantizar la iniciativa política más alta, que es convocar a la construcción de un Movimiento político, social y cultural de Liberación, iniciativa que es necesaria e imprescindible.
Esa iniciativa política, en la coyuntura, adquiere la forma aprobada por unanimidad en el Congreso Nacional de la CTA, de Constituyente Social, y ésta tiene hoy cuatro campañas, cuya discusión debemos insertarla en todo el país.
¿Cómo vamos a transitar hacia la liberación definitiva, si no somos capaces de resolver las desigualdades? y para resolver las desigualdades necesitamos más democracia participativa que ponga fin a esta democradura.
Ahora, nada de esto es posible si no recuperamos el patrimonio del pueblo que está en manos de las multinacionales, y además es necesario hacerlo porque allí están nuestras riquezas, nuestros recursos, que se van fronteras afuera, (la renta extraordinaria) y si no controlamos nuestras riquezas y recursos, no hay posibilidad de financiar adecuadamente la intervención del Estado para resolver la desigualdad.
Todo esto significa recuperar la soberanía nacional, que no elude sino que exige resolver la integración regional, con un criterio cuya base principal es hacerlo acorde a las necesidades y reivindicaciones de los sectores populares, el pueblo, con un contenido y con una forma plural.
Como dice Claudio Lozano: “Las claves de las campañas de la Constituyente son las claves de una estrategia que se corre de la propuesta del ajuste ortodoxo y de la propuesta del ajuste inflacionario, para plantear una estrategia seria de construcción del desarrollo para el conjunto de nuestra sociedad”.
“…estamos atravesando un momento político que está plagado de confusiones, en donde aparecen discursos oficiales que muchas veces trafican con los símbolos mas profundos de nuestra historia política; que dicen una cosa para hacer y terminar haciendo la contraria. En este sentido tenemos la experiencia concreta de ese canje de la deuda externa que se está haciendo ahora. Canje de deuda que significa virar respecto a la política anterior de los endeudamientos y pasar de cara a la nueva situación política de volver a endeudarse. Y hacerlo una vez mas violentando la constitución nacional…”
Se requiere en todo momento UNIDAD para resolver una aspiración que es común a todos los trabajadores, que no hay diferencias.
Esta aspiración encuentra en la Central la herramienta estratégica que, al frente del conflicto social, sea capaz de motorizar las transformaciones y los cambios necesarios, garantizando en el futuro su consolidación como instrumento ineludible en las soluciones de fondo de la clase obrera y el pueblo todo.
FeTERA