Volvieron las restricciones a grandes empresas que, con intermitencias, se repiten desde mayo. Aseguran que la inseguridad energética frena ampliaciones
Luego de una semana con suministro pleno, las grandes industrias volvieron a sufrir ayer cortes importantes en el suministro, de entre 30% y 50% de sus requerimientos, por orden del Gobierno, algo que las obligó a disminuir su producción. De esa manera, cumplieron tres meses con racionamiento en una de sus principales materias primas. Los cortes comenzaron a finales de mayo con crudeza y alcanzaron en julio su punto más crítico, con plantas paradas.
“Hasta la semana pasada teníamos el suministro que necesitábamos, pero el lunes por la noche nos informaron que debíamos aplicar restricciones por una protesta de empleados petroleros en el sur”, explicaron en una de las mayores consumidoras de gas del país.
La distribuidora Cammuzzi Gas Pampeana, por caso, envío a las compañías asentadas en el sur de la provincia de Buenos Aires una carta en la que establecía un límite de consumo para el último día del mes. La empresa justificaba esa restricción “debido a las medidas de fuerza del gremio petrolero que se están llevando a cabo en la provincia de Santa Cruz”, de acuerdo con la copia a la que accedió El Cronista.
Durante más de 10 días, y hasta principios de la semana, los trabajadores petroleros de Santa Cruz mantuvieron bloqueado el ingreso de crudo a la planta de almacenaje de Punta Loyola. Eso obligó a las empresas a disminuir la producción en sus yacimientos y recortó la provisión de gas en unos 5 millones de metros cúbicos (m3). A eso se sumó la posible llegada de una ola de frío al final de la semana, una ampliación del suministro a usinas eléctricas y la necesidad de mantener completa la carga en gasoductos.
El racionamiento afectó a varios empresas. Entre ellas, la terminal Cerri, de TGS, donde se separan del gas los componentes líquidos que luego se utilizan para la fabricación de garrafas y cilindros; Mega, que tiene una actividad similar y además abastece a otras empresas de ese centro productivo; Solvay Indupa, la fabricante de PVC; Dow, que produce polietileno, y Profertil, la mayor productora de urea granulada (un fertilizante) del mundo.
Allegados a esas compañías reconocieron que “todas esas empresas” tienen planes de ampliación de su capacidad productiva en el país, pero no los concretan, sobre todo, por la inseguridad del abastecimiento energético.
“El sistema está en un estado precario. Por un paro en Santa Cruz nos quedamos sin gas otra vez. Es muy difícil invertir u$s 500 millones sin tener la certeza de que no vamos a estar parados”, explicaron en una de las empresas.
La falta de gas se nota en los números del sector productivo. De acuerdo con las últimas cifras de la UIA, correspondientes a junio, la actividad creció 11,7% en la comparación interanual y sólo 0,5% mensual debido a caídas en los rubros químico, refinación de petróleo, papel y cartón y alimentos y bebidas, en algunos casos, por los cortes de gas.
Según datos del Indec, hay sectores productivos que muestran una alta utilización de su capacidad instalada. Entre ellos, el textil, en torno al 89,5%; el de metales básicos, cercano al 88%; la refinación de petróleo 87% y productos plásticos, en torno al 76 por ciento. Aun así, salvo en la destilación de crudo, no hay proyectos importantes para dar un salto en la producción.
Cronista Comercial