En julio, la actividad industrial registró una caída del 2,3% respecto del mes anterior, básicamente por las restricciones energéticas que sufrieron varias empresas durante el invierno. También por “cierto rezago” en el proceso de inversión, según consignó un informe del Centro de Investigaciones de la Unión Industrial Argentina (CEU). Entre los factores que influyeron en la desaceleración figuran los cortes de gas que produjeron retrocesos puntuales en un contexto en el que la oferta no logra satisfacer a la demanda, explican los economistas.
Esto ocurrió, en especial durante el período de más frío, cuando se tuvo que recurrir a las importaciones o al uso de combustibles líquidos alternativos, que ocasionan mayores costos en el proceso productivo, explicó el informe de la UIA. Por otro lado, los segmentos que venían creciendo bien experimentaron una ralentización en el ritmo de crecimiento. La situación era predecible ya que después de la recuperación acelerada que habían tenido algunos sectores y la consiguiente reutilización de su capacidad ociosa, necesitaban sostener el crecimiento, ampliando su capacidad de producción.
Algo que no ocurrió por la desconfianza de los empresarios locales respecto de la seguridad jurídica y las políticas oficiales con las que muchos empresarios no comulgan, consignó Clarín. “La inversión y el empleo se encuentran respondiendo con cierto rezago, dado el incrementos de los costos industriales y el avance de las importaciones”, señalaron los empresarios, que hoy mantienen una tensa relación con el Gobierno.