Por Michel Chossudovsky.- Global                     Research
 Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo               Fernández
Estados Unidos y la OTAN         están apoyando una insurrección armada en el Este de Libia,         tratando de justificar su intervención como “intervención         humanitaria”.
Este no es un movimiento de protesta no violento como en           Egipto y en Túnez. Las condiciones en Libia son completamente           diferentes. La insurgencia armada en el Este de Libia está           directamente apoyada por potencias extranjeras. La           insurrección en Bengasi enarboló inmediatamente la bandera           roja, negra y verde con la media luna y la estrella: la           bandera de la monarquía del Rey Idris, que simbolizaba el           dominio de los antiguos poderes coloniales. (Véase Manlio           Dinucci: “Libya-When historial                 memory is erased“, Global Research, 28            febrero 2011).
Las fuerzas especiales y los asesores de la           OTAN están ya sobre el terreno. La operación se planeó para           hacerla coincidir con el movimiento de protesta en los países           árabes vecinos, haciéndosele creer a la opinión pública que el           movimiento de protesta se había extendido de forma espontánea           a Libia desde Túnez y Egipto.
La administración de Obama, en consultas con           sus aliados, está propiciando una rebelión armada, es decir,           un intento de golpe de estado:
“La administración Obama está preparada para ofrecer “cualquier              tipo de ayuda” a los libios que tratan de derrocar           a Moammar Gadafi. Estamos tendiendo la mano a muchos libios           que están intentando organizarse en el este, y cuando la           revolución se extienda hacia el oeste, también allí”, dijo la           Secretaria de Estado Hillary Clinton el 27 de febrero. “Creo           que es demasiado pronto para poder decir cómo se va a           desarrollar la situación, pero vamos a estar             preparados para ofrecer cualquier tipo de ayuda que           cualquiera pueda necesitar de Estados Unidos”. Se están           llevando a cabo esfuerzos para formar un gobierno provisional           en la parte oriental del país, donde empezó la rebelión a           mediados del pasado mes.
EEUU amenaza con adoptar más medidas contra           el gobierno de Gadafi, pero no dijo cuáles eran ni cuándo iban           a anunciarse, según Clinton.
“EEUU debería reconocer al gobierno           provisional que se está ya tratando de instaurar” [McCain].
Lieberman se despachó en términos similares, instando a           proporcionar “apoyo tangible, una zona de exclusión aérea, reconocimiento               del gobierno revolucionario y prestar apoyo a los           ciudadanos con ayuda humanitaria, aunque yo les             proporcionaría armas“.
(”Clinton: US Ready to aid to                 Libyan opposition“, Associated             Press, 27 febrero 2011, énfasis añadido).
La planeada invasion
EEUU y la OTAN están ahora considerando una           invasión militar de sus fuerzas bajo un “mandato humanitario”.
“EEUU está enviando fuerzas navales y aéreas a la región           en preparación de todas las opciones posiblesen el enfrentamiento con             Libia”, anunció el 1 de marzo el portavoz del Pentágono,           Coronel Dave Lapan del cuerpo de marines. Dijo después que           “fue el Presidente Obama el que pidió al ejército que se           preparase para esas opciones ‘porque la situación en Libia iba           a peor’” (Manlio Dinucci, “Operation Libya: The                 Pentagon is “Repositioning” its Naval and Air Forces…”,              Global Research, 3 marzo de 2011, énfasis añadido)
El objeto real de la “Operación Libia” no es establecer           la democracia sino tomar posesión de las reservas de petróleo           de Libia, desestabilizar la National Oil Corporation(NOC)             y, finalmente, privatizar la industria petrolera del país, es           decir, transferir el control y propiedad de la riqueza           petrolera de Libia a manos extranjeras. La National Oil             Corporation se sitúa en el puesto 25 entre las 100           compañías petroleras más importantes del mundo. (“The Energy Intelligence                 ranks NOC 25 among the world’s Top 100 companies“,              Libyaonline.com.)
Libia está entre las mayores economías           petroleras del mundo, con aproximadamente el 3,5% de las           reservas globales de petróleo, más de dos veces las de EEUU           (para más detalles, véase en breve la parte II de este           artículo, que se llamará: “Operación Libia” y la batalla por           el petróleo).
La planificada invasión de Libia, que está           ya en marcha, forma parte de la más amplia “Batalla por el           Petróleo”. Cerca del 80% de las reservas de petróleo de Libia           se localizan en la meseta del Golfo de Sirte, al este de           Libia. (Véase mapa al final)
Los supuestos estratégicos tras la           “Operación Libia” son reminiscencia de las anteriores empresas           militares de EEUU y la OTAN en Yugoslavia e Iraq.
En Yugoslavia, las fuerzas de EEUU y la OTAN           desencadenaron una guerra civil. El objetivo era crear           divisiones étnicas y políticas que finalmente llevaron al           desmembramiento de todo un país. Ese objetivo se consiguió           mediante la financiación y entrenamiento secretos de ejércitos           paramilitares armados, primero en Bosnia (Ejército Musulmán           Bosnio, 1991-95) y seguidamente en Kosovo (Ejército de           Liberación de Kosovo -KLA, por sus siglas en inglés-,           1998-99). Tanto en Kosovo como en Bosnia, la desinformación           llevada a cabo por los medios (incluyendo mentiras e           invenciones) se utilizaron para apoyar las proclamas de EEUU y           la UE de que el gobierno de Belgrado había cometido           atrocidades, justificando así una intervención militar en           función de razones humanitarias.
Irónicamente, la “Operación Yugoslavia” está ahora en           labios de los políticos estadounidenses: el Senador Lieberman           ha “comparado la situación en Libia con los             acontecimientos en los Balcanes en la década de 1990, cuando             dijo que EEUU ‘había intervenido para detener un genocidio             contra los bosnios’. Y lo primero que hicimos fue           proporcionarles armas para que se defendieran. Esto es lo que           creo que deberíamos hacer en Libia”. (”Clinton: US Ready to aid                 to Libyan opposition”, Associated Press, 27            febrero 2011, énfasis añadido).
Esta opción está en marcha ya. La invasión           de Libia ha dado comienzo.
“Cientos de asesores militares estadounidenses,           británicos y franceses están ya en Cirenaica, la provincia           separatista oriental de Libia… Los asesores,             incluyendo oficiales de inteligencia, llegaron desde barcos             de guerra y buques con misiles hasta las ciudades           costeras de Bengasi y Tobruk” (DEBKAfile,           “US military advisers in Cyrenaica”, 25 febrero           2011).
Las fuerzas especiales de EEUU y los aliados           están sobre el terreno en el este de Libia, proporcionando           apoyo secreto a los rebeldes. Esto se reconoció tras           arrestarse a comandos de Fuerzas Especiales SAS británicas en           la región de Bengasi. Estaban actuando como asesores militares           de las fuerzas de oposición:
“Ocho comandos de las fuerzas especiales británicas, en           misión secreta e intentando poner en contacto a diplomáticos           británicos con los principales opositores al Coronel Gadafi en           Libia, acabaron humillados tras ser detenidos por fuerzas           rebeldes al este de Libia”, informaba hoy el Sunday Times.
“Los hombres, armados pero con ropas civilesl, afirmaron           que estaban allí para examinar las necesidades de la             oposición y ofrecer ayuda” (”Top UK comandos captures                 by rebel forces in Libya: Report“,             Indian Express, 6 marzo 2011, énfasis añadido).
Las fuerzas de los SAS fueron arrestadas cuando escoltan           a una “misión diplomática” británica que había entrado           ilegalmente en el país (sin duda alguna desde un buque de           guerra británico) para mantener conversaciones con los           dirigentes de la rebelión. El Foreign Office británico admitió           “haber enviado al este de Libia a un pequeño equipo para           iniciar contactos con la oposición que apoya a los rebeldes”.           (”UK diplomatic team leaves                 Libya“, World – CBC News, 6           marzo 2011).
Para colmo de ironías, las informaciones no           sólo confirman la intervención militar occidental (incluyendo           varios cientos de fuerzas especiales), sino que reconocen que           la rebelión se opone firmemente a la presencia ilegal de           tropas extranjeras sobre suelo libio:
“La intervención de las SAS indignó a los dirigentes de           la oposición libia que ordenaron que se encerrara a los           soldados en una base militar. Los opositores a Gadafi temen           que éste pueda utilizar cualquier prueba de interferencias           militares occidentales para reunir apoyos patrióticos hacia su           régimen.” (Reuters, 6           marzo 2011).
El “diplomático” británico capturado con siete soldados           de las fuerzas especiales era un miembro de la inteligencia           británica, un agente del MI6 en “misión secreta” (The Sun, 7 marzo             2011).
Los comunicados de la OTAN han confirmado           que estaban suministrando armas a las fuerzas de la oposición.           Hay indicios, aunque no pruebas claras hasta ahora, de que se           entregaron armas a los insurgentes antes de la embestida de           los rebeldes. Es más que probable que también hubiera sobre el           terreno asesores de inteligencia y del ejército de EEUU y la           OTAN previamente a que los insurgentes dieran comienzo a su           ofensiva. Esa fue la pauta aplicada en Kosovo: fuerzas           especiales apoyando y entrenando al Ejército de Liberación de           Kosovo en los meses anteriores a la campaña de bombardeos de           1999 y la invasión de Yugoslavia.
“La gran ofensiva lanzada por las fuerzas favorables de           Gadafi [4 marzo] para arrancar el control de las ciudades y           centros petroleros más importantes de Libia de manos rebeldes           tuvo como consecuencia la recuperación de la ciudad clave de           Zawiya y la mayoría de las ciudades petroleras por todo el           Golfo de Sirte. En Washington y Londres, todo el parloteo           acerca de una intervención militar al lado de la oposición           libia se acalló al comprender que la inteligencia de             campo a ambos lados del conflicto libio era demasiado             superficial como para que pudiera servir de base para tomar             decisiones.” (Debkafile, “Qaddafi pushes rebels                 back. Obama names Libya intel panel“, 5           marzo 2011, énfasis añadido).
El movimiento de oposición está firmemente           dividido en cuanto a la cuestión de una intervención           extranjera.
La división se da entre los movimientos de           base, por un lado, y los “dirigentes” de la insurrección           armada apoyados por EEUU, por otro, que están a favor de la           intervención militar extranjera alegando “razones           humanitarias”.
La mayor parte de la población libia, tanto           los seguidores como los opositores al régimen, se opone           firmemente a cualquier forma de intervención exterior.
Desinformación mediática
Los medios no están mencionando los amplios           objetivos estratégicos que subyacen en la propuesta invasión.           Tras una campaña mediática engañosa, donde se han estado           fabricando literalmente las noticias sin informar sobre lo que           realmente sucedía sobre el terreno, un gran sector de la           opinión pública mundial ha otorgado su firme apoyo a la           intervención extranjera por razones humanitarias.
La invasión está sobre la mesa de planes del           Pentágono. Se está elaborando para llevarla a cabo sin tener           en cuenta las demandas del pueblo de Libia, incluidos los           opositores al régimen, que han expresado claramente su           aversión ante una intervención militar extranjera en           derogación de la soberanía de la nación.
Despliegue de fuerzas navales y aéreas
Si esta intervención militar se perpetrara,           acarrearía una guerra a gran escala, un ataque relámpago, que           implicaría bombardear objetivos militares y también civiles.
A este respecto, el General James Mattis, Comandante del           Mando Central de EEUU (USCENTCOM), ha dado a entender que el           establecimiento de una “zona de exclusión aérea” implicaría de               facto una campaña de bombardeo a gran escala contra,           entre otros objetivos, el sistema defensivo aéreo libio:
“Sería una operación militar, no bastaría con decirle a           la gente que no volasen aviones. ‘Habría que anular             toda la capacidad de defensa aérea para establecer esa zona             de exclusión aérea, pensar otra cosa es hacerse falsas             ilusiones’.“ (“U.S. general warns no-fly                 zone could lead to all-out war in Libya,             Mail Online, 5 marzo 2011, énfasis agregado).
A lo largo de la línea costera libia se ha           desplegado un potencial naval masivo estadounidense y aliado.
El Pentágono está trasladando sus buques de guerra hacia           el Mediterráneo. El portaaviones USS Enterprise pasó por el           Canal de Suez pocos días después de la insurrección (http://www.enterprise.navy.mil)
También están desplegados por el           Mediterráneo buques de guerra anfibios estadounidenses: el USS           Ponce y el USS Kearsarge.
Se ha enviado a 400 marines estadounidenses a la isla           griega de Creta “antes de su despliegue en buques de guerra           hacia Libia” (”Operation Libya”: US                 Marines on Crete for Lybian deployment,             Times of Malta, 3 marzo 2011).
Mientras tanto, Alemania, Francia, Gran           Bretaña, Canadá e Italia se preparan para desplegar navíos de           guerra a lo largo de la costa libia.
Alemania ha desplegado tres buques de guerra pretextando           que van a ayudar en la evacuación de los refugiados que se           encuentran en la frontera entre Túnez y Libia. “Francia ha           decidido enviar el Mistral, su buque-transporte de           helicópteros, que, según su Ministerio de Defensa, contribuirá           a evacuar a miles de egipcios”(“Towards                   the Coasts of Libya: US, French and British Warships                 Enter the Mediterranean“, Agenzia             Giornalistica Italia, 3 marzo 2011). Canadá ha enviado           (2 de marzo) la Fragata Naval HMCS Charlottetown.
Mientras tanto, la 17ª Fuerza Aérea           estadounidense, denominada Fuerza Aérea EEUU para África, con           sede en la Base de la Fuerza Aérea de Ramstein, Alemania, está           ayudando en la evacuación de refugiados. Las instalaciones           aéreas de EEUU y la OTAN en Gran Bretaña, Italia, Francia y           Oriente Medio están a la espera.
Parte II (en inglés): “Operation Libya” and the Battle for Oil
 
			 
			

