Tras la liberación, en Mendoza el precio de las naftas y el gasoil aumentaron entre 3 y casi 6% en la última semana. Pero aún, en términos de dólar, llenar el tanque en la provincia sigue siendo más barato que en Chile o Brasil. Esto, claro, a costa de escasez, una producción que no crece al ritmo de la demanda y mayor importación
Por Federico Manrique
Tras la “desregulación” de los precios de los combustibles y la posterior “liberalización” del mercado ordenada por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, llegaron uno por uno los aumentos. Y aunque se especuló con qué pasaría, a los pocos días se vio que los hilos del mercado interno siguen siendo controlados por el Gobierno y, aunque los precios subieron entre 3% y poco menos del 6%, siguen ubicándose un escalón por debajo en dólares de lo que se paga en Chile o Brasil.
Entre el viernes y el sábado, en Mendoza las naftas súper subieron entre 2,5% y 5%, dependiendo la marca. El diesel entre 3% y 5%; mientras que la Premium aumentó del 3,78% al 8,81% sólo en el lapso de la última semana. Con estos incrementos, el precio de los combustibles Premium ya pasó con creces la barrera psicológica de los $5 para acercarse ya a la de los $6 por litro; mientras que la súper pasó la barrera del dólar por litro y se acerca a los $5. Algo parecido ocurre con el diesel, aunque este registra los menores incrementos.
Desregulado o no, la suba de precios en los combustibles mantiene el mismo modelo aplicado por el Gobierno para el resto de los productos “sensibles”. Como pasa con otros bienes de la canasta básica, Moreno otorga aumentos distribuyendo las cargas y permitiendo que los de segmentos Premium registren los mayores incrementos mientras que los más populares o de consumo masivo suban menos.
Pero si la suerte o desgracia de otros sirve de consuelo o martirio, en Mendoza no estamos tan mal como nuestros vecinos pero sí muy lejos de las economías desarrolladas.
Precio conveniente
En efecto, aún con los aumentos de la última semana, los precios de los combustibles líquidos en Mendoza son mucho más bajos que los de Chile o Brasil, pero están muy por encima de lo que se paga en Estados Unidos.
En Chile el valor promedio de la nafta 95 octanos, el equivalente nacional de la súper, tiene un precio promedio por litro de $743. En dólares (al tipo de cambio de hoy de $475,44) equivale a U$S1,56 por litro. En Chile, la Premium cuesta $764 (U$S1,60) y el diesel $592 (U$S1,24) por litro.
En Argentina, tomando los valores más bajos que son los que cobra YPF (tiene el 59,9% del mercado) al tipo de cambio actual ($4,056 por dólar), el litro de súper cuesta en dólares U$S1,084, la Premium U$S1,23 y el diesel U$S0,84.
La ventaja es elocuente. Pero Chile es sólo un país importador de petróleo y por lo tanto es vulnerable a los vaivenes de la cotización internacional del barril. ¿Qué pasa en Brasil con los precios? Este país, como Argentina, produce petróleo.
Tomando datos oficiales del Gobierno de Brasil al 2 de abril de 2011, los precios promedio al consumidor en este país marcan que el diesel cotiza a R$ 2,01 (esto, al tipo de cambio actual, es U$S1,24) por litro, el etanol R$ 2,296 (U$S1,42) y la nafta a R$ 2,714 (U$S 1,68).
No hay caso. Lo curioso es que si lo que se quiere es encontrar un lugar donde conseguir combustibles más baratos, hay que ir al lugar menos pensado.
En base a datos oficiales del Gobierno de Estados Unidos al 28 de marco de este año, la nafta cotiza a valores promedio en U$S3,596 el galón (4,25 litros), lo que da un precio por litro de U$S0,846. El diesel cuesta U$S3,932 el galón, esto es U$S0,92 el litro.
La explicación es más simple de lo que se piensa. En países como Brasil, Argentina y Chile, el precio de los combustibles arrastra un componente fiscal (sí, se pagan impuestos al cargar nafta) que llegan a representar hasta casi el 50% del valor del litro de nafta, por eso son incluso en dólares más caras aquí que en EEUU.
Todo tiene un costo
Saber que en la Argentina todavía se pagan combustibles mucho más baratos que los vecinos de la región permite tener otra mirada a problemas que se están volviendo cada vez más recurrentes como son la escasez, largas colas, una demanda creciendo muy por encima de la oferta, concentración en el negocio de las estaciones de servicio y suba del gasto público para financiar la creciente importación.
Como muestra bastan algunos datos. En el primer bimestre de 2011, la producción de combustibles creció 3,8% sobre el mismo período de 2010: la nafta especial aumentó 7,3%, mientras que el gasoil trepó 3%. En el total de 2010, la producción de combustibles aumentó 2% respecto de 2009 revirtiendo la baja del 3,8% verificada en ese año pero aún por debajo de los años 1998 a 2001, advierte un informe de la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales (IES).
Esto contrasta con la suba registrada en las ventas de combustibles en el mercado interno, que crecieron 6,6% en el primer bimestre de 2011. Sólo las ventas de nafta súper treparon 10,9%, por el auge del parque automotor y el mayor uso de los vehículos particulares, que derivó en una escasez del producto y obligó a importar, por parte del Estado, una cantidad superior al 2010, señala el estudio de IES, antes de agregar que las ventas de gasoil aumentaron 5,8%, como reflejo de la mayor actividad en el sector agrícola por el aumento en las cosechas, factor que impulsó, junto con la recuperación en la industria, al aumento en el consumo por parte del transporte automotor.
Que la demanda crezca muy por encima de la oferta hace que se exporte menos para empezar a importar más combustibles.
Volviendo al informe del IES, las exportaciones de hidrocarburos en enero – febrero de 2011 llegaron a U$S381 millones, un 36% por debajo de los U$S596 millones exportados en iguales meses de 2010. Esto se da mientras las importaciones crecieron 262,5%, al pasar de U$S164 millones a U$S596 millones, por lo que se revirtió el fuerte descenso registrado en el total del 2009 y se acentuó la suba con relación al 2010.
Como ocurre con el resto de los subsidios, lo que no pagamos como consumidores lo hace el Estado haciéndose cargo de los mayores costos de no producir en relación a la demanda.
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