La petrolera firmó una opción de compra por la parte que tiene la inglesa BG en la distribuidora de gas, que atraviesa problemas financieros.
Finalmente YPF será el anunciado “socio” que salvará a Metrogas. La petrolera, que ya es accionista de la distribuidora de gas metropolitana, firmó una opción para comprarle a la inglesa British Gas (BG) su parte en Gas Argentino (GASA), la firma que controla Metrogas. Hacía tiempo que los ingleses querían abandonar la concesionaria, pero no encontraban comprador. YPF tendrá hasta el 31 de agosto para cerrar la adquisición, plazo que podrá ser prorrogado hasta el 5 de octubre.
“La opción se hará efectiva sólo si se lleva a cabo el proceso de negociación con los acreedores de GASA y de Metrogas en términos que permitan la sustentabilidad de la compañía, así como también si se obtienen las actuaciones y habilitaciones pertinentes por parte del Estado argentino. La opción no obliga a YPF a comprar las acciones en cuestión”, informó la firma en un comunicado. Como productora de gas, YPF no puede ser operadora de una distribuidora. Por eso tramitará un permiso temporario para poder controlarla y sanearla y luego buscarle un socio para volver a tener una participación minoritaria.
BG es dueña del 54,67% de GASA e YPF posee el restante 45,33%. A su vez, GASA es la propietaria del 70% de Metrogas. El resto se lo reparten la ANSES (8,13%), los empleados y accionistas bursátiles. Tanto GASA como Metrogas están en concurso de acreedores, a raíz de deudas que no pudieron pagar.
Con la operación, BG (que mantiene un juicio contra la Argentina), se irá del país.
A fines de 2009, cuando la distribuidora de gas metropolitana tenía que hacer frente a un vencimiento de la deuda y estaba a un paso del default, Sebastián Eskenazi, número uno de YPF, había dicho que la situación de la empresa se iba a encaminar con el ingreso de un socio. En ese momento, incluso, el Gobierno amenazó con la intervención de la compañía si entraba en default. Finalmente, los accionistas capitalizaron la sociedad para que pudiera pagar ese vencimiento.
Pero seis meses después la compañía volvió a encontrarse frente a un vencimiento y, esta vez, decidió pedir su concurso. En ese momento, julio del año pasado, el Gobierno decretó su intervención “para garantizar la normal prestación del servicio público”.
Ahora, YPF tendrá que encarar la reestructuración de la deuda de GASA, de US$ 100 millones, que quedó pendiente desde 2005, cuando se había acordado que las acreencias se convirtieran en acciones de la compañía. El principal acreedor de GASA era el fondo Ashmore. Sin embargo, este pacto nunca recibió la autorización del Gobierno y, finalmente, se cayó. También deberá resolver el pasivo de Metrogas, que llega a US$ 250 millones.
Metrogas también espera una actualización tarifaria que será más fácil de negociar con un socio argentino al frente de la operación.
iEco