La estrepitosa baja que sufrió el precio de la acción provocó un duro impacto en el valor de mercado de YPF
Por Pablo Wende | Ámbito Financiero
La caída fue de nada menos que u$s 4.000 millones en cuestión de semanas. El 23 de febrero la valuación de la empresa llegaba a u$s 16.100 millones. Luego de la nueva caída que sufrió ayer, pasó a exactamente u$s 12.000 millones.
Ayer la acción perdió otro 1,7% en Nueva York, y finalizó en u$s 30,60. Este valor está muy lejos de los u$s 42 a los que se colocó el papel en Wall Street en marzo del año pasado, cuando Repsol vendió un 8% en el mercado. En aquel momento, la crítica a los bancos que estuvieron al frente de la operación era que la acción se había colocado a un precio demasiado barato. Según se desprendía entonces de distintos informes de research, no debía bajar de los u$s 45. El recorrido inicial pareció darles la razón, porque llegó a los u$s 53.
Sin embargo, la creciente disputa con el Gobierno desplomó el precio de la acción y el valor de mercado de la empresa. ¿Se justifica semejante derrumbe? Desde el punto de vista objetivo y sin tener en cuenta el consenso político, la respuesta inicial es que no. Un analista local que sigue la acción lo explicaba en estos términos: «La compañía está aumentando la producción y las proyecciones indican que ganaría incluso más plata que el año pasado. Si se realiza una comparación con otras petroleras internacionales, YPF debería valer unos u$s 17.000 millones».
Repsol también vendió sucesivos porcentajes menores de la compañía en ventas en bloque de manera directa. Los inversores que en aquel momento adquirieron participaciones de YPF pensando en que estaban comprando a un precio con fuerte descuento, ahora atraviesan un momento delicado.
En vez de aprovechar el aumento del barril del petróleo, que debería reflejarse en el precio de la empresa, deben asumir fuertes pérdidas en sus carteras. La posibilidad de un repunte luce hoy lejana.
Pero esta fría lectura del balance debe ser contrastada con la fuerte ofensiva política desatada el mes pasado, la cual fue incrementándose con el correr de las semanas. Ahora uno de los escenarios factibles es que las provincias terminen quitándole a YPF la concesión de algunas áreas. La justificación para dar este paso sería que la petrolera no invirtió todo lo que había comprometido en los últimos años.
Otra alternativa, pero que precisaría de aprobación legislativa, es declarar al petróleo un «bien público», tal como sucedió con el papel de diario a fin de año, lo que allanaría el camino para una intervención de la empresa.
Ahora la atención está puesta en el discurso que mañana Cristina de Kirchner dará ante la asamblea legislativa, en la inauguración de las sesiones ordinarias. Pero la Presidente fue preparando el terreno para lo que vendrá. Anteayer, en el acto de Rosario, se preguntó: «¿Cómo puede ser que en la Argentina, con una plataforma y con yacimientos, tengamos que importar 10 mil millones de dólares en combustibles?».
También está pendiente de la definición del Gobierno el consorcio de bancos que le prestó los fondos al grupo Eskenazi, vía Petersen Energía, para la compra del 25% (en dos tramos, uno en 2008 y el otro en 2011).
Sucede que en mayo vence una cuota de u$s 400 millones, que supuestamente sería repagada con las utilidades de la empresa. En la medida en que no se admita la distribución de utilidades, lo más factible es que esta deuda deba ser renegociada.
Ámbito Financiero
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Inversores huyen de YPF por el conflicto
El papel derrapó 7,5% ayer y cae 24% en el mes
Las acciones de YPF se desplomaron un 7,5% ayer en la Bolsa porteña para ajustarse a la desvalorización registrada anteayer y ayer mismo en Wall Street, plaza en la que habían derrapado 5,6% el lunes (mientras aquí no había operaciones por el nuevo feriado) y otro 1,7% la víspera.
Así, los papeles de la compañía acumulan un ajuste del 24% promedio en el último mes, lapso en que recrudeció el acoso oficial (la empresa recibió denuncias de cartelización, multas varias e intimaciones) y las versiones sobre un plan para reestatizarla que, aunque para los analistas de mercado luce “improbable”, indudablemente pone nerviosos a algunos inversores que prefieren desprenderse de la acción, aunque tengan que convalidar menores precios.
El castigo se hizo sentir un día antes de que Repsol, la española controlante de YPF desde su privatización, dé a conocer su balance 2011 con un recorte en sus beneficios, por los problemas que enfrentó para producir en Libia o aquí en Santa Cruz por protestas gremiales.
Esa impresión quedó en buena medida confirmada ayer, cuando se anunció la cancelación de la conferencia de prensa prevista para anunciar esos resultados por “problemas de agenda” de su presidente, Antonio Brufau.
Esa tradicional conferencia, en la que Brufau acostumbraba a responder con paciencia y detalle preguntas, será reemplazada hoy por un comunicado que será difundido antes de la apertura de la Bolsa madrileña.
La suspensión del encuentro estaría vinculada con la renuencia a hacer declaraciones sobre el conflicto entre su filial argentina, YPF, y el Gobierno.
Incluso, para el diario económico Expansión, de España, buena parte del recorte en los beneficios que Repsol oficializaría hoy hay que adjudicarlas al “conflicto que mantiene con el gobierno argentino”.
La Nación