Por Graciela Iglesias | Para LA NACION
Lejos de haberlo perdido en medio de la arrasadora crisis económica global, los irlandeses parecen haber tenido dormido el “tigre celta” durante los complicados últimos tres años. La noticia puede que parezca fruto de la imaginación de George Bernard Shaw, pero no deja de ser verdad: justo la víspera del Día de San Patricio, la firma local Providence Resources (Recursos de la Providencia) confirmó la existencia de un yacimiento petrolífero y de gas capaz de convertir la isla esmeralda en una suerte de Kuwait europea.
Ante la delicadísima coyuntura económica por la que atraviesan los irlandeses, el hallazgo es de particular significación, ya que con una producción potencial calculada en los 110.000 millones de dólares, la cifra se acerca en gran medida a los 111.000 millones que su país recibió como préstamo de emergencia de la Unión Europea en 2010.
Eso no es todo. Los resultados de los análisis realizados en el pozo Barryroe, en aguas ubicadas 50 kilómetros al sur de la ciudad portuaria de Cork, que ya cuenta con una refinería, pueden empalidecer frente a lo que se espera que se anunciará en los próximos meses de otras exploraciones actualmente en curso en la costa oeste.
El área donde se encuentra Barryroe forma parte de un campo petrolífero que promete ofrecer hasta 893 millones de barriles de oro negro. El gobierno irlandés considera que el llamado Irish Atlantic Margin (Margen Atlántico Irlandés) cuenta con un potencial de reservas petroleras y de gas equivalente a los 10.000 millones de barriles.
“La estructura geológica de esa zona es aún más grande y menos fracturada que la de las inmediaciones del pozo Barryroe”, sostuvo Fergus Cahill, director de la Asociación Irlandesa de Operadores Offshore.
Con ese tesoro en la mira, la mayor firma petrolera privada del mundo, Exxon Mobil, así como la italiana Eni y la española Repsol ya adquirieron un bloque de exploración, el Dunquin, en la denominada cuenca Puercoespín. Providence Resources y su rival local San Leon Energy también están involucradas en las operaciones prospectivas.
Varios de esos pozos fueron perforados en la década del 70, pero las grandes corporaciones los abandonaron por no contar entonces con la tecnología necesaria para sacar a la superficie recursos ubicados a más de 100 metros de profundidad, especialmente cuando el crudo apenas valía 35 dólares el barril. Esta semana, en cambio, el precio del crudo Brent pasó los 125 dólares por barril.
“Lo que hemos hallado en el pozo Barryroe excedió todas nuestras expectativas. Para nosotros es como habernos sacado la lotería”, sostuvo Tony O’ Reilly, director ejecutivo de Providence Resources.
Durante las exploraciones, la firma irlandesa recogió allí 3514 barriles de crudo “altamente fluido, liviano y dulce,” es decir, de alta calidad. Esto es casi el doble de los 1800 barriles mínimos necesarios para declarar el yacimiento comercialmente viable. Anteayer, la compañía anunció además la extracción de siete millones de pies cúbicos de gas por día, con una presión que podría pasar los 17 millones de la misma unidad.
“Estamos sumamente complacidos con ese resultado especialmente porque el pozo se encuentra a sólo tres kilómetros de distancia de un tendido de gasoducto ya existente lo cual reducirá los gastos transporte aumentando así las ganancias”, destacó O’ Reilly.
Euforia
Todo esto causó natural euforia en la prensa irlandesa la cual transmitió la noticia con titulares del tipo “Hallazgo de gas y petróleo despierta la fiebre del oro negro”.
Similar eco tuvo en toda la clase política, incluso entre representantes de grupos ecologistas. “Es obvio que esto constituye una bendición económica para Irlanda y esto es algo que necesitamos muchísimo. Al contar ya con la infraestructura necesaria para el transporte y refinamiento, los riesgos para el medio ambiente afortunadamente no son de gran consideración”, sostuvo Dan Boyle, del Partido Verde.
La sensación generalizada de estar frente a un “segundo milagro irlandés” se vio potenciada por una serie de datos que, independientes de estos anuncios, ya daban augurio de recuperación económica.
Por más que técnicamente se encuentra en recesión, en términos interanuales, Irlanda cerró el año 2011 con un crecimiento del 0,7%, después de tres años consecutivos de caídas en la producción. Las exportaciones crecieron un 2,3% o acompañadas por una disminución en las importaciones del 0,4 por ciento.
Esta no es la primera vez que la economía irlandesa vuelve a la vida como Lázaro. Desde la hambruna sufrida entre 1845 y 1852 hasta fines de la reciente década del 80, la principal exportación de Irlanda era su propia gente. En 1995, la presidenta Mary Robinson todavía hablaba de la “quinta provincia” en alusión a la diáspora estimada en 30 millones de personas con ancestros irlandeses desparramadas por el mundo.
Pero en cuestión de una década tanto la mala racha como el flujo migratorio dieron un vuelco a la inversa. Con el padrinazgo de la Unión Europea y un crecimiento basado sobre el área de servicios, Irlanda se convirtió en el “tigre celta”, ese modelo de referencia para todo país en busca de un desarrollo rápido y sostenido. La crisis financiera global en 2008 dejó, sin embargo, al descubierto su talón de Aquiles: el descontrol especulativo en los sectores bancario e inmobiliario.
La gran incógnita consiste ahora en saber si la bonanza petrolera permitirá que la buena fortuna irlandesa eche finalmente raíces o simplemente conducirá a un nuevo ciclo de apoteótico auge económico seguido por una espectacular caída.
Paso a paso
1) El primer “milagro”
En los 80, el país, empobrecido, recortó impuestos, desregularizó la economía, se abrió a las inversiones y se transformó en una de las naciones más vibrantes.
2) Una caída estrepitosa
Con el estallido de la crisis financiera global, en 2008, la economía se despedazó en tan sólo meses y el país debió ser rescatado por la UE.
3) ¿Otro “milagro”?
El descubrimiento de un gigantesco yacimiento de petróleo devolvió la esperanza a Irlanda.
La Nación