Día internacional de los humedales
Nuestra región del delta del Paraná representa el final del mosaico de humedales más grande del mundo, que se inicia en el Mato Grosso brasilero y culmina en el estuario del Río de la Plata.
Hace 42 años, un 2 de febrero, a orillas del mar Caspio, en una pequeña ciudad iraní llamada Ramsar, se firmó un tratado internacional en pos de la defensa de ecosistemas particulares, que mixturan ambientes terrestres y acuáticos. Estos ecosistemas son conocidos como humedales.
Nuestra región del delta del Paraná representa el final del mosaico de humedales más grande del mundo, que se inicia en el Mato Grosso brasilero y culmina en el estuario del Río de la Plata. El delta del Paraná es una gigantesca llanura de inundación de 17 mil kilómetros cuadrados pero, a pesar de ser tan vastos e importantes, el Estado nacional sólo protege el 0,3 por ciento de este territorio.
Además de contribuir a la captura de gases de efecto invernadero, de purificar el aire, de aminorar los impactos de sequías e inundaciones, de brindar materiales de construcción, remedios y alimentos a las personas que viven en ellos, de ser reservas de agua dulce para las generaciones futuras, los humedales son vitales para proteger y purificar el agua dulce que actualmente consumen millones de personas. Basta con mencionar algunas ciudades que dependen de estos humedales para obtener agua potable: Asunción del Paraguay, Cuiabá, Corumbá, Concepción, Formosa, Resistencia, Corrientes, Santa Fe, Reconquista, La Paz, Goya, Victoria, Paraná, Diamante, Rosario, Coronda, Villa Constitución, San Nicolás, Escobar, Capital Federal.
La filosofía Ramsar, aquella idea que empezó a discutirse en gran parte del Planeta Tierra desde el 2 de febrero de 1971, gira en torno al concepto de “uso racional” de los humedales.
Argentina adhiere a los puntos de dicha convención, pero hace un año, el día 30 de enero de 2012, los habitantes que compartimos el delta fuimos alertados de un intento de mega atropello ambiental que buscaba cambiar la estructura natural de las islas para acomodarla a la lógica de los agro-negocios: el gobierno entrerriano sancionó la ley 10.092, que pretendía privatizar las islas fiscales (públicas, de todos) para entregárselas a una sociedad anónima arrocera por cien años, con el objeto de que las reservas superficiales de agua dulce fueran monocultivadas con arroz for export. La ley se votó a oscuras, sin difusión, pero este intento de acto de salvajismo ecológico fue destapado por los medios y, cuando la noticia salió a la luz, la presión social, mediática y política no tardó en hacerse masiva, unificada y contundente. Es aquí cuando desde las redes sociales nace nuestro grupo, El Paraná No Se Toca, que todavía guarda los ecos de aquella lucha y luce en su información de portada: este es un grupo de autoconvocados que se formó por la indignación en relación a la sanción de una ley que concesionaba, durante 99 años, tierras fiscales de las islas entrerrianas a una S.A. dedicada al cultivo de arroz.
La presión contundente y el camino vertiginoso que llevaba estos hechos hacia un bochorno nacional como fue el de Famatina, logró que el intento de mega atropello ambiental encabezado por Sergio Urribarri fuera detenido súbitamente, haciendo que se derogara la ley 10.092.
Una vez detenido el intento de reemplazar la biodiversidad de las islas por monocultivos de arroz, las relaciones entre los actores de distintas regiones del delta se fortalecieron y El Paraná No Se Toca logró ser parte de la red de organizaciones ambientalistas que ya estaba trabajando en todo el delta del Paraná. Desde entonces se estableció un estado permanente de alerta ambiental, pues a pesar de dar marcha atrás con la ley 10.092, el gobernador entrerriano seguía ostentando en su discurso la palabra “soberanía” frente a las presiones de las provincias de Santa Fe y Buenos Aires. Soberanía que, para esta gente, parece significar “entregar lo que es de todos a unos pocos que mucho tienen”.
Entre los protagonistas de las marchas de principio de 2012, muchos que ya se conocían desde hace años y otros que por primera vez se acercaban al río, se decidió armar un grupo de autoconvocados en Rosario, seguir manteniendo el nombre de El Paraná No Se Toca, pero agregándole la consigna de El Río Nos Une, para mostrar la solidaridad que existe entre las personas que compartimos el delta pues, a pesar de pertenecer a tres provincias diferentes, los humedales del Paraná forman una gran comarca que interrelaciona a la gente de la isla y de ambos márgenes del valle de inundación: Diamante-Coronda, Gaboto-Las Cuevas, Victoria-Rosario, Ibicuí-Baradero, Zárate-Villa Paranacito.
Desde entonces, desde El Paraná No Se Toca comenzamos una lucha contra los terraplenes ilegales que se multiplican por decenas en las islas del Departamento Victoria, y en la cual hemos sido testigos de la corrupción, la necedad y/o la cobardía de los funcionarios públicos, que en algunos casos son socios de estos empresarios para destruir la isla en pos de multiplicar cabezas de ganado y en otros son amenazados mediante intimidatorias cartas documentos. Corrupción y cobardía es lo que se encuentra al golpear las puertas de las dependencias públicas entrerrianas.
2 de febrero, día de los humedales. Como dijimos en un principio, la filosofía Ramsar gira en torno al concepto de “uso racional” de los humedales pero, ¿se puede hacer un uso racional cuando se corta un curso de agua, se prohíbe la entrada a quienes trabajaron de la pesca en esos espejos de agua por generaciones? ¿se puede hacer uso racional cuando no se respeta la ley, cuando se obra con impunidad feudal y se aprovecha la condición de “político” para entregar humedales a amigos y parientes, desatendiendo al ecosistema y a su poblador histórico?
Los humedales están en riesgo, y con ellos el legado cultural de los pueblos originarios y de nuestros compatriotas isleros; con los humedales en riesgo también peligran las especies naturales que sobreviven en el río de la vida, entre las pampas agropecuarias de la soja.
Qué vamos a hacer con nuestro gran Paraná, con sus humedales, con sus reservas de agua dulce en superficie, con los reservorios de flora y fauna… todo eso que llamamos simplemente “la isla”. ¿Vamos a permitir que pocos se lleven para sus arcas lo que ha sido de muchos por miles de años? Está en peligro la isla, está en peligro su gente, está en peligro el agua.
Pero podemos salvar este complejo ecosistema que por suerte todavía tiene gran parte de su territorio sano. Se puede salvar, estamos a tiempo, trabajamos para eso, y cada día somos más.
El Paraná No Se Toca — El Río Nos Une, en el Día Internacional de los Humedales. 2 de febrero de 2013.
Centro de Protección a la Naturaleza
Campaña “Paren de Fumigarnos!”
Belgrano 3716 – CP 3000 – Santa Fe – tel. 0342 4531157
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