La explotación de carbón de baja calidad en un rincón austral inaugura otro frente de la guerra social y ambiental que vive el complejo sector energético de Chile.
Mariana Jarroud.- Un megaproyecto de explotación de cinco yacimientos de carbón a cielo abierto se lleva a cabo en la chilena isla Riesco, en el extremo más austral de América del Sur, hábitat de huemules, pumas, ballenas jorobadas y más de 100 especies de aves.
La isla Riesco se encuentra en los límites sureños de la Patagonia chilena, en la ribera norte del Estrecho de Magallanes.
Las minas Invierno, Elena, Área Oeste, Adela y Río Eduardo conforman la inversión de la Compañía de Petróleos de Chile (Copec) y la naviera Ultramar para llevar a cabo una de las explotaciones carboníferas de mayor envergadura en América Latina.
El primer yacimiento fue aprobado por el Servicio de Evaluación Ambiental de la región de Magallanes el 15 de febrero de 2011 y ratificado en agosto del mismo año por el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad, pese a más de 1.500 observaciones presentadas por organizaciones ecologistas y ciudadanas.
La mina Invierno, que ya entró en funcionamiento, supone una inversión de 530 millones de dólares para extraer unas seis millones de toneladas de carbón al año.
De acuerdo a estudios preliminares, las reservas totales de este yacimiento suman 73 millones de toneladas y permiten una operación continua durante por lo menos 12 años.
Isla Riesco está más de 3.000 kilómetros al sur de Santiago. Su superficie de 5.000 kilómetros cuadrados la hacen la cuarta isla más grande de Chile.
Alberga la reserva nacional Alacalufes, con gran parte de territorio virgen, además de poblaciones de huemules, pumas y 136 especies de aves, muchas de ellas en peligro de extinción.
Sus costas son hábitat de cuatro especies de delfines, pingüinos y de la ballena jorobada, que se alimenta en el Parque Marino Francisco Coloane, próximo a la isla.
Tiene poco más de 150 habitantes, repartidos en 30 “estancias” (fincas), que viven de la ganadería ovina y bovina, del turismo de aventura, de contemplación y rural, así como de la pesca y la piscicultura.
Pero la región de Magallanes posee la principal reserva carbonífera de Chile, clave para un país cuya demanda energética está en alza y que depende de las importaciones.
Pero la ecologista Ana Stipicic, portavoz del grupo ciudadano Alerta Isla Riesco, dijo a Tierramérica que se trata de un carbón de mala calidad.
Es “un carbón sub-bituminoso B y C, de baja ley y poder calorífico, por lo que se debe quemar mucha más cantidad para obtener el calor necesario y es uno de los más contaminantes”, dijo Stipicic.
“El carbón de isla Riesco se quiebra con mucha facilidad, lo que provocará toneladas de dispersión de carboncillo al ambiente”, aseveró.
La mina Invierno a cielo abierto es un gran hoyo de casi 500 hectáreas y 180 metros de profundidad. Afecta en forma más directa una zona de 1.500 hectáreas, que incluye el área perforada y tres sitios de depósito de residuos de 60 metros de altura.
El proyecto incluye un puerto, que ya funciona, donde se realizan labores de chancado (reducción del material en partículas más pequeñas), almacenamiento, carga y transporte del carbón.
La empresa Minera Isla Riesco –cuyos accionistas son Copec y Ultramar– efectuó el 22 de marzo su primera carga de prueba en el puerto, con resultados desastrosos, según Stipicic.
Mientras se cargaban 30.000 toneladas de carbón, inesperadamente comenzó a emanar una cortina de polvo negro que cubrió la nave transportadora Tatio.
Los ejecutivos de la minera admitieron que el episodio dio “una imagen desastrosa e indeseada”. El gerente de Sustentabilidad, José Manuel Aguirre, atribuyó el problema a varias malas coincidencias del sistema de carga.
El carbón fue igualmente despachado a centrales termoeléctricas del norte de Chile y a Europa, aunque será Asia el mercado que absorberá entre 40 y 50 por ciento de la producción de la mina.
La diputada por Magallanes Carolina Goic, del opositor Partido Demócrata Cristiano, aseguró a Tierramérica que el episodio evidenció desprolijidades del proyecto y confirmó parte de los temores de sus detractores.
Los legisladores de la región “hemos fiscalizado la normativa ambiental y laboral, que apunta a varios compromisos que estableció la empresa y que no se han cumplido”, dijo Goic. Estos incumplimientos provocaron, por ejemplo, una extensa huelga de los trabajadores del yacimiento, agregó.
El 2 de este mes, la empresa anunció en su sitio web un segundo cargamento de prueba, que se realizó “con toda normalidad y altos estándares ambientales”.
Stipicic, por su parte, denunció errores en el estudio de impacto ambiental de Mina Invierno pues, en un informe de 6.000 páginas, “omitió un buen análisis del tipo de carbón que se extraerá y la suma de todos los impactos que tendrá el proyecto”.
La activista añadió que “el modelo de dispersión de contaminantes se realizó para un promedio de 30 kilómetros por hora (km/hora) de rachas de viento, pero en Magallanes solo la semana pasada tuvimos casi 180 km/hora”.
Flavia Liberona, de la ambientalista Fundación Terram, dijo a Tierramérica que isla Riesco es “una zona de ecosistemas únicos, valiosos, prístinos y, por lo tanto, el impacto de la minería, aun pensando que estamos con el primer proyecto, es gravísimo”.
Además, “hay antecedentes de que todo este carbón, que hay que transportar vía barco, también genera un nivel de acidificación de las aguas en el borde costero”, agregó.
Se estima que el carbón de isla Riesco abastecerá 30 por ciento de la demanda nacional de este mineral.
De momento, funcionan 13 centrales termoeléctricas a carbón, 10 se están construyendo y otras cinco están en la etapa de proyectos a ser aprobados.
“Nuestra matriz energética está altamente carbonizada”, dijo Stipicic. Con la capacidad instalada y en construcción, el país llegaría a 55 por ciento de generación eléctrica a base de carbón, uno de los hidrocarburos cuya combustión libera más gases de efecto invernadero. “Es mucho”, aseveró.
Sin embargo, es posible mejorar el consumo de carbón y de otros combustibles sólidos mediante una normativa que regule las plantas termoeléctricas, “pero eso no existe en Chile”, advirtió Liberona.
Alerta Isla Riesco presentó una demanda judicial que busca paralizar la mina Invierno.
“Estamos demandando a la mina, a la ministra del Medio Ambiente (María Ignacia Benítez), por ser la presidenta del Consejo de Ministros, y al intendente (gobernador) de Magallanes (Mauricio Peña y Lillo), por ser el presidente de la Comisión Regional del Medio Ambiente”, detalló Stipicic.