Ray Smith.- La energía hidráulica es la principal fuente de electricidad en los países alpinos. Pero pese a su importancia para el cambio hacia alternativas renovables en Europa, en Austria y en Suiza están en suspenso algunos proyectos de construcción de infraestructura hidroeléctrica.
En los días ventosos del verano alemán, cuando millones de paneles absorben el sol y las turbinas eólicas funcionan a toda velocidad, la red eléctrica no puede absorber el exceso de energía.
Los domingos, en especial, la producción supera la demanda. El resultado es la disminución de las tarifas. Incluso aparecen números negativos, lo que quiere decir que los clientes cobran por la compra de electricidad.
El mercado energético de Europa está liberalizado. Lo que pasa en Alemania afecta a sus vecinos, y las centrales hidroeléctricas suizas no pueden competir en esas condiciones.
El auge de la energía hidráulica suiza es historia. Esta fuente, que cubre 55 por ciento de la demanda, atraviesa una crisis de rentabilidad debido a que las tarifas se redujeron 20 por ciento respecto del año anterior.
En esas condiciones, las grandes productoras de electricidad de Suiza, Alpiq, Axpo, BKW y Reponer, no están tan dispuestas a invertir para optimizar y agrandar su infraestructura.
De hecho, Repower anunció una disminución de sus inversiones de 35 por ciento para los próximos 10 a 15 años.
Andreas Meyer, responsable de medios de Alpiq, dijo a IPS que los subsidios masivos a las energías renovables desestabilizaron el mercado y pusieron en duda la rentabilidad de las centrales térmicas e hidroeléctricas y bloquearon las futuras inversiones.
Actualmente, Alpiq tiene un programa de desinversión y teme que continúe el deterioro de las tarifas.
Pero el desarrollo de la energía hidráulica en Suiza es motivo de controversia.
El gobierno estima que será de entre cuatro y cinco teravatios por hora, pero el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) sostiene que serán solo 1,5 teravatios. En cualquier caso, su potencial es demasiado bajo.
Sin embargo, Suiza subsidia a las pequeñas centrales con una capacidad menor a 10 megavatios, independientemente de su eficiencia y del daño ecológico que causen.
Gracias a las subvenciones, los pequeños proyectos hidroeléctricos se volvieron muy rentables.
Pero WWF reclama el fin de los subsidios.
“Es una locura total construir nuevas centrales en aguas vírgenes”, dijo Christoph Bonzi, de WWF Suiza, en entrevista con IPS.
Actualmente, 95 por ciento de las fuentes de agua del país se utilizan para generar electricidad.
Por una vez, los conservacionistas y los principales proveedores de energía opinan lo mismo del sistema de subsidios de Suiza, que favorece a los pequeños proyectos hidroeléctricos.
“¿Acaso no es absurdo que los subsidios a las nuevas energías renovables generen una situación en la que hasta otras tecnologías sistémicas necesiten apoyo?”, indicó Werner Steinmann, portavoz de Repower.
El auge de la energía eólica y de la solar en Europa incrementó la demanda de almacenamiento de electricidad, ya que ambas son fuentes fluctuantes. Alemania, Austria y Suiza coincidieron el año pasado en aumentar las capacidades de las plantas hidroeléctricas de almacenamiento por bombeo en un esfuerzo concertado.
Varias de esas centrales están en construcción en los Alpes suizos. Pero todavía no se sabe si las inversiones valdrán la pena.
Sin embargo, algunas compañías suizas de energía no se oponen a todos los subsidios para las energías renovables.
El mayor accionista de Repower es el cantón de los Grisones, cuyo consejero jefe, Mario Cavigelli, rompió un tabú al reclamar subsidios para la electricidad generada en grandes centrales hidroeléctricas. También pidió la disminución de los fondos para las pequeñas iniciativas.
Pero se trata de un reclamo discutido dentro del sector.
La encargada de medios de Axpo, Daniela Biedermann, dijo que no se pueden resolver los problemas de los subsidios agregando nuevos.
“Debemos discutir cómo implementar las nuevas energías renovables en un sistema orientado al mercado”, arguyó.
La Asociación Suiza para la Gestión del Agua (SWV, por sus siglas en inglés), que representa al sector, reclama que los subsidios a la energía hidroeléctrica no se limiten solo a las pequeñas centrales. La organización propone que se use el criterio de la eficiencia, un aspecto ignorado por el actual sistema.
La SWV quiere que se promuevan los proyectos que generen más electricidad por dólar subsidiado.
Pero los conservacionistas no están tan contentos con las nuevas demandas corporativas.
En nombre del “interés nacional”, las empresas han tratado de explotar incluso reservas de agua protegidas. El WWF prefiere mejorar la eficiencia en vez de usar hasta la última gota del líquido vital para producir electricidad.
Del otro lado de la frontera, las empresas de Austria afrontan problemas similares.
Actualmente, alrededor de 60 por ciento del suministro eléctrico se cubre con la energía hidráulica local. El sector trató de aumentar su capacidad a siete teravatios por hora hasta 2020.
“Seguramente no podamos alcanzar nuestras expectativas”, dijo Ernst Brandstetter, portavoz de Oesterreichs Energie, que representa a los intereses de la industria eléctrica austriaca. Según él, actualmente lo realista es prever solo cuatro teravatios hora hasta 2025.
“Por desgracia, muchos proyectos están detenidos. La industria tiene cinco años de retraso respecto de sus planes de desarrollo”, añadió.
Brandstetter explicó que en lo que respecta a las centrales hidroeléctricas, la situación actual del mercado se caracteriza por una grave inseguridad.
“Muchos proyectos previstos ya no tienen justificación económica”, observó.
Oesterreichs Energie no reclama subsidios, pero quiere un ambiente más propicio para las inversiones.
“Lo más preocupante es que hasta los proyectos de almacenamiento de energía serán rentables”, observó Brandstetter. “Junto con las redes eléctricas, las centrales hidroeléctricas de almacenamiento por bombeo son los facilitadores más importantes hacia un futuro con fuentes renovables”, remarcó.
Brandstetter reclama que se deje de distorsionar el mercado, haciendo que el europeo esté pautado por normas que permitan a todas las fuentes de energía competir en igualdad de condiciones.
El sector hidroeléctrico de Austria y Suiza depende mucho de lo que ocurra en la Unión Europea. Actualmente están en consultas las Directrices de Ayuda a la Energía y el Ambiente 2014-2020.
Habrá que ver en la próxima primavera boreal si las centrales hidroeléctricas alpinas se benefician o no de las nuevas pautas.