MANIFIESTO LATINOAMERICANO POR EL YASUNÍ
Las grandes crisis de la humanidad suelen propiciar ambientes bastante fecundos en ideas, iniciativas y cuestionamientos. La crisis ambiental que nos acoge actualmente, nacida de las maniobras extractivas propias del modelo capitalista que viene agobiándonos históricamente, ha sido un escenario fértil para cuestionar nuestra relación con la naturaleza, para pensar el territorio y para embarcarse en nuevos propuestas alternativas al modelo. Así la iniciativa de “dejar el crudo en el subsuelo”, concebida por organizaciones y ciudadanos ecuatorianos, conscientes de la barbarie ambiental causada por la extracción de petróleo en sus selvas amazónicas, se encamina a proponer estrategias que impidan la continuidad y la implementación de un modelo extractivista en los territorios, llamando a la comunidad internacional a acompañarles en su tarea.
Lamentablemente la propuesta de dejar el crudo en el subsuelo, reconocida posteriormente por el gobierno de Rafael Correa como Iniciativa Yasuní/ITT, se encuentra ahora sepultada por el propio presidente ecuatoriano mediante el Decreto 74 del 15 de Agosto de 2013, que da por terminada la Iniciativa Yasuni-ITT. Procediendo inmediatamente a solicitar a la Asamblea Nacional la declaratoria de asunto de importancia nacional la explotación del petróleo en el bloque Ishpingo-Tambococha-Tiputini del Yasuní, ubicado en la región de mayor diversidad biológica del mundo. No obstante, el potente pueblo ecuatoriano, inalienable ahora en este tema, comprende la importancia ambiental del Yasuní y, por ende, ha solicitado a la Corte Constitucional un dictamen de constitucionalidad a la pregunta que servirá de base para una consulta popular.
Ante este escenario, las organizaciones sociales, ambientalistas, comunitarias, culturales, académicas y la ciudadanía abajo firmantes apoyamos decididamente la propuesta de Consulta Popular, considerando que además de buscar la conservación eficaz de la vida y existencia de la selva amazónica, la consulta es una evidencia de la conciencia creciente de los ecuatorianos frente a su propia naturaleza. Se triunfa con una Consulta Popular porque se reivindican los poderes políticos de la sociedad, se potencia el poder de lo popular y se refuerza el derecho legítimo de los pueblos de tomar decisiones concernientes a su territorio.
Sin lugar a dudas, entendemos que la Constitución Política de la República del Ecuador es una carta audaz en términos de derechos constitucionales y conservación de la naturaleza, y rechazamos la forma en que el gobierno actual pretende transgredirla con la propuesta de explotación del bloque petrolero ITT en el Parque Nacional Natural Yasuní. Rechazamos el decreto presidencial que consideramos ilegítimo, dado que viola los derechos humanos y de la madre tierra contemplados en la Constitución Nacional ecuatoriana. La decisión presidencial vulnera particularmente los siguientes artículos:
Artículo 57.- Relacionado los derechos colectivos de las comunidades, pueblos y nacionalidades.
Artículo 73.- EI Estado aplicará medidas de precaución y restricción para las actividades que puedan conducir a la extinción de especies, la destrucción de ecosistemas o la alteración permanente de los ciclos naturales.
Artículo 395.- El Estado garantizará un modelo sustentable de desarrollo, ambientalmente equilibrado y respetuoso de la diversidad cultural, que conserve la biodiversidad y la capacidad de regeneración natural de los ecosistemas, y asegure la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes y futuras…
Artículo 398.- Toda decisión o autorización estatal que pueda afectar al ambiente deberá ser consultada a la comunidad, a la cual se informará amplia y oportunamente. Artículo
405.- EI sistema nacional de áreas protegidas garantizará la conservación de la biodiversidad y el mantenimiento de las funciones ecológicas…
Artículo 407.- Se prohíbe la actividad extractiva de recursos no renovables en las áreas protegidas y en zonas declaradas como intangibles…
Artículo 413.- El Estado promoverá la eficiencia energética, el desarrollo y uso de prácticas y tecnologías ambientalmente limpias y sanas, así como de energías renovables, diversificadas, de bajo impacto y que no pongan en riesgo la soberanía alimentaria, el equilibrio ecológico de los ecosistemas ni el derecho al agua…
Objetamos los argumentos presentados por Rafael Correa para explotar el petróleo existente en el Yasuní, al decir que los ingresos generados de la explotación son indispensables para mejorar las condiciones de vida de las comunidades amazónicas ecuatorianas, dudamos que esto sea posible bajo el escenario propuesto de explotación. En primer lugar, porque históricamente está demostrado que en el Ecuador las regalías por petróleo no tienen una relación directa con una mejor calidad de vida, por el contrario han sido las comunidades, que habitan las zonas de donde se extrae el petróleo, quienes se cuentan entre los más desabastecidos y con los mayores índices de pobreza.
En segundo lugar, resaltamos que no es posible pretender mejorar las condiciones de vida de las comunidades mediante la explotación petrolera, porque con la degradación de su territorio, se vulneran asimismo sus relaciones sociales y con la naturaleza, que son el sustento real para su vida. La cultura de las comunidades es una manifestación de la naturaleza de la que hacen parte, así pues el desequilibrio de su territorio, será el desequilibrio de su vida, porque su cosmovisión incluye lo que para ellos es conocido: sus ríos, sus alimentos, sus rutas, sus tiempos, su aire, su maraña verde.
Reafirmamos las decenas de razones para defender el Yasuní de cualquier tipo de actividad extractiva, principalmente la riqueza de su biodiversidad, sus relaciones ecológicas tejidas por milenios, sus medicinas, sus particularidades fisiológicas, paisajísticas, su resiliencia, su metabolismo ecológico, sus particularidades étnicas (especialmente la presencia de pueblos en aislamiento voluntario), su valor escénico, su vida, sus millones de años de historia evolutiva. Asimismo rechazamos los modelos gubernamentales basados en el extractivismo, la adicción por el petróleo, la obsesión por el crecimiento económico ilimitado y las economías rentistas.
Rebatimos la idea de que el uno por mil (1×1000) del Yasuní que se explotará es un área mínima o despreciable, pues esa proporción corresponde a la magnífica área de 982.000 hectáreas, que no está distribuida de manera continua, sino que está compuesta por diferentes campos que tendrán que ser interconectados. Por lo cual, el uno por mil presentado como despreciable, aumentará a través del tiempo, por esta razón instamos a las comunidades a no dejarse distraer por la forma conveniente de presentar esta cifra. Asimismo, contradecimos la idea de que la afectación ambiental será mínima por la implementación de modernas tecnologías con poco impacto, pues aún para la explotación horizontal como mínimo se necesita numerosas detonaciones en toda el área solo en la fase de exploración, además se necesitarán también instalaciones para vías de acceso, líneas de transmisión, tuberías en toda el área y usar amplias zonas para la instalación de cada pozo, sin mencionar de los procesos de colonización que provoca la actividad petrolera.
Aplaudimos a los ciudadanos y organizaciones ecuatorianas tanto por la propuesta de “dejar el crudo en el subsuelo” (Iniciativa Yasuní/ITT) como ahora por el llamado a Consulta Popular. En especial a los movimientos de jóvenes que con sus acciones se convierten en un referente histórico para el planeta entero, y el Ecuador como un indiscutible líder en propuestas innovadoras en materia ambiental. Celebramos el mensaje contundente que están dando al mundo, que la permanencia de la vida no tiene discusión, que la vida puede entenderse en términos de ciclos, flujos y sinergias, porque como dice Fritjo Capra, “lo que le hagamos a la tierra nos lo hacemos a nosotros mismos”.
Por último hacemos un llamado a la comunidad internacional, organizaciones ambientalistas, académicas, sociales, espirituales, étnicas y ciudadanos permanezcamos atentos al futuro del Yasuní y continuemos respaldando y acompañando las motivaciones del pueblo ecuatoriano en esta labor de repercusiones planetarias.
Apoyamos la Consulta Popular… queremos un Yasuní vivo y que los ecuatorianos sigan inspirando a las naciones con su proceder!