Hoy como ayer, el comercio internacional orienta el modelo de desarrollo de nuestros países y organiza nuestro sistema productivo. Por ello, afecta cuestiones próximas a nuestras vidas como las oportunidades de trabajo, el tipo de bienes que consumimos y, dado que los acuerdos comerciales incluyen cuestiones como inversiones y regulaciones estatales, impactan también en el sistema educativo y el sistema de salud del que podemos gozar, el acceso a medicamentos, al agua, a la energía, a los alimentos, a los servicios públicos esenciales, a los bienes culturales y al conocimiento.