Comunicado de mujeres en resistencia frente al extractivismo


Del 27 al 29 de abril de 2018, alrededor de 40 mujeres indígenas, campesinas y defensoras de los derechos humanos se reunieron en Montreal para el Encuentro Internacional “Mujeres en resistencia frente al extractivismo”. Durante tres días, estas mujeres de diversas partes de Canadá y cerca de quince países de América Latina, África y Asia intercambiaron experiencias y estrategias de resistencia, al mismo tiempo que denunciaron las amenazas que enfrentan.

Alrededor del mundo, las mujeres están en la línea de frente de las luchas por la defensa de la vida, el medio ambiente, el agua, al igual que de sus culturas y territorios ancestrales. Si bien los proyectos extractivos tienen consecuencias devastadoras para las comunidades de todo el mundo, éstos afectan particularmente a las mujeres, las cuales juegan un papel fundamental en la movilización y la resistencia.

Conclusiones de la reunión

Las participantes informaron cómo la industria extractiva contamina y elimina las principales fuentes de agua en su región. Ante la pérdida de este recurso vital, las mujeres sienten que están perdiendo su autonomía. La soberanía alimentaria, por su parte, es cada vez más difícil de lograr cuando un megaproyecto de minería o hidroeléctrica se instala cerca. A menudo, el establecimiento de una compañía minera impide que las comunidades practiquen la agricultura. Las mujeres se ven privadas de sus medios de subsistencia y de los recursos financieros necesarios para su autonomía.

Muchas mujeres han sido criminalizadas por tratar de proteger su territorio y seguir trabajando la tierra. Al defender su tierra, son víctimas de la represión y privadas de sus derechos fundamentales. A menudo, heredan un registro criminal y son blanco de muchos prejuicios. Se les acusa de oponerse al “progreso” y al “desarrollo”. En muchas partes del mundo, incluso son acusadas de terrorismo según las leyes antiterroristas, que están demostrando ser un medio eficaz para reprimir la movilización social.

La explotación de los recursos por parte del sector extractivo es un tema político, pero las mujeres en resistencia a menudo tienen que luchar para ser percibidas como sujetos políticos. Tienden a ser excluidas de los espacios de toma de decisiones y negociación. La capacitación política, el fortalecimiento de la autoorganización de las mujeres y la participación en el debate público son, por lo tanto, el eje de sus acciones para defender mejor sus territorios.

Las participantes también destacaron las consecuencias sociales de los proyectos extractivos, incluido el aumento de la violencia sexual. El establecimiento de empresas mineras provoca una transformación de las comunidades afectadas. La llegada de trabajadores, principalmente hombres, a las zonas mineras ha provocado un aumento del consumo de alcohol y la prostitución. En un clima de conflicto, varias mujeres han sido víctimas de violación por agentes de seguridad minera. Su cuerpo es a menudo el primer territorio a defender. El acceso a la justicia es difícil, si no imposible, a pesar de la gravedad de estos crímenes.

Las mujeres se ven física y espiritualmente afectadas por las acciones de las compañías mineras que buscan romper la resistencia y dividir las comunidades. Como las primeros protectoras de la tierra, sienten mucha culpa e indignación cuando los territorios se ven afectados por la industria extractivista.

“No hay justicia o posible reparación cuando el daño es irreversible. Cuando no hay árboles, ni agua, ni mujeres libres, no queda vida. Nosotros, los pueblos indígenas, no queremos la minería. No queremos ese tipo de desarrollo”.

– Norma Sancir, Maya q’aqchiq’el, periodista comunitaria para la defensa de los pueblos indígenas en Guatemala y participante en el Encuentro Internacional.

Tejer solidaridades

Mismo si las participantes provienen de diversas latitudes, surgen fuertes resonancias de sus testimonios y sus experiencias de resistencia. En todas partes, las mujeres que luchan contra el extractivismo enfrentan los mismos desafíos. Este espacio de intercambio permitió a las participantes reunir sus fuerzas y renovar sus energías inspirándose en las mujeres que luchan en diferentes partes del mundo.

Uno de los hallazgos de la reunión es la similitud entre el impacto de las numerosas minas canadienses sobre los indígenas en el extranjero y la opresión experimentada por las Primeras Naciones en Canadá. Las participantes destacaron el impacto de esta doble opresión y existe una gran solidaridad entre las mujeres indígenas en Canadá y en otros lugares.

Las reuniones como esta también son espacios de sanación. Las mujeres pudieron cuidarse y expresarse libremente en un lugar donde la apertura de mente y la escucha eran primordiales. A menudo se sienten aisladas e indefensas, en este espacio han podido crear nuevas alianzas y fortalecer sus acciones conjuntas.

“Con gran frecuencia las mujeres se han mantenido en silencio. Las mujeres guardianas de la cultura, las mujeres indígenas de todo el mundo, están viviendo una tragedia. […] Ellas tienen un papel importante en su comunidad, su familia y su sociedad. Están en el corazón de su comunidad, son portadoras de la vida como la Madre Tierra”.

– Adrienne Jérôme, Anishnabe, Lac Simon, integrante de las mujeres elegidas de la Asamblea de Primeras Naciones Quebec-Labrador (AFNQL) y participante en el Encuentro Internacional.

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