El domingo Cristian Baeza, de 34 años, y Maximiliano Zappia, de 24, fallecieron al caer a una pileta de purga. Dos jóvenes trabajadores de la empresa de servicios petroleros PECOM, en el área Fortín de Piedra, el yacimiento estrella de Tecpetrol.
Por Mayra Pérez / La Izquierda Diario
Fortín de Piedra es hoy el área estrella de Vaca Muerta, la actividad extractiva actualmente se ubica en la margen norte del río Neuquén, pero el bloque también incluye al pueblo Sauzal Bonito y las tierras de la comunidad mapuce Wirkaleo, al sur de ese cauce.
A través de un comunicado oficial la empresa confirmó que “el deceso de ambos operarios sucedió mientras realizaban una recorrida por la planta CPF, en una pileta de purga, por causas que aún se tratan de establecer. El hecho fue comunicado a las autoridades correspondientes y está en marcha el proceso de investigación”.
Por su parte Guillermo Pereyra, titular del sindicato petrolero salió a abonar a que nuevamente la mirada esté puesta en los trabajadores, y no en quienes deben garantizar su seguridad. “No sabemos si fue una falla de la seguridad de la empresa o fue un descuido de los compañeros”, declaró el dirigente sindical.
A dos días de la visita de Macri a Vaca Muerta donde habló de “la revolución del empleo”, las consecuencias del ajuste y la flexibilización laboral muestran su cara más cruda. En el corazón de Vaca Muerta siguen muriendo obreros por la desidia patronal.
Se contabilizan un total de 8 muertes obreras en un año en Vaca Muerta. El acuerdo para aumentar la productividad que sellaron el Gobierno nacional, el neuquino, las petroleras y el Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa, tiene mucho que ver con la seguidilla de muertes evitables y hechos de inseguridad laboral en la industria petrolera.
Los ritmos de producción obligan a que no se garanticen las medidas de seguridad mínimas. Actualmente el esquema de trabajo es 12 horas diarias, 14 días de trabajo y 7 de descanso (14×7).
Desde La Izquierda Diario hablamos con Martín Álvarez Mullally, investigador del Observatorio Petrolero Sur para ahondar al respecto.
“Estamos consternados. Hay que seguir lamentando las muertes obreras porque sería muy terrible para nuestra sociedad que se vayan acostumbrando. En EE.UU. la muerte obrera desde que llegó la industria del fracking es alarmante. Y la sociedad norteamericana se ha ido acostumbrando a que el trabajo petrolero sea el trabajo más riesgoso” señaló en diálogo con este medio.
Sobre el análisis en cuanto a responsabilidades, el investigador petrolero afirma que “hay diferentes puntos de análisis y de responsabilidades. En principio sobre cuáles son los roles. Vemos que en todo este contexto cada vez que mueren obreros en accidentes en distintos yacimientos lo que termina ocurriendo es que las miradas se ponen en ellos. Incluso tal es el caso de trabajadores compañeros de Mauricio Segura, uno de los últimos obreros fallecidos, en este último año, fueron llevados a la justicia, incluso con una carátula muy grave que era homicidio, digamos algo que realmente decidieron dar marcha atrás y ahora terminaron los trabajadores haciendo un acuerdo de prejuicio y llevando a que hagan un año de cursos de seguridad”.
Además, señala con preocupación que “en los últimos accidentes ha estado la mirada puesta siempre en los trabajadores, las responsabilidades siempre son puestas a ellos. Se habla muy poco de las responsabilidades que tienen las empresas en materia de seguridad. Se habla muy poco las responsabilidades que tienen los Estados en materia de control y fiscalización y sobre todo qué responsabilidades tienen en los sindicatos, que tienen delegados en cada uno de los yacimientos y que son los que tienen que mirar y estar capacitados para poder marcar todas esas falencias.
Porque esta sería la mejor forma de cuidar a los trabajadores”.
Además, indicó que eso no ocurre “porque toda esta gente está dedicada a hacer negocios. El interés es la renta, los ojos están puestos sobre la renta. No sobre un tema tan central como es seguridad e higiene. Esto se traduce en políticas públicas concretas, una de las políticas públicas es la adenda, que fue un marco de flexibilización, de reducción de costos para las empresas, pero a costa de qué, de mayor riesgo para los trabajadores”.
Álvarez Mullally agregó que “lo mismo ocurre con el resto de las políticas que se van implementando y en épocas de precios volátiles, de cambios de reglas de juego en el sector, siempre que hay ajuste el ajuste va hacia los trabajadores o hacia seguridad e higiene. Son tiempos en lo que hay que estar mucho más atentos y si a las empresas no las fiscaliza el Estado, va a tener que ser el Estado el responsable de todo lo que vaya ocurriendo”.
“Es el Estado el que impulsó el desarrollo de este megaproyecto Vaca Muerta, que claramente toda esta estructura que requiere no estaba preparada, no lo tienen aceitado y no hay políticas públicas que sean destinadas de manera correcta hacia ese sector”, finalizó el investigador de OPSUR.
Mientras siguen circulando versiones e hipótesis de estas nuevas muertes obreras que muestran la desidia patronal, la única certeza es que no había seguridad. ¿Cómo no hay una malla de seguridad en una pileta que almacena los residuos del cóctel que se utiliza en el fracking, compuesto de agua, químicos y arenas silicias? Eso es lo que ni las empresas, sindicato y Estado quieren responder.