Por Radio Kermés .- Fernando Cabrera del Observatorio Petrolero Sur advirtió sobre la peligrosidad que implica el avance de la frontera de explotación petrolera. Aseguró que el extractivismo no garantiza desarrollo económico, ni puestos de trabajo.
El Observatorio Petrolero Sur es una organización nacida en 2008 en las ciudades de Buenos Aires y Neuquén. Su desafío principal es lograr que la producción y consumo de energía se haga de forma justa, democrática, saludable y sustentable. Fernando Cabrera, integrante de la organización pasó por Radio Kermés.
“Somos un grupo de estudio, investigación y periodismo, que desde hace 13 años venimos intentando poner en debate una arista que, allá por 2008, no tenía la importancia que tiene hoy vinculada con los impactos socioambientales de la explotación hidrocarburífera, que es la principal fuente de energía del país“, explicó Fernando Cabrera.
Agregó que el observatorio surgió para generar una mirada crítica sobre el extractivismo.
Escuchá la entrevista completa:
– ¿Cuáles son las conclusiones a las que llegaron?
– Sentimos una alegría importante, porque se ha convertido en un tema que dejo de ser un pequeño grupo de organizaciones y sectores, para ser un tema del cual habla la sociedad. La energía era un tema del que no se hablaba y quedaba cerrado entre las empresas y algunos sectores de gobierno, y por otro lado los impactos socioambientales hoy son inescindibles de cualquier discusión que se da en torno a la energía.
Todas aquellas cosas que señalamos como complejas, problemáticas, hoy se han vuelto urgentes. Si bien el debate se ha expandido socialmente esto se da porque hay una urgencia para cambiar, transformar, para criticar fuertemente el modelo energético de Argentina y el mundo en general.
– Siempre hablamos del avance de la frontera agroindustrial ¿Cómo ves el avance de la frontera petrolera?
– Nacimos en 2008, porque en 2006 se cerró un proceso legislativo que dio a las provincias la posesión del subsuelo. Eso hizo que las provincias con recursos, yacimientos y con formaciones hidrocarburíferas salieran a licitar. Ese fue el primer gran avance, petroleras que llegaron a lugares donde no habían estado nunca o que habían abandonado en los ’60.
Al poco tiempo aparece Vaca Muerta, una roca en el subsuelo que por avances tecnológicos como el fracking, que implica más uso de agua, más equipos, más desmonte, más afectación ambiental puede ser explotada y se convierte en una nueva gran frontera sobre zonas que habían sido explotadas de manera convencional, menos nocivas que como se explota hoy. Seguimos trabajando mucho en ese eje, discutiendo el avance de Vaca Muerta como la única opción que tiene Argentina para obtener energía y divisas. Ahora también estamos poniendo en tensión el avance sobre las costas de Buenos Aires y Río Negro.
Estamos tratando de generar información de como se viene dando ese avance en la frontera de explotación.
– ¿Qué mirada tienen sobre los anuncios que las plataformas offshore no van a tener impactos?
– Los anuncios y las publicidades de llegada de estos grandes megaemprendimientos parece que va a ser la panacea. Dicen que Argentina va a dar el salto y convertirse en un país desarrollado, con crecimiento y sin pobreza. Pero venimos viendo que ninguna de las promesas se viene cumpliendo, Vaca Muerta venía a garantizar la soberanía energética, el autoabastecimiento, venía a garantizar el desarrollo de la zona donde se explota y la obtención de dólares. Ninguna de esas cosas se ha cumplido a 10 años de empezar la explotación. Es toda una cuestión marketinera.
En la zona de Neuquén, por ejemplo, si bien hay mucho dinero y trabajadores que cobran sueldos, que para otros es muy alto, también hay mucha desigualdad porque todos los precios se establecen en base a un salario petrolero y un docente no cobra eso. Ni hablar de la gente precarizada, entonces el acceso a la tierra, a los servicios, a un alquiler se vuelve imposible y las desigualdades se vuelven brutales.
– Se está profundizando el modelo extractivista ¿Qué pensás que va a pasar en el corto y mediano plazo?
– No me animo a esbozar un horizonte claro porque la situación es de mucha incertidumbre y en Argentina se amplifica por las dificultades propias de la política y la economía del país. Hay un consenso científico que dice: no podemos explotar más hidrocarburos. El equipo científico que estudia el cambio climático va a sacar su informe anual y una de las grandes conclusiones es que no se pueden abrir nuevos yacimientos e incluso hay que frenar los que ya están para que el cambio climático no genere condiciones críticas.
Por otro lado, hay una promoción de energías limpias, somos críticos de esa concepción. Pero la energía solar o eólica que tiene una serie de problemáticas que implican extraer recursos naturales para instalarse y demás. Hay una especie de retórica que dice que hay que salir de los combustibles fósiles para ir hacia los paneles solares y la energía eólica. Pero, ciertamente, lo que está de fondo es que nuestras sociedades, tal y como la conocemos, se sostuvieron sobre una energía el petróleo, el gas y el carbón que habilitaron unas posibilidades energéticas que es muy difícil que vuelvan a aparecer en un futuro. Hay que ir a una transición, hay que gestionarla porque el cambio se va a dar, porque el cambio se va a dar. Creemos que este cambio nos tiene que servir para cambiar la relación que tenemos con la naturaleza, la relación entre nosotros y como constituimos nuestras sociedades.
Hablar de la transición energética, en parte, implica trastocar buena parte de nuestro sentido común. Somos sociedades construidas sobre energías que cada vez son más riesgosas. La gestión de energía está hecha por los pueblos, quienes consumimos. Las megalópolis latinoamericanas son inviables sin autos, la transición energética nos obliga a repensar a la sociedad en su conjunto y como hacemos una sociedad más justa en un contexto donde seguramente habrá menos acceso a la energía.