Accionistas de BP PLC están exigiendo a la petrolera elaborar una nueva estrategia de crecimiento después de una semana miserable, en la que su rival Exxon Mobil Corp. tomó su lugar en un acuerdo histórico en el Ártico ruso y sus oficinas en Moscú fueran allanadas por autoridades judiciales
Por Guy Chazan | The Wall Street Journal
Los últimos reveses tienen se producen en medio de una creciente frustración entre los inversionistas por la lenta recuperación de BP tras el desastre del año pasado en el Golfo de México. El precio de la acción de la empresa ha caído 44% por desde abril del año pasado, cuando la plataforma Deepwater Horizon explotó, causando la muerte de 11 trabajadores y provocando el peor derrame de petróleo en las costas de EE.UU.
“BP es vista cada vez más como una empresa que ha perdido su rumbo”, afirmó Paul Mumford, gestor de fondos de Cavendish Asset Management, una firma con sede en Londres que posee alrededor de US$3,6 millones en acciones de BP.
En un discurso durante una conferencia el martes en Nueva York, el presidente ejecutivo de BP, Bob Dudley, dijo que había escuchado con atención la opinión de los inversionistas y que estaba “comprometido y decidido” a ver el verdadero valor de la petrolera reflejado en el precio de sus acciones.
“Reconocemos la presión, pero siempre pondremos énfasis en el largo plazo mientras enfrentamos las urgencias de corto plazo”, expresó. El ejecutivo añadió que los accionistas de BP enfrentan un período de incertidumbre.
Desde abril, la petrolera ha perdido cerca de US$80.000 millones de su valor de mercado. Los accionistas esperaban que Dudley, un estadounidense afable que tomó las riendas en octubre de 2010, revirtiera las cosas. Sin embargo, una serie de tropiezos en los últimos meses han planteado dudas sobre su gestión.
“La impresión es que los acontecimientos le ocurren a BP, en lugar de que BP configure los acontecimientos”, afirma Chris Wheaton, administrador de fondos de Allianz RMC, que posee alrededor de US$16,9 millones en acciones de BP. “Existe la sensación de que la empresa no está a cargo”.
La sensación de que la empresa va a la deriva estuvo personificada por los recientes acontecimientos en Rusia. En enero pasado, Dudley dio a conocer una alianza con la estatal OAO Rosneft que incluía un canje de acciones por US$16.000 millones y el compromiso de explorar conjuntamente el mar de Kara, en el Ártico.
Sin embargo, los multimillonarios de origen soviético que poseen la mitad de TNK-BP Ltd., la empresa conjunta de BP en Rusia, se opusieron y bloquearon el acuerdo en un tribunal del Reino Unido.
La semana pasada, la humillación de BP fue completa cuando Rosneft adjudicó a Exxon los mismas áreas que BP esperaba explorar en el mar de Kara.
Los inversionistas quedaron desconcertados. Dudley les había dicho en una ronda de presentación en febrero pasado que el acuerdo con Rosneft era “crucial para el futuro de BP”, según James Bevan, director de inversiones de CCLA Investment Management, que asistió a la cita. “BP no ha propuesto nada en su lugar”, añade. Tras reducir su participación en los últimos meses, CCLA mantiene alrededor de US$36 millones invertidos en BP.
“Hay un vacío”, afirma Bevan. “Inevitablemente, ahora estamos preocupados por saber de dónde vendrá el crecimiento”.
Otros piensan que el mercado atribuye demasiada importancia a la transacción de Rosneft. “Lo de Rusia ha sido muy mal manejado, pero cualquiera que piense que el acuerdo del Ártico tendría un impacto significativo sobre BP durante los próximos cinco años se engañaba a sí mismo”, sostiene Wheaton. “La primera producción habría sido en 2020 como mucho”, añade.
Para colmo, la semana pasada, el día después del anuncio de Exxon, la oficina de BP en Moscú fue allanada por autoridades judiciales en busca de pruebas en un caso presentado por los accionistas minoritarios en TNK-BP, quienes demandan a la empresa por daños y perjuicios a raíz de la exclusión de BP del acuerdo con Rosneft. BP aseguró que luchará contra la demanda, a la que considera sin fundamento.
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