La Comisión Nacional de Energía de España permitió el pacto entre la constructora Sacyr y la petrolera mexicana Pemex para votar juntas en Repsol y controlar la compañía. La decisión se da un día después de que la petrolera española ambiara su reglamento para blindar la “transferencia de tecnología”. Peligra la relación de México y España
La Comisión Nacional de Energía (CNE) de España decidió este jueves permitir el pacto entre la constructora Sacyr y la petrolera mexicana Pemex para votar juntas en Repsol y controlar la compañía que preside Antonio Brufau.
La CNE, autoridad energética española, decidió inhibirse en la investigación de ese acuerdo que le había pedido Repsol, lo que se traduce en la práctica en una aprobación tácita del pacto, según informaron medios españoles.
La decisión se produce un día después de que la petrolera española aprobase un cambio en el reglamento para blindar la “transferencia de tecnología” de Repsol a Pemex y preparase el camino para expulsar del consejo de administración a los cuatro representantes de la mexicana y de Sacyr.
La CNE tiene capacidad para emitir dictámenes vinculantes sobre operaciones empresariales que afecten al transporte, la distribución de gas y la de electricidad, actividades reguladas.
Repsol es dueña del 31,2 por ciento de Gas Natural Fenosa, en lo que se amparó para pedir a la autoridad energética que analizara el pacto.
Sacyr, el primer accionista de Repsol con un 20 por ciento del capital, llegó a finales de agosto a un acuerdo con Pemex para intentar controlar la petrolera.
La mexicana amplió su participación en Repsol hasta el 9,8 desde el 4,8 por ciento con el que contaba. Con el 29,8 por ciento, cifra que se queda a poco del 30 por ciento que obliga al lanzamiento de una OPA, Sacyr y Pemex persiguen quitar a Brufau el mando de la petrolera española.
Luis del Rivero, presidente de Sacyr y uno de los vicepresidentes de Repsol, es desde hace tiempo muy crítico con la gestión de Brufau, que llegó a la presidencia de la compañía en octubre de 2004.
Repsol triplicó en 2010 su beneficio neto, al obtener 4.693 millones de euros, frente a los 1.559 millones del ejercicio anterior.
Relación en riesgo
El intento de Repsol de anular el incremento de la participación de la petrolera mexicana Pemex y su pacto con la constructora Sacyr para reforzar su influencia refleja disputas empresariales españolas internas y puede afectar a las relaciones económicas entre México y España.
Así lo consideró hoy el político mexicano Luis Castro Obregón, presidente del partido Nueva Alianza (Panal), quien consideró que la acción de Repsol está injustificada porque la operación “es impecable en términos de mercado”.
“La posición de la dirección de Repsol, y en particular de (su presidente Antonio) Brufau, y ahora seguido por Isidro Fainé, de La Caixa, desde mi perspectiva personal, quiere trasladar las disputas empresariales internas, deslocalizarlas y atribuirselas a un agente externo que ha sido socio leal de Repsol durante mas de tres décadas”, señaló Castro.
El presidente de Nueva Alianza, en entrevista con Efe, subrayó que Pemex “no sólo ha sido un buen socio de Repsol, sino que permitió con su voto la elección de Brufau”.
Añadió que la española y la mexicana “son dos empresas complementarias: Repsol es una de las empresas petroleras más importantes sin petróleo y Pemex es una de las empresas más importantes petroleras que todavía es pública”.
Por ello calificó de “irresponsable” esa resistencia a “una operación que financiera y en términos de mercado es impecable”.
Castro manifestó que en este caso se ha recurrido a “atavismos del nacionalismo español para tratar de dirimir y de influir en las decisiones del Consejo de ayer (de la Comisión Nacional de Energía, CNE)”.
“Se recurre a los argumentos del ser: por ser español, por ser extranjeros, entonces se distorsiona el hecho de que la operación es legal, es legítima”, insistió.
En opinión del dirigente político mexicano, el actual conflicto en Repsol “afecta, aunque de manera gradual e incipiente, a las relaciones económicas entre México y España, cuando funcionan tan bien, pero se generan contradicciones, tensiones innecesarias”.
“Es como si rechazáramos la participación de la banca española en México”, subrayó.
Por ello, opinó que debería haber un llamamiento “a la madurez y que resuelvan estos conflictos, que son locales”.
“No se puede administrar empresas de estas dimensiones sin tomar en cuenta que son estratégicas no solo para cada uno de los países, sino para las relaciones globales energéticas. Somos mejores socios que sus socios gaseros de otra parte del mundo”, enfatizó.
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