Desde el desembarco del grupo Petersen, en apenas tres años, YPF distribuyó ganancias ordinarias y acumuladas por 18.628 millones de pesos, según los balances presentados en la Bolsa. En tanto, entre diciembre de 2007 y el mismo mes de 2010, la baja en las reservas fueron de 15 por ciento en crudo y 32 por ciento en gas, tendencia que continuó en 2011
Por Sebastián Premici | Página/12
YPF es una de las empresas más rentables de la Argentina. Entre 2008 y 2010, la compañía obtuvo una utilidad neta acumulada de 13.380 millones de pesos, según los datos que se desprenden de los balances presentados ante la Comisión Nacional de Valores. De ese total, la petrolera distribuyó entre sus accionistas, siendo la principal la española Repsol, el 90 por ciento de esas ganancias. Este esquema de pago de dividendos formó parte del acuerdo entre la española y el local Grupo Petersen, de la familia Eskenazi, que adquirió el 15 por ciento de la empresa a pagar a partir de esa generosa distribución de recursos. Sin embargo, la ganancia repartida entre los accionistas superó ampliamente las utilidades de ese período. En los tres años analizados fueron repartidos 18.628 millones de pesos por ganancias acumulados no distribuidas de años anteriores, de los cuales el Grupo Petersen recibió un porcentaje equivalente a su capital social dentro de YPF, del 25,46 por ciento.
Este esquema de manejar las utilidades tuvo como consecuencia directa una intensidad menor en el rubro inversiones, que se tradujo en una baja en la producción anual de petróleo y gas, una disminución en la refinación y una merma de las reservas de la compañía, situación que acentuó los bajos rendimientos desde que Repsol llegó a YPF. Entre diciembre de 2007 y el mismo mes de 2010, la baja en las reservas de crudo fueron de 15 por ciento, y en el caso del gas superó el 32 por ciento.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner apuntó a ese dato en su reaparición pública el pasado 25 de enero, al afirmar que las empresas petroleras deberían invertir en el país en vez de llevarse las riquezas de los recursos naturales a sus casas matrices. Para distintos analistas, legisladores y funcionarios, esas palabras otorgarían cierta legitimidad a un debate de fondo: ¿qué hacer con el sector de los hidrocarburos? Y, en particular, ¿cuál es el rol que debe tener la ex petrolera estatal YPF? El análisis de los balances de la compañía de los últimos años, con sus números de producción y resultados económicos, confirma la demanda de la primera mandataria. En este contexto, ya llegó al país el titular de Repsol, Antonio Brufau, para dar respuestas a las presiones del Gobierno e interiorizarse de la última denuncia oficial de cartelización contra la empresa.
Lo más relevante que el grupo local puede mostrar de vocación inversora es la exploración de shale oil. En noviembre pasado YPF confirmó la existencia de 927 millones de barriles equivalentes de hidrocarburos no convencionales en una superficie de 428 kilómetros cuadrados del área Loma La Lata Norte, en Neuquén. De ese volumen, 741 millones de barriles corresponden a petróleo crudo de alta calidad y el resto a gas. Este hallazgo se logró tras perforar y poner en producción 15 pozos verticales con volúmenes iniciales de entre 200 y 600 barriles diarios de shale oil de alta calidad, que permiten tener a la fecha producciones de 5000 barriles de crudo equivalente diarios. Pero son recursos no inmediatos para mejorar reservas y producción de la compañía.
La familia Eskenazi ingresó formalmente en YPF en febrero de 2008, cuando concretó la compra del 14,9 por ciento de las acciones de la petrolera local. Luego ejerció otra opción de compra, hasta llegar al 15,46 por ciento y, finalmente, en marzo de 2011 adquirió otro 10 por ciento. La “argentinización” de la compañía –impulsada por Néstor Kirchner– había generado la expectativa de que la otrora petrolera estatal sería un actor relevante para dinamizar el sector de los hidrocarburos. Sin embargo, los números dan cuenta de otra realidad.
En 2008, la utilidad neta de la compañía fue de 3640 millones de pesos, una disminución de 10,9 por ciento en relación con 2007 (4086 millones). En este período, marcado por el primer año de la gestión Eskenazi, YPF distribuyó dividendos por 9287 millones de pesos (2689 millones de dólares). La suma incluía, además de la distribución del 90 por ciento de las utilidades, un pago extraordinario de 850 millones de dólares, comprometido en los balances de ese año y el siguiente. En los balances presentados en España por Repsol, informaron una inversión en exploración y producción de 1475 millones de dólares, de los cuales 1306 correspondieron a desarrollo de pozos ya existentes y 169 millones de dólares fueron para la exploración de nuevos pozos. Esto se tradujo en sólo cuatro nuevos descubrimientos productivos de petróleo y uno solo de gas.
“La producción promedio de petróleo en 2008 disminuyó el 4,9 por ciento hasta 313 mil barriles diarios. La producción de gas natural disminuyó el 4,7 por ciento hasta 1658 millones de pies cúbicos por día. Dichas declinaciones fueron consecuencia de la declinación natural de la producción de nuestros campos, dada la característica general de madurez de los mismos, como asimismo a las huelgas de trabajadores que afectaron las operaciones de la sociedad en la región sur de la Argentina”, puede leerse en el balance de ese año.
Las reservas de crudo (probadas, desarrolladas y no desarrolladas) informadas por YPF y Repsol a los accionistas en España pasaron de 618,8 millones de barriles en 2007 a 580,8 millones al año siguiente. Entre enero de 2008 y mismo mes de 2009, sólo se exploraron dos nuevos pozos. Y en cuanto al gas, las reservas disminuyeron de 3,7 billones de pies cúbicos a 3,1 billones al año siguiente, una merma de 16,0 por ciento.
Al año siguiente, la situación fue similar. La utilidad neta durante 2009 fue de 3486 millones de pesos. A partir del acuerdo entre Repsol y los Eskenazi, ese año se distribuyeron 4897 millones de pesos en concepto de dividendos. ¿Qué ocurrió con la producción? En crudo, disminuyó de 313.000 barriles diarios a 302 mil y en gas, la disminución fue de 1658 millones de pies cúbicos a 1460 millones.
La refinación también cayó. “La producción diaria promedio de nuestras refinerías en 2009, considerando asimismo la producción procesada por Refinería del Norte S.A. (Refinor), sociedad bajo control conjunto, alcanzó a 310 mil barriles, lo que representa una disminución de 5,4 por ciento sobre los 328 mil barriles por día respecto de los procesados en 2008”, explicó la compañía en su informe a la Bolsa de Comercio. La capacidad de refinación se mantuvo casi invariable en los últimos cinco años.
En 2009, la actividad económica registró un ciclo recesivo por la crisis internacional. Las ventas de YPF tuvieron una merma de 1,6 por ciento en relación con 2008. También disminuyeron sus exportaciones, que de todas maneras representaron ingresos por 4904 millones de pesos. Según la información brindada, parte de este freno económico pudo compensarse por los ajustes de los mayores precios obtenidos por la venta de naftas y gasoil. Desde la llegada del Grupo Petersen a YPF, el Gobierno le ha autorizado a la empresa subas de precios de los combustibles en el surtidor, que actuaron como referencia para el resto de las petroleras. A cambio del reacomodo de precios, la empresa debía invertir en producción y exploración.
A pesar de la alta utilidad neta de la compañía y la importante distribución de dividendos, las reservas continuaron a la baja. Según el Balance 2009, ese año sólo estuvieron en exploración siete nuevos pozos. En crudo, cayeron de 580,8 millones de barriles a 538,4 millones. Y en gas, descendieron a 2,7 billones de pies cúbicos, una baja aproximada de 12 por ciento.
En 2010 el contexto económico cambió. Pasado el fuerte impacto de la crisis internacional, año de venta de autos record –lo que se tradujo en mayores ventas de naftas–, YPF tuvo una utilidad neta de 5790 millones de pesos, es decir un incremento de 56 por ciento. La distribución de dividendos fue de 4444 millones de pesos.
Las ventas de la compañía aumentaron un 28,7 por ciento, incremento explicado por la recuperación económica en el país, por una mejora en los precios internacionales del barril de crudo y por los aumentos aplicados en las naftas. A pesar de las mejoras del contexto, la producción cayó. En crudo se produjeron 293.000 barriles diarios, cuando un año antes habían sido 302.000. Y en gas pasaron de producir 1460 millones de pies cúbicos diarios a 1346 millones, una merma de 7 por ciento.
Las exportaciones de la compañía dejaron ingresos por 5678 millones de pesos, una suba de 15 por ciento en relación con el año anterior. La combinación entre ventas al exterior y baja sostenida en la producción tuvo como resultado una mayor importación de combustibles, situación reconocida por la empresa y criticada por Cristina Fernández de Kirchner en su discurso del 25 de enero.
En 2010, la cantidad de nuevos pozos explorados fueron siete, al igual que 2009, según datos de la Secretaría de Energía. La alta utilidad neta de la empresa continuó invariable a lo largo de los últimos años, como así también la caída en la producción y en las reservas. En 2010, los acumulados de crudo descendieron a 531,1 millones de barriles. Entre diciembre de 2007 y el mismo mes de 2010, la merma en las reservas de crudo fue de 15 por ciento, aproximadamente. Y en relación con el gas, se pasó de 3,7 billones de pies cúbicos a 2,5 billones, una baja de 32,0 por ciento.
El saldo de estos años de la asociación de los españoles de Repsol con los locales Eskenazi es elocuente: elevada rentabilidad y generosa distribución de dividendos de YPF con una baja constante de la producción y las reservas de crudo y gas, tendencia que se viene registrando desde la privatización de YPF a manos de Repsol.
Página/12