El Gobierno quiere que las refinadoras compartan el costo de importar crudo

Junto a gobernadores, reclamó que las refinadoras se hagan cargo de una parte del déficit que genera la importación de combustibles. La decisión apunta a YPF
Por Pablo Fernández Blanco | Cronista.com
El documento firmado ayer por los gobernadores de las provincias petroleras y funcionarios del gobierno nacional le dedicó un artículo sustancioso a las empresas refinadoras de crudo que producen combustibles, como naftas y gasoil.
De acuerdo con el texto del Acuerdo Federal de Hidrocarburos que se dio a conocer ayer, se les reclama a esas compañías que “compartan los sobrecostos en que debe incurrir el Estado Nacional por importación de combustibles para abastecer adecuadamente el mercado interno, que la responsabilidad del abastecimiento en el mercado de combustibles está en cabeza de los refinadores en la justa proporción de su participación”.
El texto apunta, una vez más, contra YPF, que tiene más de un 50% de las ventas de combustibles en el país. Pero también abarca a sus competidoras: Esso, Shell, Petrobras y Oil, de Cristóbal López, entre las principales.
El reclamo no es ingenuo y está hecho a la medida de las pretensiones del gobierno nacional. Es que el año pasado las importaciones de energía crecieron un 110%, algo que encendió las luces de alarma en el Ministerio de Economía y, en particular, en la mente del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.
El polifuncional secretario kirchnerista aún no digiere que mientras él acude a todo tipo de método heterodoxo para frenar la salida de divisas (desde obligaciones de exportación para algunas empresas hasta freno en el ingreso de bienes e insumos para otras) el déficit energético les abre la puerta.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner hizo suya esa inquietud en una de sus primeras apariciones públicas luego de la licencia médica. Sostuvo que en 2011 se importaron u$s 9.000 millones en productos energéticos, de los cuales u$s 4.004 millones de destinaron a pagar compras de gas natural licuado; 1.927 millones a adquirir fuel oil (se utiliza en las centrales térmicas cuando falta gas); u$s 1.044 millones en compras de gas, en especial desde Bolivia. Y remarcó que, según sus números, “de los u$s 9.000 millones (que se importaron), u$s 7.547 millones se destinaron a cosas que se podrían haber producido aquí, en la Argentina”.
En rigor, la Presidenta, ávida lectora de las estadísticas oficiales, está al tanto de esa situación desde hace tiempo, pero recién ahora hizo público su descontento.
En 2006, la balanza comercial energética cerró con un saldo a favor de u$s 6000 millones, que explicó un 50% del superávit comercial total del país, que rondó los u$s 12.000 millones. Un lustro más tarde, la importación de energía representó el equivalente a dos puntos del PBI. Y en 2012 podría llegar hasta los u$s 12.000 millones, según pronósticos de Daniel Montamat, ex secretario de Energía y ex titular de YPF en época estatal.
Es por eso que en 2011, por primera vez en la década, el país cerró en rojo su balanza comercial de energía. El déficit rondará los u$s 4000 millones. Mientras que en 2010 el superávit había superado los u$s 1100 millones.
En un marco de menos caja, caída persistente de la producción local y consumo creciente que obligará a continuar comprando fuera del país, el Gobierno sumó a los líderes provinciales en su reclamo para que el sector privado comparta los quebrantos derivados de esa situación.
La decisión está en línea con la quita de subsidios que comenzó a aplicar la Presidenta a finales del año pasado y el traspaso del subte a la Ciudad. En todos los casos, se trata de que los privados se hagan cargo de costos que hasta ahora pagaba el Gobierno.
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