De Vido sugirió esa opción a las estaciones de servicio para que no haya desabastecimiento
Por Francisco Jueguen | LA NACION
“El ministro quiere hablar con vos”, dijo Roberto Baratta, mano derecha de Julio De Vido. Sorprendido, ya que hace sólo una semana había pedido sin suerte una entrevista con funcionarios de segunda línea, Raúl Castellanos, férreo crítico de la petrolera YPF desde hace 15 años, ingresó en el despacho del ministro en el que también esperaba el secretario de Energía, Daniel Cameron.
Un día después de que De Vido criticara al periodismo por “una nueva operación mediática en la previa de un fin de semana largo”, el ministro de Planificación le prometió al secretario de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (Cecha) que solucionará los problemas de abastecimiento.
“Voy a ser inflexible con YPF”, le confió De Vido en esa reunión, según reconstruyó LA NACION. Concretamente, el ministro volvió a convocar a Castellanos y a los representantes de los estacioneros de las provincias para otra reunión el miércoles a las 17 en el ministerio. Según fuentes oficiales, en ese encuentro se presentará un sistema de control de stock de combustibles, cuyo objetivo será detectar faltantes y garantizar el abastecimiento. Además se analizará la calidad de los combustibles.
¿Sólo se controlará el inventario o habrá alguna alternativa ante faltantes específicos?, preguntó LA NACION a un vocero de Planificación. “Si YPF no cumple pensaremos alguna alternativa”, respondió, escueto.
“Lo único que tienen es Enarsa, pero la solución para el desabastecimiento es importar”, dijo una fuente del sector. Esa precisamente habría sido la opción que De Vido puso sobre la mesa. Anteayer, YPF le manifestó a Cameron los “inconvenientes” que tiene “con relación a importaciones de distintos productos”. Por el férreo control de cambios impuesto por el Gobierno, la petrolera no acede a los dólares para comprar gasoil en el exterior. La nota alertó que “podría verse afectado el suministro de combustibles”.
La nueva pelea entre la petrolera y el Gobierno -aunque meses atrás gozaban de una excelente relación- surgió luego de que YPF girara sus utilidades al exterior sin autorización oficial, lo que irritó al oficialismo. Arreciaron luego versiones de reestatización, denuncias de sobreprecios y abuso de posición dominante.
Es más, YPF podría ir en camino de convertirse en la próxima Shell, empresa que sufrió un boicot organizado por Néstor Kirchner en 2005. “Podríamos tomar medidas de acción directa contra YPF”, afirmó a LA NACION Carlos Acuña, secretario general de la Federación de Obreros y Empleados de Estaciones de Servicio y Garajes de la República Argentina (Foesgra). Implicaría, según dijo, una huelga en las estaciones de servicio de bandera de la firma.
La decisión se tomará el 18 de marzo próximo, en la asamblea general del gremio que denuncia “una política de desabastecimiento” por parte de YPF, que derivó en “la pérdida de 45.000 trabajadores y el cierre de 3000 estaciones”.
“Sólo resta la expropiación de la empresa”, afirmó el presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio Independientes (AESI), Manuel García, a pesar de que encontró al Gobierno como principal responsable del “terrible problema energético” que vive el país.
La Nación