El endeble acuerdo de paz social que tiene una vigencia de 15 días anunciado el martes pasado se hace casi imposible de mantener ante la presión de miles de trabajadores petroleros que están suspendidos o despedidos.
La conflictividad en la actividad petrolera está a punto de estallar y de no mediar un mega acuerdo entre Nación, provincias, empresas y sindicatos que lleve a una solución de fondo, se generará un conflicto social de imprevisibles consecuencias, pero que seguramente dejará lágrimas en la provincia más rica en hidrocarburos del país.
En la noche del jueves era muy fuerte el rumor de que algunos sectores de desocupados petroleros, que ya no responden a la negociadora posición que mantiene Guillermo Pereyra, titular del Sindicato de Petroleros Privados, tenían intenciones en el corto plazo de “copar” el yacimiento Loma La Lata y cerrar todas las válvulas que alimentan con gas a los grandes centros urbanos del país.
Esta “ruptura de lanzas” por parte de personal suspendido o despedido, principalmente de las firmas de servicios especiales, se repetiría en otros yacimientos y otras plantas de gas de empresas instaladas en la provincia.
Esta semana, se comenzaron a ver en la región bloqueos de accesos a empresas de servicios, como Halliburton en Neuquén y Weatherford en Plaza Huincul. Ambas medidas, surgidas espontáneamente y de forma inconsulta con el gremio que conduce Pereyra –pese a que después fueron avaladas por la organización sindical- fueron tomadas por algunos empresarios como “globos de ensayos” que anticipan un conflicto de mayor envergadura.
En Halliburton el conflicto persiste, pero en Weatherford se logró descomprimir la situación en horas de la tarde con el compromiso de la empresa de dar marcha atrás con el despido de 70 trabajadores de las bases Catriel, Rincón de los Sauces, Neuquén y Plaza Huincul.
Mientras esto sucedía Pereyra le informaba al gobernador rionegrino Miguel Saiz de la difícil situación y de los magros resultados obtenidos durante las reuniones extraoficiales que mantuvo durante la jornada.
Más allá de este paliativo, y del teórico acuerdo de paz social alcanzado -por fuera de la conciliación obligatoria- bajo el ámbito del Ministerio de Trabajo de Nación, que establece una tregua de 15 días para buscar una solución definitiva a la crítica situación que vive el sector petrolero, el ánimo de las empresas está muy lejos de poder acordar bajo esta coyuntura una reincorporación masivas de personal con la reactivación de equipos.
Las retenciones a las exportaciones, el alza de los costos, la falta de un sendero previsible de precios, ya de por si deprimidos en el mercado interno, una baja en la demanda y la falta de financiamiento, tanto en el mercado local como internacional, que permitan costear los trabajos de exploración y perforación confluyen en una fórmula que hace inviable una reactivación en el corto plazo.
A este ajedrez que es el negocio hidrocarburífero, en el que no sólo se disputan reivindicaciones sectoriales, se le debe adicionar también futuros políticos, tanto gubernamentales como sindicales.
En los próximos días se sabrá cuál es el movimiento de la reina para proteger a sus alfiles y caballos, y quién sigue en el tablero.
Fuente: Diariamente Neuquén