Por Marcelo García / El Extremo Sur
“Se acabó la joda” dijo Guillermo Pereyra luego de que en los últimos 15 meses se produjeran 8 muertes en los yacimientos de Vaca Muerta. Las ahora contundentes declaraciones del sindicalista petrolero no parecen tener correlato con su propia convicción sino con la presión ejercida por los obreros de base que amenazaron con “desafiliarse masivamente” del gremio si no se ayudaba a las familias de los fallecidos y se mejoraban las condiciones de trabajo en la meca del shale.
Los últimos dos petroleros muertos en los yacimientos de Tecpetrol en Vaca Muerta (Maximiliano Francisco Zappia de 24 años y Cristian Nicolás Baeza de 34 años) desataron un profundo malestar de los trabajadores y familiares de las víctimas.
A mediados de la semana pasada los obreros forzaron una asamblea en Fortín de Piedra y los parientes de los muertos se plantaron ante lo que apuntaba a ser una nueva responsabilización de los trabajadores para deslindar culpas empresarias.
Hartazgo y dolor
El hartazgo y el dolor provocado por las 8 víctimas fatales en 15 meses desataron un intenso mar de fondo entre los petroleros, que se pararon de manos ante el sector sindical para conseguir el apoyo a los familiares de los fallecidos y la mejora en las condiciones laborales.
Como se recordará, la actividad se flexibilizó con la famosa “adenda” que impuso condiciones para aumentar la productividad y bajar costos laborales y operativos.
A finales de enero del 2017 se concretó la firma del acuerdo en el que estamparon su compromiso el gobierno nacional de Mauricio Macri, el sector empresario, el gobernador neuquino Omar Gutiérrez y el propio sindicalismo petrolero con Guillermo Pereyra a la cabeza.
Desde ese momento se multiplicaron exponencialmente las muertes en los yacimientos neuquinos con epicentro en Vaca Muerta, ya que la “adenda” cambió las reglas de seguridad y las condiciones de trabajo.
Los anuncios efectuados por el presidente Macri, que los describió como “el camino a seguir en todo el país” se reconvirtieron en muerte y dolor, obligando al legendario sindicalista Pereyra a hacer anuncios que seguramente sembrarán dudas y presiones en el sector de las compañías petroleras.
Habrá que ver si los dichos de Pereyra quedan solamente en amenazas, porque el paro iniciado ayer es sin afectación de la producción.
Si las medidas se profundizan no faltarán las reacciones del Gobierno nacional de Cambiemos y del sector empresario, la nave insignia del modelo de explotación laboral que se busca transpolar al resto del país, que gracias a la “adenda” han conseguido mostrar a Vaca Muerta como ejemplo de productividad y bajar sus costos para aumentar las ganancias.
¿Se acabó la joda?
El pasado fin de semana, Pereyra y la comisión directiva del sindicato petrolero que comanda dieron una conferencia de prensa que fue transmitida por la emisora neuquina LU5 – a la que pudo acceder El Extremo Sur pero que curiosamente no tuvo mucha difusión patagónica y casi nula nacional-.
Allí el gremialista aseguró que “se acabó la joda” y a manera de autocrítica admitió que fueron “permisivos” con las empresas en la temática de seguridad laboral. Por eso exigió la reducción en un 10% de la rotación de la jornada de trabajo y el fin de los campamentos dormitorios en los campos petroleros.
Sentenciando el final de un proceso basado en la precarización laboral, la relajación de las medidas de seguridad y la sobreexplotación obrera para la obtención de mayor rentabilidad, Pereyra aseguró que “se acabó la joda, si esto no se hace con energía porque hemos pecado por ser permisivos, vamos a seguir teniendo problemas con la vida de los compañeros trabajadores”.
El cambio de postura y la propia autocrítica de Pereyra sorprendió al mundo empresario, que lo creía de su lado como hasta ahora y de manera incondicional. Por lo menos así se había evidenciado luego de las ocho muertes cuando dijo que “No tuvo que nada que ver la adenda. Lo que pasa es que las empresas se equivocaron porque interpretaron que pueden hacer lo que quieran y no es así”.
Las fuentes obreras consultadas aseguraron que la saturación llegó de los dos últimos fallecimientos y cuando los trabajadores sentenciaron que si no había cambios profundos impulsarían un llamado a la desafiliación masiva.
“Un accidente más sería el fracaso de Vaca Muerta”
En la rueda de prensa Pereyra aseveró que “un accidente más sería el fracaso de Vaca Muerta” y luego relató pormenorizadamente lo acontecido con los dos trabajadores muertos y dijo que “En una pileta que estaba a ras del piso, que no tenía ningún tipo de señalización en Fortín de Piedra (que explota Tecpetrol que es subsidiaria del Grupo Techint de la familia Rocca) como indican las normas de seguridad. Alguien de la sala de control mandó al compañero a revisar el sensor que no funcionaba y el compañero cayó dentro de la pileta porque cedió la tapa. Pedía por favor que lo sacaran y mientras se estaba desvaneciendo su compañero lo estaba sujetando de la mano para sacarlo, pero los dos cayeron como consecuencia de los gases tóxicos”.
Presionado por los obreros y las familias de los fallecidos, el dirigente neuquino admitió que “Como organización sindical hacemos nuestra autocrítica porque no hemos sido quizás lo suficientemente enérgicos en el tema de la seguridad, entendíamos que las empresas lo iban a cumplir bien y nos sentimos responsables y por eso tomamos todas las medidas que sean necesarias para asegurar el bienestar de todos los compañeros. No puede ser que el compañero salga a trabajar al campo y la familia se quede pensando si vuelve o no, como si fuera a la guerra”.
En función de este devastador panorama laboral, Pereyra anunció que pondrán en marcha un servicio de seguridad e higiene en cada uno de los yacimientos para exigir al sector empresario el cumplimiento de las normas de seguridad, y ante el elevado costo que le demandará al gremio su implementación aseveró que “no importa, lo más importante es la vida de la gente”.
Después de muchas idas y vueltas con la problemática del diagrama laboral (actualmente se aplica el de 14 días de trabajo por 7 de descanso en la rotación), Pereyra se decidió a avanzar sobre ese régimen y aseveró “lo vamos a cambiar porque si no se va a parar” aduciendo que impulsará uno de 10×5″; mientras que al mismo tiempo se adentró con la cuestión de los campamentos en los yacimientos y señaló que “se terminaron los campamentos en el medio del campo, se terminaron los campamentos dormitorios donde el compañero abre la puerta y solo ve campo y tierra”.
No solamente se refirió a estos dos temas sino que agregó que “los caminos son un desastre y también ponen en riesgo a los compañeros”, para luego sentenciar que “no habrá más recorredores nocturnos en soledad, los largan solo en medio del campo con la camioneta para que se alumbren y hacer alguna tarea de reparación en las boca de pozo”.
Contundente
Con una contundencia que hasta ahora y desde hace casi dos años y medio no se le había escuchado, Pereyra lanzó “se van a encontrar con paros todos los días hasta que enderecemos todo esto. Paro, paro y paro, por seguridad de los compañeros. No hay adenda, ni convenio colectivo que este por sobre la vida de los trabajadores. Que nos vengan a tirar con la adenda y las medidas de seguridad porque no pueden hacer cualquier cosa”.
Tras denunciar que la compañía Total no deja entrar a los representantes sindicales a sus yacimientos, el veterano sindicalista enfatizó que “no puede ser que nos quieran cercar los yacimientos, los vamos a denunciar, vamos a entrar, les vamos a parar los yacimientos y les vamos a hacer las presentaciones judiciales que correspondan”.