Por Pablo Anino / La Izquierda Diario .- ¡Hola! Estos días, en una conversación con un amigo patagónico, me señaló la prepotencia del Diario El Chubut que habla del “pensamiento retrogrado” de quienes rechazan la megaminería. Me hizo acordar a “Balada inculta”, un tema de La Polla Récords. Allí cantaban a la pretenciosidad, al mal gusto, a la falta de elegancia y delicadeza de la alta sociedad: “¡No!, podéis justificar; Vuestra inmoralidad; Es una enfermedad; Que no podéis curar; ¡Y no!, nos vais a convencer; Nos conocemos bien; Lo podéis intentar; Pero os lo hacéis muy mal; Y, tu superioridad; Prodigio de humildad: Me tiene emocionao”.
No es no
A fines de 2019, la lucha del pueblo mendocino puso un freno al intento, impulsado por el gobernador radical Rodolfo Suárez y el peronismo, de cambiar la Ley 7722, que regula la actividad minera en Mendoza y prohíbe el uso de sustancias químicas tóxicas en la minería metalífera. En estos días, una nueva batalla contra la megaminería se desarrolla en la provincia del Chubut: quienes se movilizan tiene claro el costo ambiental y social que conlleva esta actividad. Actualmente, la megaminería está prohibida (al igual que el uso del cianuro) en todo el territorio provincial por el artículo primero de la Ley 5001, excepto en aquellas “zonas” o territorio zonificado, tal como establece el artículo segundo de esa normativa. Esto último es, justamente, lo que busca el gobernador del Frente de Todos, Mariano Arcioni, con su “Proyecto de Ley 128-/20. Desarrollo industrial minero metalífero sustentable de la provincia del Chubut”: la zonificación de más del 60% del territorio provincial para habilitar la explotación minera.
Desde La Izquierda Diario de Chubut explicaron a El juguete rabioso que el proyecto apunta a un “hoyo gigante en forma de gradas de 100 kilómetros cuadrados” a realizarse en la meseta de la provincia, principalmente entre los departamentos de Gastre y Gaiman, para la extracción de plata, de plomo y, no se descarta, uranio. La afectación es mucho mayor dado que las escombreras y diques de cola son altamente contaminantes. No solo eso. El proyecto comprende el uso de toneladas de explosivos, toneladas de sustancias tóxicas (ácidos y antatos, sin descartar el sumamente nocivo cianuro), toneladas de agua a usar y la que queda contaminada. Los vientos patagónicos oeste-este, explicaron, llevaría a áreas kilométricas las partículas de los metales pasados y la roca pulverizada y allí donde está el metal pesado se esparce en el ambiente y el agua.
Para frenar los intentos del gobierno en avanzar en la implementación de la megaminería, se desarrolla un importante proceso asambleario por localidad, rondas ambientales y movilizaciones. La última movilización ocurrió este martes 24, el día en que ingresó en la legislatura chubutense el proyecto oficial en simultáneo que su antagonista: la Iniciativa Popular surgida de la lucha contra la megaminería. Mientras para Arcioni “500 ruidosos no iban a impedir la megaminería”, en realidad, durante cuatro meses y en plena pandemia, la Iniciativa Popular logró juntar 30 mil firmas provenientes de más de 45 localidades. De este modo, fue presentada al tribunal electoral que, a su vez, la remitió a la Legislatura, ingresando junto al proyecto del gobierno para zonificar. La experiencia indica que es en las calles donde se conquista toda causa justa. Y en las calles de la provincia patagónica se expanden las voces que gritan: “No hay licencia social”; “Chubut no es zona de sacrificio”, “El agua vale más que el oro” y “No es no”.
Dólares ¿para qué?
La iniciativa de Arcioni no actúa en el aire. Cuenta con el respaldo del Gobierno Nacional de Alberto Fernández. Los primeros días de noviembre, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, junto con el secretario de Minería y lobista de las empresas, el secretario de Minería, Alberto Hensel, lanzó la Mesa del Plan Estratégico para el Desarrollo Minero Argentino que se propone formular un programa para los próximos treinta años. Durante 2019, en campaña electoral, Kulfas se refirió a la apuesta por Vaca Muerta y la megaminería ¿Para que los argentinos vivan mejor? ¿Para lograr un cambio en la estructura económica con mayor industrialización? No necesariamente. El fin más urgente es obtener dólares para pagar la deuda pública. Es que, como señalamos en el newsletter de la semana pasada, desde 2025 comenzarán los pagos duros al FMI y los lobos de Wall Street.
En 2019, el equipo económico de Fernández señalaba el objetivo de alcanzar U$S 10 mil millones de exportaciones mineras y U$S 40 mil millones de hidrocarburos hacia 2023. Pero esas metas están muy lejos aún: según Indec, en 2019, el país exportó U$S 2.839 millones en oro y plata y U$S 5.076 del complejo petrolero-petroquímico. La iniciativa oficialista también comprende un intento orientado a que ingresen dólares a través de inversiones. No obstante, según señalan los especialistas consultados por El juguete rabioso, la idea de obtener divisas, tanto a través de la minería como con Vaca Muerta, está montada sobre una serie de ficciones.
El aumento de producción minera está condicionado por las inversiones no realizadas en los últimos años. En la minería, las inversiones tienen un largo período de maduración. Ni por el lado del oro ni por el lado del cobre en el corto plazo se esperan aumentos de capacidad. Lo más concreto al momento es la entrada en producción de Lindero, una mina de oro en Salta, que ya hizo su primera colada precomercial. El año que viene estaría entrando en producción comercial. Pero no mucho más que eso. En el oro, las minas del país se están agotando, pero tienen un incentivo a seguir en producción y a que se extienda la vida útil debido a los altos precios.
En el litio, donde las inversiones son de menor volumen, podría entrar en producción recién en los próximos cinco años un proyecto. Los especialistas indican que hay muchos anuncios, pero son dudosos porque los precios desde 2019 están a la baja y se espera que sigan igual hacia 2021: el crecimiento de la producción en Australia deterioró las cotizaciones. Y, aunque la electrificación de la industria automotriz mundial, es una perspectiva que en el largo plazo promete una explosión de demanda, en el corto plazo la perspectiva es moderada. Además, hay cuestiones técnicas a resolver que limitan las inversiones. Si bien la tecnología es sencilla, afirman los especialistas, tiene cierta inestabilidad para afirmarse en los salares.
En síntesis, en el cortísimo plazo no existe una perspectiva de grandes cambios en la producción y en las exportaciones, que es lo que le interesa al Gobierno bajo la impronta de juntar dólares para pagar los pagos futuros de deuda. Sí, como se mencionó, existen incentivos de precios, fundamentalmente en el caso del mercado mundial del oro, que volvió a sus mejores niveles de 2012 y superó en algún momento los U$S 2.000 dólares la onza. Pero estos precios se explican, no por las buenas perspectivas de la economía mundial, sino, por el contrario, por su inestabilidad: el metal actúa como resguardo de valor. Esta situación permitió mantener las exportaciones argentinas al nivel de las del año pasado pese a la caída de la producción por el Covid. A propósito, con los precios por las nubes, los especialistas consideran un dislate haber bajado las retenciones a la minería, como hizo el gobierno de Fernández en octubre.
A nivel agregado, insisten los especialistas, la minería no genera ni muchos puestos de trabajo ni desarrollo, al menos en las condiciones en que se desenvuelve en Argentina, con escaso agregado de valor: en la actualidad, el empleo no llega a 10 mil puestos. El caso de Bajo La Alumbrera en Catamarca, el mayor proyecto minero de la historia argentina, que comenzó en los años 1990 y agotó su ciclo vital en 2019 permite hacer un balance, al menos parcial: en el camino dejó derrames contaminantes por pérdidas en su mineraloducto sin que quede claro si alguien va a pagar por los pasivos ambientales; de un máximo de casi 2 mil empleos en la minería metalífera catamarqueña en 2013, en la actualidad quedan menos de 200 puestos. San Juan, de donde proviene el secretario Hensel, tampoco se convirtió en potencia mundial. Lo que está guardado en la memoria colectiva como únicos “beneficios” que trae la minería son los derrames de la Barrick Gold en Veladero y Pascua Lama.
Los especialistas sí indican que, en provincias como San Juan, Catamarca o Chubut, a escala de los lugares donde se desarrolla la minería, cualquier mínimo impacto es un gran impacto en términos del Producto Bruto Geográfico (el equivalente del PIB nacional para las provincias), exportaciones o recaudación. De esta forma, se entiende porque la desesperación de gobernadores como Arcioni: para sus cuentas públicas en crisis lo poco que estén dispuestos a aportar las mineras es un montón. Pero en relación a lo que se llevan las empresas mineras, lo que dejan es muy poco.
El otro “gran” emprendimiento que el Gobierno de Fernández busca reactivar es Vaca Muerta. Gustavo García Zanotti es doctor en Desarrollo Económico de la Universidad Nacional de Quilmes. Para este newsletter explicó que la posibilidad de generación de divisas con Vaca Muerta depende del bien exportable del cual se apunte. No es lo mismo exportar gas natural que petróleo. Para exportar gas natural se necesita una infraestructura que el país carece y tiene que seguir desarrollando. De este modo, no pareciera fácil exportar en el corto o mediano plazo. El investigador entiende que la liberalización cambiaria establecida por el Gobierno para las empresas del sector apunta a facilitar las prácticas que se venían implementando: se trata de préstamos intrafirma con el objetivo de financiar las inversiones. Es para facilitar un circuito donde entran los capitales y luego se pueden ir una vez que vencen los empréstitos. En los últimos años, señaló García Zanotti, la generación de divisas vino por ese lado, a través del endeudamiento del sector, lo cual no es una generación de divisas genuinas porque, hasta el momento, no se desarrolló la plataforma exportadora de Vaca Muerta. Lo que sí señaló como posibilidad, en alusión a lo que hizo el último gobierno kirchnerista, es apuntar a sustituir importaciones: que la producción nacional permita importar mucho menos, lo cual en términos de divisas podría provocar algún ahorro.
Martín Álvarez Mullally es investigador del Observatorio Petrolero Sur. Consultado por este newsletter señaló que en Vaca Muerta se manifestaron tres grandes crisis. “En principio la del Gobierno de Macri que quitó los incentivos, producto de la sugerencia del FMI, lo cual generó una primera ola de despidos, suspensiones, de retiros voluntarios, tras las PASO de 2019”. Luego, con la pandemia, se generó una parálisis general del sector con 20 mil obreros que pasaron a estar en sus casas, a cobrar el 50 por ciento y que comienzan a aceptar mayores flexibilizaciones de las que ya habían aceptado cuando se generaron esas supuestas reglas claras que querían las empresas con la famosa adenda al convenio colectivo. Por último, agregó, que la crisis que atraviesa Neuquén, que es una provincia siempre al borde del default, se relaciona con el impacto que ocasiona una masa obrera que quedó despedida a causa del gran enclave económico que es Vaca Muerta.
En materia ambiental, el investigador señaló que, por el momento al estar todo paralizado, recientemente, no hubo grandes accidentes. Esos accidentes, que son frecuentes cuando hay actividad, se traducen en muertes obreras, explosiones, incendios de pozos y grandes derrames. Pero sí “cada vez que hubo movimientos y reactivaciones en las cantidades de fracturas, vimos que hubo una respuesta en materia de movimiento sísmico: esto se da en diferentes lugares donde hay una coincidencia temporal y espacial entre los equipos fracturando y los epicentros del sismo”, concluyó Álvarez Mullally.
Como cantaba La Polla Récords, “En el planeta basura, los limpios; Hacen seguros sus negocios; Gracias al amor y la oración; ¿Hay nivel o no hay nivel?”.
Cosas para cuando las horas bajan
Para conocer más profundamente las perspectivas del fracking recomiendo “Vaca Muerta y el desarrollo argentino”. Se trata de un informe completísimo con autoría de Gustavo García Zanotti y edición de Marco Kofman y Mariana Fernández Massi. Se puede leer acá.
Números rabiosos:
El Indec informó que en octubre aumentó 6,6 % la canasta básica alimentaria utilizada para medir la indigencia. Los jubilados recibirán 5 % de aumento para todo el trimestre que va de octubre a diciembre.
Ah ¡no se olviden!: acá no hacemos más que intentar interpretar de diversos modos el mundo, pero, como dijo Marx, de lo que se trata es de transformarlo.
¡Hasta la próxima!