Por Marcelo García/ Extremo sur.- Funcionarios provinciales y dirigentes sindicales de Chubut anunciaron esta semana que las inversiones de las petroleras rondarían los 1.000 millones de dólares para el año que viene. Con un barril de crudo Escalante por encima de los 65 dólares los fondos que deberían volcar en la provincia las operadoras tendrían que superar esos anuncios. En los últimos años los volúmenes de inversión se han desacoplado del precio Escalante y la provincia termina acumulando efectos negativos.
Desde que Chubut renegoció de manera anticipada las concesiones petroleras con las operadoras en el año 2007, otorgándole a las compañías seguridad jurídica y previsibilidad por 40 años, el saldo para la provincia no ha sido favorable en materia de inversiones.
Los flujos de inversión de las petroleras se han movido en función de los precios del crudo mas que en base a los compromisos asumidos hace casi 15 años; inclusive las inversiones no siempre han seguido los movimientos alcistas del petróleo y en muchas ocasiones se han disociado de las fuertes subas experimentadas hasta la actualidad.
Cuando el crudo Escalante se desplomó las inversiones cayeron inclusive en proporciones mayores, pero cuando tuvo trayectorias alcistas los flujos de inversión no siguieron al precio del petróleo en la misma proporción.
Hoy en día las apuestas de las petroleras para mantener la actividad en la provincia han sufrido caídas muy bruscas a consecuencia de la pandemia y esa realidad se ha visto mucho más evidenciada en este 2021 cuando el crudo Escalante fue recuperando su cotización producto de la suba internacional, pero las inversiones quedaron muy por detrás de la escalada del barril.
El Escalante arrancó el año cotizando a 54,6 dólares por barril y llegó a los 67,2 dólares en octubre pasado, generando un promedio anual de 61 dólares por barril. Pero a pesar de esa fuerte recuperación del precio, las inversiones de las petroleras fueron las segundas más bajas desde el año 2006 y apenas fueron proyectadas en 736 millones de dólares para los yacimientos chubutenses.
El 2020 había sido el peor año en cuanto a las inversiones desde las renegociaciones, con tan solo 650 millones de dólares volcados en Chubut; pero aparecía como justificativo la crisis mundial generada por el Covid y los bajos precios del crudo, que en el caso del Escalante promedió los 40,6 dólares por barril durante el año pasado.
Los 1.000 millones anunciados para el 2022 deja un sabor amargo y con gusto a poco, porque el crudo como mínimo se amesetaría en su precio y el nivel de inversiones deseable debería superar ampliamente esa suma anunciada.
Con un barril Escalante mas cerca de los 70 dólares, las inversiones petroleras en Chubut deberían acercarse 1.200 o 1.300 millones de dólares para de esa manera no solamente seguir el ritmo alcista del crudo sino también recuperar parte de lo perdido en los dos últimos años de pandemia; lo que se tradujo en menor ritmo productivo, pérdida de reservas y cerca de 2.000 puestos de trabajo respecto de los que había en el periodo de la pre pandemia.
Un proceso dispar y desacoplado
Los dos primeros años después de la renegociación mostraron incrementos de las inversiones por encima de las fluctuaciones que tuvo el precio del crudo Escalante. Los años 2007 y 2008 dejaron saldos positivos ara Chubut porque en el primero el crudo tuvo un leve decrecimiento, pero las inversiones aumentaron de manera interanual; mientras que en el segundo el crudo subió y las inversiones también lo hicieron para romper por primera vez la barrera de los 1.000 millones de dólares.
En los años 2009 y 2010 las inversiones bajaron proporcionalmente más de lo que decreció el precio del barril Escalante; y recién en el 2011 esas variables casi que emparejaron al alza, pero el barril local ya había promediado los 72 dólares y las inversiones escalaron a los casi 1.300 millones de dólares.
Había arrancado el período de la disparada de los precios de los commodities a nivel mundial y el crudo estaba incluido entre los precios que estaban por las nubes. En noviembre de 2011 el crudo Escalante alcanzó el pico histórico de su cotización y se ubicó en los 89,2 dólares por barril.
Esa escalada en los precios del crudo, que se mantendría a lo largo de cuatro años, no se tradujo de manera directa en los ritmos de inversión de las compañías petroleras y aunque tuvieron incrementos no fueron acompasados a los del barril.
Debió haber sido ese el momento en que el Estado provincial, como propietario del recurso hidrocarburífero, impusiera nuevas condiciones para traccionar las inversiones en forma alcista, que se recuperaran más reservas y se equilibrara la balanza en favor de la arista estatal.
En alguna medida eso sucedió en los años 2013 y 2014 debido a que las inversiones aumentaron porcentualmente de manera interanual más de lo que subió el crudo Escalante, pero indudablemente que no se trató de una planificación estatal sino de una oportunidad aprovechada por las concesionarias petroleras en favor de la obtención de mayor rentabilidad en tiempos de vacas gordas.
Inclusive ese proceso no se reflejó linealmente en el año 2012 cuando el crudo aumentó bastante más que las inversiones, pero además se trató del año en que el precio del Escalante cerró con su cotización más elevada en el período analizado y cotizó a 77,6 dólares por barril.
El lapso que va desde el 2011 hasta el 2014 fue un período en que el Estado provincial dejo pasar el tren del boom de los commodities, se conformó con algunas subas de las inversiones y no supo -o no quiso- cambiar las condiciones para obtener mejoras aún mayores y prevenir las oscilaciones de los precios que se producirían en los años posteriores.
Crisis del crudo y pandemia
En el 2015 se produjo un único desacople significativo en favor de Chubut en cuanto a las inversiones petroleras. El precio del Escalante descendió abruptamente a 57,4 dólares por barril, pero las inversiones se mantuvieron elevadas y llegaron a su pico histórico con 1.769 millones de dólares; abriendo una brecha positiva y mayor a la que se había dado en el 2008.
Ya no eran tiempos de elevados precios del crudo, el descenso de la cotización internacional impactó de lleno en el Escalante y los ritmos de inversión decrecieron significativamente.
Con cierto retraso al desacople del 2015, en el 2016 el barril bajó cerca de 10 dólares y los flujos de inversión en Chubut se desplomaron a la mitad, rompiendo la barrera de los 1.000 millones anuales.
Ese proceso se extendió en el 2017 y la recuperación del crudo Escalante producida en el 2018, cotizando a 63 dólares por barril, no fue suficiente para traccionar los flujos de inversión de las compañías petroleras que operan en Chubut.
Bordeando muy levemente por encima los 1.000 millones de dólares de inversión en 2018 y 2019, Chubut vio como subía el precio del crudo local pero ya no había margen para que las petroleras le siguieran el ritmo y el Estado pagaba los platos rotos de su indecisión u omisión en los tiempos de bonanza.
En el 2020 irrumpiría la crisis mundial generada por la pandemia. El mundo se detendría por algunos meses porque había que quedarse en casa, el consumo mundial se desplomó y la demanda de crudo también.
Aunque mucho se habló de los precios negativos del petróleo internacional en los mercados a futuro, en medio de la psicosis pandémica; lo cierto es que el año pasado el crudo Escalante cerró a un promedio de 40,6 dólares por barril, pero esa cotización obviamente no iba a traccionar ninguna inversión que equilibrara el período de crisis.
En el peor año de la pandemia las petroleras invirtieron menos que antes de la renegociación, inyectando solamente 650 millos de dólares. La baja de las inversiones fue aún más pronunciada que la del precio del crudo en el 2020.
Con la vuelta paulatina de cierta normalidad post pandémica, el crudo Escalante tuvo una fuerte remontada de la cotización y este 2021 promedio hasta octubre los 61 dólares -alcanzando el pico de los 67,2 hace un mes y medio atrás.
Esa remontada aún se ha reflejado en el rubro de las inversiones de este año, aunque habrá que esperar a que concluya y se conozcan los números reales de los flujos de inversión concretados; ya que los 736 millones de dólares eran los proyectados para todo el 2021 a mediados de año.
Si ese número no tuvo demasiadas variaciones, otra vez se producirá el desfasaje entre la fuerte suba del crudo que incrementó su valor en casi un 50% y las inversiones que crecieron muy por debajo ese parámetro, pero que además son inferiores a los niveles invertidos en el 2006 cuando no se habían firmado las renegociaciones anticipadas de las concesiones petroleras.
Los 1.000 millones anunciados sin muchas precisiones para el 2022 indudablemente serán insuficientes para recuperar el terreno perdido y mejorar el ritmo productivo y de mano de obra en los yacimientos chubutenses.
Chubut otra vez se encuentra ante la disyuntiva de una crisis de largo aliento, a la que en esta oportunidad se le suma la atracción que genera Vaca Muerta para las petroleras que buscan sacar ventaja de los subsidios estatales y de los altos precios del crudo que hacen mas rentable los yacimientos no convencionales neuquinos.
Deberá ser el Estado provincial quien se ponga al frente de manera previsora, y como propietario de los recursos naturales, para marcar los ritmos de inversión necesarios en la provincia y armar un entramado de contención y equilibrio para la principal actividad productiva.
Indefectiblemente que esa no es la solución de fondo -ya que el Estado abandonó el concepto de la estatización desde el inicio de la privatización y la provincialización-, pero cuanto menos debería mantener la capacidad de decidir cómo manejar los yacimientos petroleros e incidir con fortaleza a la hora que las operadoras tomen las decisiones.