Los gobiernos progresistas no han puesto en tela de juicio la validez del modelo extractivista

Mariátegui. La revista de las ideas
Mariátegui. La revista de las ideas

Alberto Acosta, economista ecuatoriano, es investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), ha sido fundador del movimiento Alianza País, Ministro de Energía y Minas y presidente de la Asamblea Nacional Constituyente. Mariátegui. La revista de las ideas, lo entrevistó en Lima, antes que inicie su disertación en el seminario XIII Diálogo Democrático. La Crisis y las Industrias Extractivas en América Latina. Organizado por el Grupo Propuesta Ciudadana, Oxfam Internacional y Revenue Watch Institue.
por Yásser Gómez*
– Para que el gobierno de Alianza País se consolide en el poder y realice las transformaciones sociales, necesita un partido que aún no lo tiene ¿Cómo analiza esto?
– Es fundamental que el presidente Rafael Correa entienda que hay que construir un movimiento o un partido político amplio, democrático y participativo. Se requiere una buena estructura social para poder sostener un proceso de cambio. No se trata simplemente de formar unos cuantos comités aislados para defender los avances del proceso que está en marcha, sino que todo este proceso tiene que hacerse con una creciente participación ciudadana. Tenemos que entender definitivamente, que la construcción de una sociedad democrática, tiene que ser con métodos democráticos, de mucha participación, de mucho debate y de posibilidades de definición de las políticas con amplios sectores de la sociedad.
En segundo lugar, el gobierno requiere no sólo buscar adeptos entre quienes están dentro del movimiento, sino convocar a otros actores de la sociedad. Tiene que hacer un esfuerzo para tener una base horizontal mucho más amplia. Por ejemplo, el gobierno tiene que hablar, discutir, dialogar, llegar a acuerdos con el movimiento indígena, sindical, de mujeres, jóvenes, ecologistas con muchos sectores, que de una u otra manera coinciden en gran parte de los temas que está planteando el gobierno ecuatoriano. Esto no significa que todos estos grupos tienen que apoyar irrestrictamente todas las políticas del gobierno, pero todos estos grupos tienen que sentirse parte de la definición y ejecución de las políticas que van en beneficio de la sociedad. Y en tercer lugar, este proceso de conformación de un gran bloque histórico, que permita las transformaciones tendrá que ser respaldado por la práctica gubernamental. Requerimos mucha coherencia en el gobierno del presidente Correa. Ahí tenemos un problema grave, porque en algunos ámbitos el gobierno de Alianza País no está siendo coincidente con los planteamientos de cambio iniciales como en el sector agrario para mencionar un caso concreto. Esos me parecen los elementos fundamentales.
– ¿Se está avanzando en este proceso de organización?
– Alianza País es un movimiento. Eso surgió en el proceso electoral del año 2005, se ha ido ampliando, reorganizando y reformulando, pero todavía no existe una institucionalidad política como un movimiento, menos aún como un partido político. Ese es uno de los déficits que tiene todavía este proceso de la revolución ciudadana y el presidente Correa cree que va a cerrar esta brecha, simplemente conformando Comités de Defensa de la Revolución, que en la práctica ya existían. Dentro de Alianza País habían lo comité familiares que eran los núcleos más pequeños para la discusión ideológica y para el proceso del proselitismo electoral, que es necesario. A este proceso le falta un movimiento democrático, alianzas sólidas y coherencia política.
– La crítica más fuerte del movimiento indígena hacia el gobierno, está en lo referido a la extracción de minerales e hidrocarburos ¿Por qué ocurre esto con un gobierno progresista?
– La crítica del movimiento indígena y de amplios sectores sociales surge porque el gobierno en las leyes no está apegado a la Constitución. Por ejemplo, la Constitución establece derechos colectivos, de la naturaleza, de participación ciudadana como elemento fundamental para la elaboración de leyes. Y el gobierno de Alianza País, con la ley de minería aprobada después de la Constitución, está poniendo en riesgo la Carta Magna. Ese es el problema de fondo. Con la ley de soberanía alimentaria está poniendo en riesgo la misma Constitución ¿A qué se debe esto? Sin duda alguna a las incoherencias de un gobierno que todavía tiene unas políticas, claramente inspiradas en el manejo neoliberal, que todavía representa intereses de los grupos económicos más tradicionales, como en el ámbito agrario. Y eso también se explica en el sector de la minería en particular, por el hecho de que los gobiernos de la llamada corriente progresista de América Latina no han discutido ni han puesto en cuestionamiento el modelo extractivista. Ecuador, Venezuela y Bolivia para citar a los países que están de más avanzada en surámerica. No han puesto todavía en tela de juicio la validez de un modelo extractivista, siguen creyendo que vía la extracción de los recursos naturales vamos a encontrar el camino del desarrollo. Eso sabemos que será imposible. No sólo se trata de usar adecuadamente los recursos, sino cambiar esa modalidad primario exportadora, que nos ha subordinado en el contexto internacional. No sólo hay -entonces- que plantearse un modelo extractivista, sino una nueva forma de inserción en el mercado mundial.
– En los espacios de integración continental como el Mercosur, la CAN o la UNASUR, no se discute el tema del IIRSA (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana), incluso gobiernos como el de Bolivia continúan con el proyecto ¿A qué se debe esto?
– Es que el IIRSA responde a la lógica del modelo extractivista atado a las demandas de acumulación del capital transnacional. Estos canales interoceánicos no buscan la integración de los pueblos, sino la integración de nuestras economías al mercado mundial. En tanto que, suministradores de recursos naturales como petróleo y minería por ejemplo, también de productos agrícolas, el control de la biodiversidad y las fuentes de agua para el capital transnacional. Y todo esto en el marco de la ampliación de mercados, de la conformación de espacios donde se puedan crear mayores consumidores y no la conformación de la ciudadanía regional y menos de la ciudadanía global. El IIRSA todavía está vigente porque los gobernantes de América Latina de la tendencia progresista como Chávez, Lula, Evo, Correa y Fernández, no están cuestionando el modelo extractivista ni la forma de inserción sumisa en el mercado mundial. Esa es la explicación, porque el IIRSA está todavía con vida y con fuerza.
– ¿Por qué Rafael Correa no entiende que su llegada al poder es el resultado de un proceso histórico de las luchas del pueblo ecuatoriano?
– Tengo las siguientes razones. Primero, Correa entra públicamente en la vida política nacional recién en el año 2005, tuvo alguna incursión como analista político -compañero-amigo mío desde hace algunos años- pero públicamente comienza a incursionar de una manera efectiva, consistente, coherente, desde el mes de abril del 2005. En octubre del 2006 pasa a la segunda vuelta electoral, habiendo obtenido una importante votación y en el mes de noviembre del 2006 gana la Presidencia de la República. Su experiencia en términos de participación orgánica dentro de algún movimiento o partido político es tremendamente limitada. Entendería esto a su poca experiencia. Segundo, el presidente Correa ha tenido muchos y buenos resultados que se los atribuye sólo a su gran mérito. No minimizo la capacidad de liderazgo del presidente Correa, pero él está asumiendo el papel del portador de la voluntad política colectiva. Y no se da cuenta, que gran parte del proceso histórico anterior, es el que explica los resultados positivos de Correa y de Alianza País. Para ponerlo en términos muy sencillos, el presidente Correa no es un relámpago en cielo despejado. Las nubes para el proceso de cambio ya estaban cargadas por la lucha de los pueblos y nacionalidades indígenas, por las luchas del movimiento sindical, por la lucha de los movimientos sociales, por la lucha de los hombres y mujeres del campo y de la ciudad que venían bregando por transformaciones profundas. Tercero, también se produce por la ausencia de una estructura orgánica, movimiento o partido político que permita llevar adelante de una manera democrática todo el proceso que está en marcha. Entonces, estos factores explican porque el presidente Correa, en determinadas circunstancias y momentos no entiende que él está ahí, en la presidencia, gracias a todo el esfuerzo realizado por la sociedad ecuatoriana.
– Hace poco el presidente ecuatoriano hizo un llamado para organizar los Comité de Defensa de la Revolución Ciudadana. A partir de la necesidad de enfrentar en las calles a la derecha como ocurre en Bolivia y Venezuela. ¿Qué piensa de esto?
– Entiendo que se debe organizar el movimiento, pero no se trata de organizaciones pequeñas en Comité de Defensa de la Revolución, hay que organizar todo el movimiento, todo el partido político. Además, creo que era innecesario convocar a esos Comités cuando ya existen los Comités Familiares de Alianza País. Desde la elección del año 2006 ya trabajaron activamente los comités familiares en muchas de las grandes ciudades del Ecuador. En ese contexto, entonces, no era necesario hacer eso. Una revolución no se va a defender simplemente organizando comités asilados, sino dando respuestas coherentes con lo que se ha dicho. Calidad de las decisiones e ir a la raíz de los problemas, decisiones que trasciendan la coyuntura y que resuelvan los problemas estructurales, radicalidad en las acciones. Pero sobre todo, participación ciudadana, participación social, abrir las puertas para que haya cada vez más gente debatiendo, discutiendo e impulsando estos cambios. Eso es mucho más sólido, que tratar de conformar Comités de Defensa de la Revolución cuando todavía no hay un movimiento político. Hay que tener en consideración que dentro de un proceso democrático, no sería adecuado tener Comités que comiencen a perseguir o a imponer tesis sin debate. También sería cuestionable que se utilicen recursos del Estado para financiar el movimiento político del presidente Correa. Eso estaría contra las leyes y tendría que ser intervenido por la Contraloría General del Estado.
– A corto plazo ¿Ecuador puede dejar la dolarización de su moneda?
– Considero cada vez más, que fue uno de los mayores errores históricos que se cometió en el país. Y ahora estamos agarrados a la dolarización como un pecado original, del cual es difícil liberarnos, desatarnos. ¿Cómo vamos a salir de la dolarización? No le podría decir en este rato. Tengo una serie de ideas, propuestas técnicas y políticas de como hacerlo, pero por lo pronto
no creo que el gobierno este dispuesto a impulsar una salida desde el Ecuador, sino lo que está buscando es consolidar la integración regional para llegar a tener una moneda única de los países de la región. Creo que ese puede ser un camino entre el mediano y el largo plazo. En el corto plazo podría producirse un problema si es que la economía mundial sigue en declive. Si hay una mayor crisis internacional y esto afecta los ingresos en dólares de la economía ecuatoriana
– ¿Y cómo está lo de la Deuda Externa?
– Se está haciendo esfuerzos para deslindar al país de las prácticas neoliberales. No lo ha logrado en todos los ámbitos, pero se está caminando en esa dirección. Con relación a la Deuda Externa, el gobierno del presidente Correa recogiendo el reclamo popular dio paso en julio del 2007 a la configuración de la Comisión de Auditoría Integral del Crédito Público, que estableció que gran parte de la Deuda Externa es ilegal e ilegítima. Esto le permitió al gobierno suspender el pago de los bonos global a 12 y 30 años y abrir la puerta a una moratoria. Inicialmente creíamos que esa era el camino para un reclamo ético-político sustentado en la ilegitimidad e ilegalidad de la deuda externa. Posteriormente, quizás presionado por los problemas de la crisis internacional y apegado a un pragmatismo gubernamental que habría que analizarlo en un contexto más amplio, optó por una vía de recompra de los papeles de la deuda. Sin duda que hay muchos elementos para cuestionar, pero no podemos dejar de mencionar el logro que significó para el Ecuador, haber hecho desaparecer -prácticamente- el 91% de la deuda que estaba firmada en bonos global a 12 y 30 años. Hay muchos otros segmentos de deuda en donde todavía hay problemas graves, pero no una respuesta clara. Sin embargo, el gobierno de Alianza País logró reducir el monto de la Deuda Externa que está en una cifra inferior al 20% del Producto Interno Bruto. Con las presiones producidas por la crisis internacional, el gobierno ha tenido que buscar financiamiento y ha conseguido créditos, no en los mercados tradicionales como el Banco Mundial, el FMI, pero ha recurrido a bancos donde hay menos condicionalidades político-economicas como son la CAF (Corporación Andina de Fomento), el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLR), está negociando con el BID (Banco Interamericano de Desarrollo), también ha conseguido créditos de China y está buscando opciones alternativas. Pero por lo pronto hay que rescatar, por un lado, la gestión para reducir sustantivamente el pago de la Deuda Externa y por otro, la diversificación de las fuentes de financiamiento. Quedará todavía para el análisis ¿Cómo se hizo esa gestión para reducir la deuda? ¿Cuáles son las condiciones de los nuevos créditos, en estos nuevos mercados? Y naturalmente el uso que se haga de esos recursos. El capítulo de la Deuda Externa no se ha cerrado aún.
*Yásser Gómez.
Periodista.
Editor de Mariátegui. La revista de las ideas.