Conocida como la Kuwait de Occidente, Aberdeen apuesta al desarrollo de energías limpias
Por Reuters.- Las embarcaciones de abastecimiento de combustible en alta mar llenan el puerto escocés de Victoria, mientras la dificultad para encontrar fletes deja en evidencia la recesión por la que atraviesa la industria petrolera de Gran Bretaña.
Con la producción de petróleo y gas de Gran Bretaña en el Mar del Norte 44 por ciento por debajo de su punto más alto, Aberdeen, la capital petrolera de Europa, teme que la recesión no sea simplemente cíclica y por ello apunta hacia la diversificación en áreas que incluyen energía más limpia.
Durante el auge de los hidrocarburos, que ha durado casi cinco décadas, la ciudad en cierta medida ha estado preparándose para el final. La industria petrolera que en un momento suscitó versiones de que Escocia era como “la Kuwait de Occidente” ha sobrevivido a la mayoría de los pronósticos.
“Estoy alejando a mis hijos de cualquier cosa que tenga que ver con el petróleo. No va a durar para siempre”, dijo John Irvine, un camionero que solía trabajar en las plataformas.
En la ciudad de alrededor de 200 mil habitantes abundan los BMW y Mercedes en los embotellamientos que atascan las calles en las horas pico y en la ciudad pueden verse Jaguares, Aston Martins y Porsches con matrículas personalizadas.
Reducción de gastos de las petroleras disminuye el empleo
La industria del Mar del Norte, con una producción equivalente actual a 2.5 millones de barriles de crudo, que aporta a las arcas del gobierno británico más que cualquier otra industria, es una de las que más gasta en bienes y servicios y es una importante fuente de empleo.
Alrededor de 40 por ciento de los 10 mil 500 millones de libras de la economía del área de Aberdeen depende de esta industria, según la Cámara de Comercio de Aberdeen y Grampian.
El petróleo ha llevado el desempleo en la ciudad Granito (como se conoce a Aberdeen por la sólida roca volcánica de la que está hecha la mayoría de sus edificios) a menos de la mitad del promedio de Gran Bretaña.
Pero como el crudo Brent está alrededor de 80 dólares el barril, casi la mitad de lo que costaba hace un año, el puerto ahora está más tranquilo. Los trabajadores dicen que algunos propietarios de embarcaciones son tan pesimistas en cuanto a conseguir un flete a la brevedad, que no quieren pagar por amarrar en el puerto. Una decena de embarcaciones están ancladas a unos kilómetros de la costa arenosa de Aberdeen. Normalmente se ven uno o dos, según dicen empleados de la industria.
Aberdeen ha visto cientos de despidos y los egresados de ingeniería de las universidades locales, por primera vez en años, han tenido problemas para encontrar trabajo debido a la reducción de gastos de las grandes compañías petroleras como British Petroleum (BP) y Royal Dutch Shell.
El resultado ya se ve en locales vacíos en Union Street, la principal calle de la ciudad, mientras que los bares, restaurantes y taxistas dicen que la actividad está más aletargada que hace un año.
El turismo, las biociencias y la exportación de servicios petroleros alrededor del mundo están entre los sustitutos a los que apunta Aberdeen para los hidrocarburos del Mar del Norte, pero para muchos su premio mayor sería usar su experiencia petrolera de altamar para construir una industria de energías renovables tan grande como la del crudo.
La ciudad apunta a usar su experiencia para convertirse en un líder de energía eólica de altamar, energía mareomotriz y captura y almacenamiento de dióxido de carbono, industrias que espera reciban un empujón de las conversaciones sobre cambio climático global en Copenhague en diciembre.
“Tenemos que aprovechar esa experiencia y convertir a Aberdeen en la capital europea de la energía y no sólo en la capital petrolera de Europa”, dijo Mike Rumbles, miembro del Parlamento Escocés por West Aberdeenshire, reflejando un amplio cambio en el marketing de la ciudad.
Alex Salmond, director de la delegación del gobierno escocés, dijo en una conferencia en Aberdfeen el mes pasado que el mercado de la energía eólica podría valer 130 mil millones de libras, y que Escocia podría ser la “Arabia Saudita de la energía mareomotriz”.
“Estamos viendo la emergencia de un mercado de la energía de alta mar que es comparable en escala con el mercado que hemos visto en el petróleo y gas de altamar en los últimos 40 años”, manifestó.
Energía mareomotriz y proyectos eólicos de altamar, en el horizonte
La energía producida a partir del movimiento de las mareas, conocida como mareomotriz, sigue estando en su etapa de prueba, y la viabilidad de la economía de nuevos proyectos eólicos de altamar ha sido puesta en duda, incluso por actuales inversionistas como la empresa de servicios EON.
La tecnología CCS podría además dar lugar al desarrollo de una industria que llene los vacíos yacimientos del Mar del Norte con dióxido de carbono, si bien los petroleros dudan que un tratado en Copenhague pueda aportar suficientes incentivos para hacer que la actividad sea rentable.
Otra área de atención, el turismo, también se ha visto obstaculizada previamente por la presencia del petróleo. “Los hoteleros se volvieron holgazanes. Estaban llenos de lunes a viernes con trabajadores del petróleo, de modo que nunca se molestaron en atraer turistas”, indicó Jim Moir, un taxista.
Dispuestos a poner a Aberdeen en el mapa turístico internacional, los negocios locales han respaldado con fuerza un plan del magnate inmobiliario estadunidense Donald Trump de un proyecto de vivienda y golf a 12 kilómetros al norte de la ciudad, aunque significa construir sobre una reserva natural.
Trump actualmente trabaja en una disputa con los terratenientes que se niegan a vender sus tierras y espera que las autoridades locales, de ser necesario, invoquen sus poderes de compra obligatoria para facilitar el desarrollo.
La ciudad también espera reorientar su vibrante industria de servicios petroleros hacia emergentes centros petroleros de altamar, como Brasil. “Sólo porque la producción del Mar del Norte empiece a disminuir no significa que Aberdeen, como centro internacional, también se deteriore. La experiencia puede quedarse aquí y ser exportada a todo el mundo”, dijo Robert Collier, director ejecutivo de la Cámara de Comercio.
La Jornada