Por Cristian Navazo.- El incesante aumento de los precios de los combustibles en el país es una especie de carta blanca que le da el gobierno nacional a las petroleras por la regulación de la cotización del crudo en el mercado interno.
Los combustibles han escapado al control de precios aplicado por la Nación, que ha dejado pasar una y otra vez los incrementos que aplican las refinadoras, para que las petroleras integradas (las que producen crudo y lo refinan) puedan obtener una parte del margen de ganancia que les quita mediante el congelamiento del precio del petróleo.
Pero lo más importante es que eso le permite al gobierno central recaudar una cuantiosa suma en concepto de impuestos a los combustibles.
El precio de los combustibles aumentó en promedio un 22 por ciento el año pasado y ya hubo varios incrementos en lo que va de 2010.
Los impuestos que se aplican al sector varían. En el caso de las naftas, al valor de compra a las refinerías el estacionero debe sumarle un 62 por ciento de Impuesto a la Transferencia de Combustibles (ITC), un 5 por ciento de tasa hídrica, el 21 por ciento de IVA y el 3,5 de Ingresos Brutos. El gasoil tiene los mismos impuestos, pero en lugar de una tasa hídrica se paga un impuesto al gasoil del 22 por ciento y el ITC es del 19 por ciento.
Petróleo regulado
Por otro lado, cuando la cotización del oro negro llegó a los 140 dólares el barril en el nivel internacional, en Argentina se mantuvo en los 47 gracias al esquema de retenciones a la exportación.
Las provincias productoras como Neuquén, al igual que las empresas, reclaman desde hace un par de años que se aumente el precio interno del crudo para recaudar más en concepto de regalías.
Sin embargo, el gobierno nacional siempre fue reacio a hacerlo por temor a que se disparen los precios de los combustibles, con su posterior impacto en el inocultable proceso inflacionario y en toda la cadena productiva.
Pero ante los insistentes reclamos de los gobernadores y para acallar la demanda de las provincias por coparticipar el impuesto al cheque, la administración K autorizó una suba de un 1,5 por ciento mensual del precio del valor interno, hasta julio, que ubica en 49 dólares el barril.
De hecho, en Neuquén ya se cerraron contratos a ese precio en febrero y marzo pasados. Y en la Gobernación esperan que en julio se llegue a los 51 dólares.
Esta suba en el valor del petróleo implica que el mayor precio que pagan las refinadoras por la materia prima se traslade inevitablemente a los surtidores de las estaciones de servicio.
La Mañana Neuquén