Entre los veintisiete acuerdos que se firmarán hoy [20/04/10], los relativos a energía ocupan un lugar clave por lo que representan políticamente. Argentina se involucra en la solución de la crisis eléctrica de su socio. Una integración construida paso a paso.
Por Raúl Dellatorre.- Argentina concretará hoy los primeros acuerdos comerciales y de cooperación por los cuales se involucrará directamente en la respuesta que el gobierno de Hugo Chávez busca a la crisis energética venezolana. El viaje que hizo Julio De Vido, ministro de Planificación, a Caracas en febrero pasado, cuando el gobierno bolivariano atravesaba uno de los momentos más críticos de su gestión, a raíz de los cortes eléctricos que padecía sin capacidad de respuesta, puso en marcha una estrategia común que hoy empieza a buscar su concreción. La utilización del gas natural como fuente de generación térmica, y además como combustible, es el eje de la estrategia que Argentina sugirió a Venezuela para superar su dependencia de la generación hidroeléctrica que, para peor, depende de un único curso de agua.
De los veintisiete acuerdos comerciales y de cooperación que firmarán hoy Argentina y Venezuela, quizá los relacionados con las cuestiones energéticas resulten los de mayor trascendencia como experiencia de complementación e integración para resolver problemas estructurales en la región. En años anteriores, durante el gobierno de Néstor Kirchner, el eje había sido puesto sobre la agricultura. La colaboración para el desarrollo que prestaron un puñado de fabricantes de maquinaria agrícola de capital argentino y tamaño mediano le permitió a Venezuela empezar a recomponer su sector agrícola. Y a las empresas argentinas, sobrellevar sin ahogos la etapa de retracción de las compras de equipos para el campo fronteras adentro durante el año 2008 e inicios de 2009.
Ahora es el momento de las energías alternativas. Venezuela tiene el que probablemente sea el mayor reservorio de gas de la región, pero prácticamente no utiliza ese recurso como fuente de generación eléctrica. Tampoco se sirve de ese fluido para su uso como combustible para automotores.
Dos de los convenios que se firmarán hoy, entre Pdvsa (la petrolera estatal venezolana) y sendas empresas argentinas, están referidos al aprovechamiento en el transporte del gas natural. La mencionada petrolera y la argentina GNC Galileo firmarán hoy por la mañana el acta de constitución de una empresa de capital mixto para la fabricación de compresores, a montar en estaciones de servicio de gas natural vehicular en Venezuela. Por otra parte, Pdvsa y la nacional Tomasetto Achille Gas Technology acordarán la transferencia de tecnología para la constitución de una empresa de capital mixto para desarrollar kits de conversión de vehículos a Gas Natural.
En materia de generación eléctrica, Enargas (empresa estatal argentina) se comprometerá a trasladar la experiencia ganada en la promoción de la instalación de pequeñas centrales térmicas, que Venezuela podría volcar en la solución de problemas locales.
También se firmarán convenios para buscar la repotenciación de las turbinas que generan en las centrales hidroeléctricas y para la producción mixta de celdas de media tensión e interruptores para subestaciones eléctricas.
Eulogio del Pino, presidente de Corporación Venezolana de Petróleo (CVP), filial de Pdvsa, había anticipado días atrás que la petrolera estatal espera que su tren de gas natural licuado entre en marcha a fines de 2010. Dicho tren será parte del complejo petroquímico y de refinación que se construirá en el oriente del país. Este tren recibirá gas de tres proyectos costa afuera en el este de Venezuela. La instalación del tren de GNL será el vínculo necesario entre la extracción de gas y el aprovechamiento en el mercado interno del fluido, que en otras condiciones sólo tendría destino de exportación.
El costo estimado del tren de GNL asciende a 2700 millones de dólares y producirá 4,7 millones de toneladas al año de GNL. El eslabón debil de la estrategia de desarrollo del GNL para uso local en Venezuela es la falta de tecnología y experiencia para su conversión en combustible y energía eléctrica. Argentina está dispuesta a aportarlas. ¿Qué recibirá a cambio? Más experiencia y desarrollo para sus empresas, además de la vinculación con un país que tiene en abundancia un recurso natural no renovable que, en Argentina y el mundo, se está tornando escaso.
Página/12