La plaza de los pueblos originarios

Los reclamos principales fueron por tierras y el rechazo a industrias extractivas. Fueron recibidos por CFK.

Por Darío Aranda.- Nunca en doscientos años los pueblos indígenas habían llegado con tanta masividad hasta el centro del poder político de Argentina. Y el reclamo, unívoco y contundente, fue el mismo de los últimos dos siglos: tierra, rechazo a las empresas que los desalojan, respeto a su cultura ancestral y justicia frente a los atropellos del pasado y el presente. “La tierra, robada, será recuperada”, fue el canto con el que las comunidades indígenas de diez provincias ingresaron ayer a la tarde a Plaza de Mayo. Todos los discursos denunciaron el rol extractivo y contaminante de las compañías mineras, agropecuarias y petroleras, y también a la dirigencia política “que por acción u omisión permite nuestra opresión”. Aclararon que no marcharon para festejar el Bicentenario, sino para “mostrar que seguimos vivos”. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner los recibió en la Casa de Gobierno y prometió atender sus reclamos. Luego de ocho días de marcha, Jorge Nahuel, de la Confederación Mapuche de Neuquén, aseguró que esperaban “anuncios concretos a las históricas demandas”.
La movilización fue impulsada por la Confederación Mapuche de Neuquén, la Unión de los Pueblos de la Nación Diaguita (UPND de Tucumán), Kollamarka de Salta y el Consejo de Autoridades Indígenas de Formosa. También participó el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase-Vía Campesina) y contó con el apoyo fundamental de la organización Tupac Amaru, que dirige la jujeña Milagro Sala.
“Es una marcha histórica, nos animamos a llegar hasta este mundo de edificios, asfalto, y venimos con respeto pero también fuerza, queremos que les quede claro que los grandes negocios de las empresas arrasan nuestras tierras y se llevan nuestra vida”, graficó al comienzo de la marcha Félix Díaz, pilagá de la comunidad La Primavera de Formosa, uno de los ocho mil indígenas que llegaron hasta Buenos Aires.
Las columnas de comunidades indígenas ocuparon siete cuadras de la avenida 9 de Julio. Lo ancho de todo un carril estaba desbordado de rostros curtidos, abuelos, muchas mujeres, niños y gran cantidad de jóvenes. En Diagonal Norte los esperaron organizaciones sociales, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). Camino hacia la Plaza, desde algunos edificios tiraban papelitos, aplaudían el paso indígena y las banderas argentinas convivían con las wiphala, emblema multicolor de los pueblos originarios.
“Caminando por la verdad, hacia un Estado plurinacional”, fue la consigna de la marcha, que comenzó el 12 de mayo en Jujuy, Misiones y Neuquén, atravesó diez provincias y contó con la presencia de los pueblos kolla, mapuche, qom-toba, diaguita, lule, huarpe, wichí, mocoví, guaraní, vilela, sanavirones y guaycurú. Elías Maripan, de la Confederación Mapuche de Neuquén (CMN), arengó desde el escenario. “Los pueblos originarios están de pie, dignos y conscientes de sus derechos”, gritó con el puño en alto. La multitud lo ovacionó.
Desde el ingreso de las columnas a la ciudad de Buenos se hizo hincapié en el pliego consensuado antes de comenzar la marcha. Territorio, cultura-educación, “madre naturaleza” y reparación económica. En base a leyes ya vigentes, exigen inmediato reconocimiento y restitución de tierras, aplicar con urgencia el derecho a la consulta y consentimiento sobre los hechos y acciones que los afectan, y la aplicación efectiva de la ley 26.160, de emergencia territorial, ya vigente hace cuatro años y muy demorada en su aplicación.
En el plano cultural solicitaron reconocimiento de las lenguas indígenas como idiomas oficiales, incluir planes de estudio interculturales, crear universidades e institutos de formación indígena y suplantar el 12 de octubre por fechas significativas de los pueblos originarios. “Solicitamos la derogación del Código de Minería”, remarcan desde la convocatoria –como freno a la avanzada de la minería metalífera a gran escala– e impulsan la creación de un “tribunal de justicia climática”.
David Sarapura, de la Coordinadora de Organizaciones Kollas Autónomas (Kollamarka, de Salta), aclaró que la marcha “no es para festejar el Bicentenario, marchamos para demostrar que estamos vivos, que somos los antiguos pobladores de esta tierra y que hemos resistido y seguiremos resistiendo, eso es lo que nos llevó a todos los hermanos a estar en esta marcha. Lo que sí festejamos es que estamos vivos”.
La Presidenta recibió a una treintena de delegados durante una hora. “Propuso una agenda de trabajo para la primera quincena de junio. Dijo que está de acuerdo en muchos puntos, y en otros para nada. Suponemos que no comparte nuestro rechazo a la minería, las petroleras y empresas que saquean y contaminan nuestros territorios, no lo dijo pero lo dio a entender”, explicó Jorge Nahuel, de la Confederación Mapuche, y reconoció que esperan “anuncios concretos. Nos hubiera gustado respuestas claras a nuestras demandas, pero sabemos que al Estado les cuesta entender nuestra realidad, aunque tiene claro que estamos organizados y no bajaremos las demandas”. El derecho y la protección del territorio es la histórica demanda de todos los pueblos indígenas, sin distinción de etnias y regiones.
Una investigación de Página/12 reveló en 2007 que existen al menos 8,6 millones de hectáreas en conflicto entre comunidades indígenas y multinacionales mineras, los estados provinciales y nacional, privados multimillonarios –aunque también algunos menos acaudalados–, empresarios turísticos, plantas de celulosa, empresas sojeras, universidades nacionales y, según acotan las comunidades, “un sistema político y judicial que desobedece las leyes”. En la misma línea, un trabajo de la organización Red Agroforestal Chaco Argentina (Redaf) relevó seis provincias del noreste argentino y aportó datos inéditos: cinco millones de hectáreas en conflicto, casi 600 mil personas afectadas, y confirma que el sector privado y estatal son los principales opositores a los campesinos e indígenas. El informe demuestra que la mayor conflictividad comenzó en la década del 90, de la mano del avance de la soja sobre el norte del país.
Jorge Nahuel, mapuche, aseguró que ahora los pueblos indígenas están “movilizados, se hacen escuchar y tienen una fortaleza mayor que hace décadas”.

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Un sector organizado, pero atomizado

Por Darío Aranda.- En Argentina habitan, según datos oficiales, 600 mil personas que se reconocen pertenecientes o descendientes de 24 pueblos indígenas. Las organizaciones indígenas aseguran que el número es mayor, cercano al 1,5 millón de personas, y afirman que hay al menos 30 pueblos indígenas. En el país no hay una organización que nuclea a todas las comunidades, ni siquiera existe un organización que reúna a todos los indígenas de una provincia o etnia. Al contrario, en provincias con alta población indígena (Chaco, Salta, Jujuy, Formosa, Misiones o las patagónicas) existen decenas de organizaciones, disputas, divisiones y, en algunos casos, alianzas con gobiernos provinciales o nacional.
Las demandas explicitadas en la marcha de ayer son tan antiguas como la conformación del Estado nacional. En toda la historia indígena hubo reclamos, de distintos modos (huelgas, enfrentamientos, marchas, cortes de ruta) y en distintos lugares del país, pero nunca una movilización tan masiva y heterogénea había llegado a Buenos Aires.
La marcha no estuvo ajena a polémicas y enfrentamientos dentro de las mismas organizaciones indígenas. La movilización comenzó a gestarse en diciembre pasado. En febrero de este año contó con el visto bueno del Gobierno, que acompañó la iniciativa desde el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), el Ministerio de Desarrollo Social y desde Radio y Televisión Argentina (RTA). Pero una división entre organizaciones significó el retiro del apoyo económico a la marcha. El otro sector, llamado Encuentro Nacional de Pueblos Originarios, reúne a una decena de organizaciones, sí cuenta con el respaldo del INAI y también fue recibido ayer por la Presidenta, que realizó junto a ellos un acto en el Salón de la Mujer de Casa de Gobierno. Ambos sectores son afines al gobierno nacional, enarbolan las mismas demandas, sobre todo territorio, eje central de todas las comunidades indígenas del país.
Otro sector se reunirá el lunes y martes próximo en lo que se denomina “el otro bicentenario, el bicentenario de los pueblos”. Participan organizaciones sociales, comunidades indígenas de Salta, Chaco, Jujuy, Tucumán y Formosa. También estará la Organización de Comunidades de Pueblos Originarios (Orcopo) y la mayor parte de los reclamos pasan por el rechazo a las industrias extractivas y el papel del Gobierno.

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Leyes para incumplir

Por Darío Aranda.- A lo largo de los ocho días de marchas indígenas no se pidió la sanción de nuevas leyes, sino el cumplimiento de las ya existentes. El libro Crónicas de la resistencia Mapuche, un completo relato histórico del investigador y periodista Adrián Moyano, da cuenta de que esos incumplimientos son recurrentes a lo largo de la historia. Recuerda la violación sistemática de tratados de paz firmados por la corona española y, luego, el Estado argentino. Revela que se acordaba con los pueblos indígenas, pero los gobiernos luego violaban esos pactos para avanzar sobre tierras ancestrales y asesinar comunidades. “Al internarse las tropas de Roca en territorio indígena, varios de esos tratados estaban en vigencia. Sin embargo, a los que invadían en nombre de su civilización no les importó respetar los acuerdos que habían celebrado poco tiempo antes”, denuncia. En el marco del Seminario de Derecho Indígena Comparado, en 1998, el especialista en historia del derecho del Conicet Abelardo Levaggi identificó 74 tratados con comunidades indígenas. Su gran mayoría fueron incumplidos por las autoridades argentinas, que violaron la ley y desconocieron los derechos indígenas.
Un sector importante de la clase política consideró que el 1º de noviembre de 2006 era el “día de la reparación histórica”. El Congreso acababa de sancionar la Ley 26.160, que declaraba por cuatro años la “emergencia en materia y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan las comunidades indígenas”. La norma suspendía los desalojos y comprometía al Estado a realizar un relevamiento técnico, jurídico y catastral para otorgar la tenencia definitiva de las tierras ocupadas ancestralmente. Tan retrasada estaba la aplicación de la ley que fue prorrogada otros tres años. El noviembre de 2009, el Congreso aprobó que se extendiera el plazo hasta el 2013.
En la actualidad los derechos indígenas constan en el artículo 75, incisos 17 y 22, de la Constitución nacional, el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (que en Argentina tienen rango superior a las leyes ordinarias) y una decena de constituciones provinciales. Son sólo algunas de las legislaciones que reconocen la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas, garantizan el respeto a su identidad, derecho a una educación bilingüe e intercultural, aseguran la participación en la gestión referida a los recursos naturales y reconocen la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan.

Página/12

En marcha por una reparación

Comunidades indígenas de todo el país llegan hoy a Plaza de Mayo con reclamos históricos: tierras, proteger su cultura y frenar el avance de las industrias extractivas. Habrá un acto y serán recibidos por la Presidenta.
Por Darío Aranda.- Será la mayor marcha indígena que haya ingresado alguna vez a Buenos Aires. Y llegará con un reclamo histórico, tan antiguo como la conformación del Estado argentino: tierra para los pueblos originarios. Tres columnas provenientes de distintos rincones del país se encontraron ayer en Campana, luego de ocho días de marcha, y se dirigirán hoy hacia la Plaza de Mayo, donde también exigirán detener los desalojos, el freno a los desmontes y la extracción de los recursos naturales, derogar las leyes mineras de la década del 90, el cumplimiento del derecho a ser consultados sobre acciones que los involucran y el efectivo cumplimiento de las leyes que los asisten. Está confirmado que la Presidenta los recibirá y, luego de miles de kilómetros de marcha, esperan anuncios significativos.
Salieron el 12 de mayo de Jujuy, Misiones y Neuquén en centenares de micros bajo una consigna: “Caminando por la verdad, hacia un Estado plurinacional”. Atravesaron doce provincias, se encontraron ayer por la noche en un camping de Campana y consensuaron el discurso que darán al mediodía en la Plaza de Mayo y luego ante la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. “Tenemos pedidos concretos, claros e históricos. Desde el Gobierno ya saben con qué vamos, así que esperamos que todos estén a la altura de las circunstancias”, explicó Jorge Nahuel, referente de la Confederación Mapuche de Neuquén.
Resaltan que Argentina es plurinacional y pluricultural, con 30 pueblos indígenas preexistentes al Estado Nación y 20 idiomas ancestrales. Recuerdan la represión religiosa, militar y gubernamental padecida, pero afirman que aún mantienen el vínculo con la naturaleza, practican la vida comunitaria e intentan sostener su cultura, salud y formas de producción. “Durante 200 años de vida republicana nuestra diversidad cultural ha sido menospreciada, invisibilizada, ocultada. A pesar de ello, los pueblos indígenas en Argentina nos hemos mantenido por la fuerza de nuestra memoria histórica y de nuestras cosmovisiones”, afirman desde la convocatoria consensuada.
Con presencia de comunidades de los pueblo kolla, mapuche, qom-toba, diaguita, lule, huarpe, wichí, mocoví y guaraní, el pliego de reivindicaciones lleva el nombre de “Pacto del Estado con los pueblos originarios para la creación de un Estado Plurinacional”, abarca cuatro ejes: territorio, cultura-educación, “madre naturaleza” y reparación económica. Exigen “decisión política inmediata” para el reconocimiento y restitución de tierras aptas y suficientes, que se reglamente “y se aplique con urgencia” el derecho a la consulta y consentimiento sobre acciones que los afecten, se mensure y titule los territorios comunitarios indígenas como contempla desde hace cuatro años la ley 26.160. También solicitan la “decisión presidencial de aplicar esta ley, frenada por los gobernadores que protegen intereses de terratenientes y empresarios”.
Solicitan que se reconozcan las lenguas indígenas como idiomas oficiales, incluir planes de estudio interculturales, crear universidades e institutos de formación indígena y suplantar el 12 de octubre por fechas significativas de los pueblos originarios. En materia ambiental instan a la protección efectiva de los glaciares, promueven la creación de un “tribunal de justicia climática” y apuntan claramente a las industrias extractivas que los desalojan, contaminan y afectan la salud: minería, petroleras, desmontes y monocultivo de soja.
Según datos oficiales, en base a la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI) 2004-2005, en Argentina hay un piso de 600.329 personas que se reconocen pertenecientes y/o descendientes de pueblos indígenas. Las organizaciones indígenas aseguran que el número es mayor, sobre todo por quienes poco a poco comienzan a asumir su identidad, próximo al 1,5 millón de personas, el 3,9 por ciento de la población total.
Los pueblos indígenas están lejos de ser un todo homogéneo. Altamente atomizados, abundan organizaciones que pretenden arrogarse la representatividad de todos los pueblos, pero no existe una organización a nivel nacional ni provincial que tenga ese poder. Lo cual transforma al movimiento indígena en un espacio de muchos referentes, donde radica quizás una debilidad, pero también su mayor fortaleza: no existe gobierno (ni nacional ni provincial) que pueda dominar por completo a toda una etnia indígena. Entre las comunidades indígenas también hay disputas, divisiones y no son ajenas a la cooptación de los políticos de turno.
En este contexto, la marcha que hoy llega a la Plaza de Mayo no estuvo ajena a polémicas y versiones de divisiones en el seno de históricas organizaciones indígenas. Finalmente, la histórica movilización fue impulsada por la Confederación Mapuche de Neuquén, la Unión de los Pueblos de la Nación Diaguita (UPND de Tucumán), la Coordinadora de Organizaciones Kollas Autónomas (Kollamarka de Salta) y el Consejo de Autoridades Indígenas de Formosa. También tuvo un papel fundamental la organización Túpac Amaru (cuya referente nacional es Milagro Sala), que aportó una logística nunca antes vista en una movilización indígena.
David Sarapura, del Kollamarka de Salta, reconoció que hay “gran expectativa por la reunión con la Presidenta, esperamos anuncios concretos de cara al Bicentenario”. Jorge Nahuel, mapuche de Neuquén, remarcó que el país está en un “momento histórico”, reconoció la buena sintonía con el Gobierno, pero dejó claro que ya no aceptarán promesas: “La deuda con los pueblos indígenas lleva 200 años. Es el momento de la reparación histórica”.

Página/12

UN BICENTENARIO…

PERO CON MUCHOS SIGLOS DE HISTORIA

Comunicado de la Pastoral Aborigen de la Patagonia

Como equipos  de Pastoral Aborigen de la Región Pastoral Patagonia–Comahue, junto a nuestros obispos, en el marco de la Semana de los Pueblos Indígenas que terminamos de celebrar (19-25 de abril), e iniciando ya las celebraciones del Bicentenario de nuestra Patria, queremos hacer público nuestro sentir, preocupaciones y reflexiones. Lo hacemos desde nuestro ser de discípulas y discípulos de Jesucristo, amantes de la verdad y la justicia, sobre todo cuando la vida y dignidad se ven vulneradas. Aprendimos de Jesús, el Maestro, que situaciones de violencia  sólo se descomprimen con un diálogo honesto basado en el derecho de todos y de cada uno. (Lc 6,28-3. Rom.12, 14,15)
Muy cerca de la vida de nuestros hermanos mapuches, constatamos en este tiempo del bicentenario,  muchos conflictos territoriales.
•    El pueblo mapuche y los demás pueblos originarios de la Patagonia están en estas tierras desde antes de la formación de los estados de Chile y de Argentina y son previos a la definición de las fronteras. Los Pueblos originarios en la Constitución Nacional (Art. 75 inc. 17) son reconocidos como preexistentes a la formación del estado, interlocutores de este y sujetos de derecho público.
•    Los Pueblos originarios no son del pasado ni de los museos, son pueblos vivos. Hay un proyecto de vida y sociedad expresado en los mitos y ritos que continúan vigentes en diversas comunidades de nuestra Patagonia y su reelaboración y revitalización siguen en proceso, afirmando su identidad y enriqueciendo así el patrimonio cultural del país.
•    El pueblo mapuche en muchos momentos fue violentamente dominado y discriminado. La violencia que ha  sufrido este pueblo  siempre fue relacionada a la tierra y a sus recursos naturales. En muchos lugares ha sido desalojado y despojado, y ha sufrido una indefensión histórica.  De la misma manera fue sistemáticamente humillado e impulsado a abandonar su cultura y su cosmovisión. Nuestro Padre y Pastor, Benedicto XVI de regreso de Aparecida, decía: “… no es posible olvidar los sufrimientos y las injusticias que infligieron los colonizadores a las poblaciones indígenas, a menudo pisoteadas en sus derechos humanos y fundamentales…” (Audiencia General, Roma  23/V/2007).
•    Hay una herida abierta en nuestra sociedad que afecta tanto a este pueblo originario como a la sociedad en general. Creemos que esta herida, que es la herida de la sociedad toda, solo podrá sanar garantizando el pleno ejercicio de sus derechos.
•    Nunca se ha hecho una reparación histórica  con el pueblo mapuche.
•    Los Equipos  de Pastoral Aborigen de la Patagonia entendemos que el pueblo mapuche no está dispuesto a renunciar a su participación en el mundo de hoy y quiere hacerlo con el derecho propio que le es reconocido como Pueblo Originario preexistente.
Por todo esto hoy nos preocupa y nos duele que…
….haya sectores que quieren negar al pueblo mapuche el derecho de ser reconocido como pueblo originario argentino, tildándolo, ciertamente con intereses claros de desprestigiar sus reclamos territoriales, de invasor en la Patagonia argentina, cuando su presencia es anterior al estado argentino.
….se pretenda desprestigiar los reclamos territoriales acusando a sectores del pueblo mapuche de tener alianzas con movimientos violentos, guerrilleros y terroristas, sin que nadie haya presentado pruebas de estas acusaciones.
….se quiera justificar las represiones  violentas que ya  se han ejercido  y preparar el terreno para nuevas  posibles acciones del mismo estilo por parte  del estado o de sectores de los terratenientes.
….se fomente nuevamente una mentalidad de discriminación y rechazo, dañando no solamente el honor y prestigio del pueblo mapuche, sino ofendiendo su dignidad,  y poniendo freno a sus justos reclamos. A su vez se favorece un enfrentamiento de diferentes sectores de la población generando una disgregación social.
….numerosas comunidades hayan presentado ante los organismos administrativos de los estados provinciales reclamos justos y de larga data por sus problemas territoriales sin haber sido escuchados.
Nos sigue doliendo que…
…los estados respondan con sistemática ineficiencia, prolongando artificialmente cualquier respuesta definitiva, entorpeciendo  los procedimientos administrativos que aportarían soluciones en los expedientes de las comunidades reclamantes. ¿Buscan así desgastar la tenaz esperanza con la que luchan a fin de que se les haga justicia? Todo esto produce  cansancio y  descreimiento de los mecanismos republicanos y perpetúa la injusticia histórica.
…la implementación de leyes nacionales, como por ejemplo la ley 26.160 de “Emergencia territorial y del relevamiento territorial”, se ha entorpecido y boicoteado en algunas provincias, perjudicando a los pueblos originarios en una oportunidad histórica de reivindicación.
…los estados, en muchos casos,  se arrogan el derecho de decidir sobre la vida de los pueblos indígenas, sus recursos y organizaciones con disposiciones administrativas e iniciativas legislativas sin la más mínima consulta. Ejemplo doloroso es la venta de minas y concesiones petroleras dentro de los territorios comunitarios de comunidades que nunca han sido informadas ni consultadas. La mayoría de las comunidades solamente se entera cuando las empresas mineras o petroleras se presentan para iniciar los trabajos ya negociados y autorizados por los estados.
…a causa de esta ineficiencia e incumplimiento intencional de los estados, algunas  comunidades y organizaciones  responden con acciones directas de autodefensa ante los atropellos autorizados, como por ejemplo, recuperando tierras que ancestralmente les han pertenecido  o impidiendo actividades mineras o petroleras. Son  ocupantes originarios,  no invasores ni usurpadores. Son poseedores y propietarios de los territorios comunitarios. El recordado Papa Juan Pablo II, hablando a indígenas de América Latina, les decía: “…vuestros antepasados fueron los primeros habitantes de esta tierra, al tener sobre ella un especial derecho adquirido… que os sea reconocido ese derecho a habitar en ella en paz y serenidad, sin temor-verdadera pesadilla- de ser despojados en beneficio de otros…” (en Brasil 1980).
Por todo lo expuesto proponemos que:
•    En el estado moderno todos los pueblos y sociedades tengan su lugar propio y legítimo. Una nueva relación entre el pueblo originario mapuche y la sociedad no-mapuche debe ser  posible.
•    Es obligación de los estados realizar siempre la consulta a los pueblos originarios y a sus comunidades  por los intereses que los afecten y es derecho de los pueblos originarios decidir con autonomía sobre su propio destino, como paso necesario hacia una sociedad armónica e intercultural. La igualdad solamente es posible con el reconocimiento y respeto de la alteridad.
•    La administración de los estados dé urgente respuesta a los reclamos territoriales de las comuniades y asuman con responsabilidad las normativas, ya no tan nuevas,  de las garantias constitucionales y de los convenios internacionales asumidos por la Argentina (Convenio 169 de la O.I.T., Declaración de los Derechos indígenas).
•    Reconociéndonos un país pluriétnico y pluricultural nos preguntamos: ¿qué hacemos con esa diversidad? ¿es su reconocimiento un elemento que conduce a un enfoque participativo y solidario?
•    Ninguna cultura es fuente exclusiva de felicidad. Todas ellas son miradas parciales sobre una única realidad. Por lo tanto no debe haber idealización ni superioridad de ninguna de ellas. Todas son complementarias con otras. Rechazamos todo tipo de fundamentalismo cultural, sea indígena o no.
En visperas del Bicentenario de la Argentina creemos que una nueva relación es posible a partir del reconocimiento de los derechos propios de los pueblos orignarios, de una decidida accion de los estados favoreciendo la implementación y aplicación de los derechos, una voluntad política de asumir con compromiso la existencia de los pueblos orignarios y su idiosincracia. Sin ellos, no somos Argentina.
Equipos de Pastoral Aboringen de la Patagonia junto a sus Obispos:
Virginio D. Bressanelli, scj (Obispo Coadjutor de Neuquén) Marcelo Alejandro Cuenca (Obispo del Alto Valle del Río Negro) Esteban M. Laxague, sdb (Obispo de Viedma) Fernando C. Maletti (Obispo de San Carlos de Bariloche) Marcelo A. Melani, sdb (Obispo de Neuquén) Juan C. Romanín, sdb (Obispo de Río Gallegos) José Slaby, c.ss.r. (Obispo de la Prelatura de Esquel) Joaquín Gimeno Lahoz (Administrador Diocesano de Comodoro Rivadavia)