Los hogares que consumen menos no sufrieron alzas, y el resto enfrenta desde 2009 una suba de hasta 500% para un fondo de obras e importación
Diego Cabot
LA NACION
Hasta el año pasado, cuando por las cañerías de gas llegaron a los domicilios facturas con aumentos de hasta el 500%, los apuros energéticos pasaron desapercibidos para una gran mayoría de usuarios. Pero los fríos de 2009 dejaron sin efecto la anestesia energética que aplicó el kirchnerismo durante varios inviernos. ¿Qué sucedió? Las facturas en alza patentizaron la necesidad de fondos, obras e inversiones que se necesitan en el sector gasífero.
Las subas, que provocaron fuertes reacciones, no son aumentos de tarifas, sino que se trata de una monumental colecta que el Gobierno hace entre los usuarios de gas que consuman más de 1000 m3 por año. No aumentó en 2009 el precio del gas en boca de pozo ni tampoco la retribución que cobran las distribuidoras, como Metrogas, Camuzzi o Gas Ban Natural. Lo que se puso en marcha es un fondo que administrará el Ministerio de Planificación Federal y que tendrá como finalidad volcar dinero en el maltrecho sistema energético.
Más allá de una variación en 2001, y con la excepción de la española Gas Ban, que tuvo una recomposición parcial de tarifas, las demás distribuidoras cumplirán diez años sin aumentos de tarifas. En 2000, un usuario porteño que consumía el mínimo pagaba $ 16,18 de gas por bimestre. Ese mismo consumidor pagó el último trimestre de 2009 por el mismo servicio 16,49.
Quienes sí sufrieron cambios son los usuarios con consumos mayores. Un consumidor que vive en Capital Federal y que pagó $ 118,74 en 2000 por consumir 575 m3 de gas por bimestre, ahora deberá pagar por 515 m3, una boleta de 343,21.
¿Dónde radica esa diferencia? En varios aspectos. El m3 de gas pasó de costar $ 0,15 a 0,24, es decir, aumentó un 65% en nueve años. ¿Quién se llevó esa diferencia? La gran mayoría fue a parar a manos de los productores de gas (de $ 0,047 a 0,15). Los transportistas y los distribuidores mantuvieron la misma retribución que a inicios de siglo. El usuario pagaba entonces 94,03 para el sistema de gas (producción, transporte y distribución), contra 139,05 que tuvo que abonar el año pasado.
Pero la factura que deja el cartero tiene otra sorpresa desde 2009. Además del importe por el consumo de gas, la cuenta engorda con el cargo que el ministerio que conduce Julio De Vido cobra a los usuarios para financiar obras y para pagar el gas importado. La suba en el volumen de importaciones para cubrir la demanda en períodos de invierno obligó a la Casa Rosada a crear el “cargo 2067” o “costo gas importado”. ¿Quiénes pagan este cargo? Los usuarios residenciales, con consumos de más de 1000 m3 por año y los clientes industriales y comerciales.
¿Qué aumenta, entonces? ¿El gas o la factura de gas? “La factura de gas. Lo que las empresas reciben es lo mismo. Pero siempre es más fácil matar al mensajero, y el mensajero son las distribuidoras, que son las que emiten las facturas”, dijo un empresario involucrado en la comercialización de gas.
Será un invierno de emociones fuertes. Habrá que colocar unas cuantas monedas en la gorra que el Gobierno pasa por todos los hogares que consuman más de 1000 m3 por año. Mientras, las empresas miran cómo el dinero que recaudan se escurre en la billetera de De Vido.
SUBE LA GARRAFA $ 16
Precio acordado
* Es el valor que tendría que tener la garrafa social, que cuenta con un subsidio del Estado.
$ 40
Precio real
* Es el valor al que se llaga a vender la garrafa, según denunció esta semana la Defensoría del pueblo.
La Nación