Cameron y Obama discutirán sobre la crisis desatada por BP

El Primer Ministro británico, David Cameron, dijo que conversará con el presidente estadounidense Barack Obama para ayudar a contener del derrame de crudo de BP en el Golfo de México, mientras las acciones de la compañía subían de su mínimo en 14 años

El ofrecimiento de Cameron fueron sus primeras referencias a la crisis. El premier, que asumió el poder en mayo y está bajo una creciente presión local para defender a la compañía británica , dijo que hablará con Obama el fin de semana.
Obama ha sido muy crítico con BP y el diálogo entre ambos líderes deberá buscar un delicado equilibrio entre las presiones locales y los vínculos entre Estados Unidos y Gran Bretaña.
Tras reunirse con congresistas republicanos y demócratas en la Casa Blanca, el mandatario dijo que quería actualizar las leyes estadounidenses contra la contaminación para asegurar que las víctimas del derrame sean completamente compensadas.
BP suplicó a los frustrados estadounidenses paciencia en torno al derrame, el peor en la historia de ese país y que ya lleva 52 días.
Pero la administración de Obama mantuvo los ánimos al rojo vivo al referir que garantizará que la energética pague todos los daños y los costos de limpieza de la mancha de petróleo.
El derrame afecta 190 kilómetros de la costa estadounidense del Golfo de México, incluyendo refugios de vida salvaje en Luisiana e islas en Misisipi y Alabama. Además, amenaza las multimillonarias industrias de pesca y turismo de la región.
En otra señal de propagación de la mancha, concentraciones más densas de petróleo comenzaron a bañar las costas de Florida, donde hasta ahora sólo habían llegado bolas de alquitrán reativamente pequeñas.
Los títulos de BP en la Bolsa de Nueva York rebotaron más de un 12 por ciento. En la víspera, los valores de la firma habían perdido un 16 por ciento a su mínimo de 14 años, en medio de temores sobre la habilidad de BP para afrontar los crecientes costos del accidente.
“Las acciones obviamente son volátiles porque los inversores intentan apostar por las consecuencias del derrame de petróleo en el Golfo”, dijo Jud Pyle, estratega de inversiones de Options News Network, una división de PEAK6 Investments, en Chicago.
Las acciones de Anadarko Petroleum Corp y Transocean Ltd , ambas involucradas en el colapso de la plataforma Deepwater Horizon, también treparon el jueves.
Con el colapso bursátil del miércoles en Nueva York, BP ha perdido más de la mitad de su valor de mercado desde que empezó la crisis.
En Gran Bretaña, líderes comerciales instaron al Gobierno a defender a BP, el mayor pagador de dividendos entre las firmas británicas que cotizan en bolsa, contra las amenazas de Estados Unidos de expandir la responsabilidad de la energética por el derrame y presionar para que suspenda el pago trimestral a sus accionistas.
En una visita a Kabul, Cameron dijo que “esta es una catástrofe ambiental. BP necesita hacer todo lo que pueda por lidiar con la situación y el Gobierno de Gran Bretaña está listo para ayudar”.
“Entiendo completamente la frustración del Gobierno estadounidense. Lo más importante es intentar mitigar los efectos y llegar a controlar el problema. Es algo que discutiré con el presidente estadounidense la próxima vez que hablemos”, agregó.
El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, dijo que no cree que el derrame de petróleo de BP afecte las relaciones entre Estados Unidos y Gran Bretaña.
BP dijo que estaba capturando una mayor cantidad de petróleo de su pozo en el lecho marino en el Golfo de México, aunque aún no se ha determinado cuánto crudo sigue manando del fondo del mar.
La administración de Obama ha endurecido considerablemente su retórica en torno a BP en los últimos días, reflejando el malestar público sobre el manejo de la crisis de la gigante energética.
La compañía dijo que tenía la flexibilidad financiera como para responder a los costos relacionados con el derrame, que a la fecha lo llevaron a desembolsar 1.430 millones de dólares.
El jueves, la empresa dijo que el sistema de contención había recolectado 15.800 barriles de crudo en un lapso de 24 horas. El total acumulado desde que fue instalado el sistema la semana pasada ha alcanzado los 73.324 barriles, según cifras de BP.
Ámbito.com
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Cameron, bajo presión por el derrame

Empresarios británicos le reclaman que defienda los intereses de la petrolera BP, blanco de duras críticas de la Casa Blanca
Bajo una creciente presión en su país para defender los intereses de la petrolera BP, el primer ministro británico, David Cameron, ha quedado en una incómoda situación con su más estrecho aliado, Estados Unidos, que ha criticado duramente a la compañía por el desastre ecológico y económico que causó con el derrame de crudo en el Golfo de México.
El presidente Barack Obama incrementó en los últimos días sus acusaciones contra la petrolera británica, por su aparente incapacidad para contener con eficacia el derrame iniciado en abril en su plataforma Deepwater Horizon. Y reclamó grandes compensaciones económicas a la empresa, que también afronta cuantiosas multas.
Los directivos de BP fueron convocados para el martes en Washington para hablar del vertido, al señalarse oficialmente que la compañía es “financieramente responsable de todos los costos” derivados de las respuestas para frenarlo.
Según publicó el Financial Times , la “retórica cada vez más agresiva” de Obama contra la petrolera causa gran preocupación entre los empresarios británicos, que temen que esos ataques dañen las relaciones transatlánticas. El empresariado británico cree que esos ataques “injustificados” a BP están más dictados por la campaña de cara a las elecciones legislativas de noviembre en los Estados Unidos que por otras cuestiones.
Según fuentes británicas, el propio Cameron le planteará el tema a Obama en una conversación telefónica programada para este fin de semana, en la que el primer ministro deberá hacer un delicado equilibrio entre defender los intereses británicos y cuidar una relación diplomática clave.
“BP necesita hacer todo lo que pueda para lidiar con la situación y el gobierno británico está listo para ayudar”, dijo Cameron ayer durante una visita a Afganistán. “Entiendo completamente la frustración del gobierno estadounidense. Lo más importante es tratar de mitigar los efectos y controlar el problema. Es algo que discutiré con el presidente estadounidense”, añadió.
Horas antes, el alcalde de Londres, el conservador Boris Johnson, había expresado su preocupación por el daño en la imagen que Gran Bretaña tiene en EE.UU. “Hay algo preocupante en la retórica antibritánica que viene de Estados Unidos -afirmó Johnson a la BBC-. Se está volviendo un asunto de preocupación nacional.”
El ex embajador británico en Estados Unidos Christopher Mayer dijo por su parte que ha llegado el momento en que Cameron deje claro a Washington que la supervivencia y prosperidad de BP es de “interés vital” para Gran Bretaña. Y eso se debe a que otro de los temores de los británicos gira en torno a los planes de pensiones, que han invertido sus fondos en gran cantidad de acciones de BP.
La Casa Blanca intentó bajarle el tono al tema. “No lo veo como una fuente de tensión”, declaró el vocero del Departamento de Estado, Philip Crowley. “BP es una compañía privada y esto es sobre el impacto de la tragedia (…) no sobre las relaciones entre Estados Unidos y su aliado más estrecho”, insistió.
A los británicos les preocupa sobre todo el hecho de que los políticos estadounidenses se hayan referido a la petrolera como British Petroleum, pese a que la compañía cambió ese nombre por las siglas BP y no lo ha utilizado desde 1998.
El costo potencial de la crisis y el temor a que BP no pague este año dividendos han afectado negativamente sus acciones, que se han derrumbado en la bolsa londinense, al punto de que el grupo de análisis Standard Chartered indicó que PetroChina, una subsidiaria de la petrolera nacional china, podría aprovechar la oportunidad y lanzar una oferta de compra de BP.
Richard Lambert, director de la Confederación de la Industria Británica, declaró al Financial Times que el ataque de Obama es “obviamente materia de inquietud”. Según Lambert, la estrategia de la Casa Blanca es errónea porque “al margen de todo, BP forma parte vital de la infraestructura energética de Estados Unidos” y ese país debe tener “tanto interés como el resto del mundo en que le vaya bien a BP”.
El fiscal general estadounidense, Eric Holder, dijo ayer que “los estadounidenses no pagarán un centavo” por la limpieza del derrame, mientras que la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, afirmó que BP debería suspender el pago de sus dividendos.
La Nación