Por Guy Adams.- El Golfo de México fue bañado con un dispersante químico altamente tóxico durante meses. La compañía desafió las instrucciones oficiales establecidas para hacer frente a las secuelas del desastre de la plataforma de Deepwater Horizon. Las directivas remarcaban que BP debía utilizar la sustancia sólo en casos extremadamente especiales, de acuerdo con documentos difundidos en el fin de semana por el Congreso estadounidense.
British Petroleum (BP) recientemente admitió haber regado cerca de siete millones de litros de Corexit en el océano durante su batalla por limitar el daño. Sin embargo, el Subcomité de Energía y Medio ambiente dijo que la validez de esas cifras está en cuestión, después de enterarse de que la Guardia Costera estadounidense había extendido permisos a la petrolera para usar la sustancia en, al menos, 74 ocasiones.
“Son un combo tóxico de químicos, combustible y gas, con impacto desconocido. Después de descubrir cuán contaminantes eran estas sustancias, no había razón de expandirlas a lo largo del Golfo”, dijo Edward Markey, presidente del subcomité. La revelación aumenta la posibilidad de que el daño a la vida marina producido por el derrame de petróleo pueda ser superado por el daño derivado del uso de Corexit. Los trabajadores encargados de la limpieza dicen que el dipersante es un arma invaluable en la lucha para impedir que el petróleo golpee la costa, donde sus efectos pueden ser más peligrosos.
Algunos científicos afirman que la mezcla química tiene más efectos adversos que positivos y podría haber generado más columnas de hidrocarburos por debajo de la superficie del océano. Por eso, la administración de Barack Obama publicó el 25 de mayo una directiva que limitaba su uso. A pesar de eso, se comprobó que cada vez que BP solicitó autorización, la Guardia Costera se la otorgó. La tapa de BP sobre el pozo abierto logró finalmente contener el derrame por dos semanas. Los ingenieros comenzarán hoy con un esfuerzo tendiente a clausurar el pozo para siempre.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.