Unos 4 mil millones de litros de petróleo derramados por la rotura de un oleoducto canadiense, podría llegar en los próximos días al lago Michigan, en el estado norteamericano del mismo nombre, provocando una tragedia ambiental de proporciones.
4 mil millones de litros de petróleo derramados por la rotura de un oleoducto canadiense, llegarían en los próximos días al lago Michigan, en el estado norteamericano del mismo nombre, provocando una tragedia ambiental de proporciones.
“Se trata de una marea negra importante que puede contaminar fuentes de agua esenciales y constituir una amenaza para la salud pública”, advirtió hoy la directora de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, Linda Jackson.
El oleoducto perteneciente a la empresa Embridge Energy Partners, que transporta crudo canadiense a la parte central de Estados Unidos, se rompió el pasado lunes 26 de julio vertiendo una gran cantidad de petróleo que luego se desplazó por el río Kalamazoo, en Michigan.
“Si el petróleo llega al lago Michigan será una tragedia de proporciones históricas”, dijo por su parte la gobernadora de ese estado del norte de los Estados Unidos, Jennifer Granholm.
Se trata del segundo accidente de proporciones que ocurre en Estados Unidos, donde hace un poco más de dos meses explotó una plataforma petrolera en el Golfo de México.
La Mañana Neuquén
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BP comienza el sellado final del derrame de crudo
La petrolera británica se disponía a tapar la peor fuga de petróleo en la historia de EE.UU.
El gigante energético británico BP (ex British Petroleum) preparaba ayer los últimos detalles de la operación Static Kill, con la que espera sellar definitivamente la fuga de crudo en el Golfo de México mediante la inyección de fluidos pesados y lodo.
Tanto BP como el gobierno norteamericano se mostraron optimistas respecto del éxito del operativo, a más de tres meses del accidente que provocó el peor derrame en la historia de Estados Unidos.
La primera fase de los operativos, que demandarían dos días de trabajo, es la maniobra Static Kill, que prevé el bombeo de barro pesado a través de la campana provisoria colocada el 15 de julio sobre el pozo.
La plataforma Deepwater Horizon fue dañada por una explosión el 20 de abril pasado y luego se hundió.
En la primera etapa de sellado se pretende empujar el crudo y el gas de regreso al yacimiento. Si la presión en la fosa se mantiene estable, se procederá luego a cerrar el pozo con cemento.
La segunda fase implica sellar la fuga también por debajo, por lo menos cinco días después de que comience la primera parte, para verificar la resistencia estructural del reservorio y luego proceder al bombeo de barro y cemento por dos perforaciones adicionales de descarga en las que se trabaja desde mayo, hasta una profundidad de hasta cinco kilómetros en el lecho marino.
“Estamos muy bien preparados. Tengo una gran confianza en que tendremos éxito”, dijo el director ejecutivo de BP, Doug Suttles.
“No deberíamos todavía escribir un obituario para este acontecimiento”, señaló sin embargo, también con cautela, el responsable de las operaciones del gobierno, el almirante Thad Allen, que reporta directamente al presidente norteamericano, Barack Obama.
Allen reveló ayer que tenía previsto desplazar a la zona 22 grandes embarcaciones que se encargarían de extraer el petróleo del mar si hubiese una nueva fuga durante la operación de sellado.
Los expertos estimaban ayer que, de tener éxito la primera etapa del operativo, la segunda parte de la operación sería incluso innecesaria, aunque la compañía la realizará de todas maneras.
“Sería como pellizcar a un cadáver para estar seguro de que la persona está muerta”, definió un experto el posible escenario.
Comienzo del fin
Los ingenieros y expertos también coincidieron en que la técnica que se empleará es la mejor y más segura para la fuga y garantizará que nunca más vuelva a salir petróleo de allí.
“Este puede ser el comienzo del fin”, dijo Darryl Bourgoyne, director del Laboratorio de Investigación de Petróleo de la Universidad Estatal de Luisiana.
Una nueva estimación del gobierno elevó ayer a 780 millones de litros el crudo derramado desde el colapso de la plataforma Deepwater Horizon, lo que equivale a unos 4,9 millones de barriles. Del total de petróleo derramado, sólo fueron recuperados 127 millones de litros (unos 800.000 barriles). Se trata de la mayor fuga de petróleo de la historia. A modo de comparación, el derrame del Exxon Valdez en Alaska, en 1989, fue de 41 millones de litros.
El desastre en el Golfo de México no sólo tuvo consecuencias gravísimas para el medio ambiente, sino que desató una tormenta política en Washington y la furia de Obama contra los directivos de BP, a los que acusó de negligencia. Además, el accidente obligó a la Casa Blanca a congelar su política energética, que incluía la reactivación de perforaciones mar adentro. (Agencias AP, DPA, ANSA y EFE)
La Nación