Por Amalia Sáenz.- Semanas atrás se conoció un informe del Departamento de Energía de los Estados Unidos que ubicaba a la Argentina como el tercer país del mundo con recursos potenciales de gas no convencional, luego de China y de Estados Unidos: a resultas de una investigación cuyo objetivo era conocer los recursos mundiales de gas de los denominados esquistos, también conocidos como shale gas o de arcillas compactas.
Con un país absolutamente dependiente de gas natural como se encarga de recordarnos invierno tras invierno su creciente movimiento industrial, sector de alta dependencia de este fluido; no es un secreto que Argentina ha procurado desde el año 2008 dotar de regímenes y marcos especiales para brindar incentivos a la exploración mediante una recomposición de precios y nuevas expectativas exploratorias basadas en el avance tecnológico, que hoy nos permite detectar el recurso no convencional. Hoy con más de 50 proyectos especiales aprobados por la Secretaria de Energía de la Nación, bajo el denominado Programa Gas Plus nace también para nuestro país la gran expectativa de prolongar los horizontes de reservas, merced a dichos avances tecnológicos. Básicamente los recursos no convencionales pueden estar hoy donde en el pasado no era factible extraerlos.
Mientras nos encontramos en la espera de concretar estas nuevas esperanzas que permitan desarrollar no solo ese recurso sino justificar la expansión de instalaciones para su consumo en el mercado doméstico, no es ajeno a los abogados y a los profesionales técnicos que Argentina necesita hoy de nuevos resortes e imaginación para sortear la demanda incesante de gas tanto natural como liquida y sostener el desafío que significa potenciar sus recursos mineros y su demanda industrial. Así y muy particularmente luego del año 2004, aquellos que trabajamos en proyectos de ambos segmentos nos vemos en la necesidad de recurrir a ingenierías técnico – legales (por llamarlas de alguna manera), para permitir -por ejemplo- la generación de energía eléctrica en lugares remotos donde una empresa minera comienza su explotación. En este caminar son varias las empresas, en especial aquellas ubicadas en la Patagonia, que recurrieron a la implementación de los llamados gasoductos virtuales para permitir autogenerarse.
Básicamente se trata de yacimientos mineros lejanos a los gasoductos troncales del sistema de transporte de gas que, para permitirse entrar en etapa de explotación, acudieron a transportar gas mediante camiones. El gas natural líquido es así adquirido en el yacimiento de un productor y luego transportado mediante camiones hasta la base minera. En algunos casos llegan a recorrer distancias de cientos de kilómetros entre el yacimiento y la locación minera. En el proyecto Manantial Espejo que produce oro y plata, su producción podrá ser abastecida energéticamente y alimentada por gas que llegaría por el llamado gasoducto virtual. Este tipo de proyectos también demanda la instrumentación de generadores de energía en lugares inhóspitos en los que termina siendo un proyecto integrado de recursos naturales y energéticos con la necesaria instrumentación técnico – legal para permitir la explotación minera dotando a los clientes de las mayores garantías de abastecimiento, además de seguridad legal y, en especial, de cuidados ambientales.
Otro caso también de metamorfosis en donde también la imaginación y los oficios legales no estuvieron ausentes lo constituye un gasoducto en desuso. En el caso, se necesitaba abastecer de agua no potable para asegurar el suministro de un emprendimiento minero. Bajo esa necesidad, se reactivó un tramo de un viejo gasoducto fuera de servicio. Este gasoducto, antigua traza instrumentada por Gas del Estado, unía la ciudad de Comodoro Rivadavia con Buenos Aires, la misma traza que hoy posibilita no detener nuestro potencial minero.
Naturalmente que estos esfuerzos demandan de una entelequia sin límites. A nivel legal y contractual y en materia de permisos regulatorios requiere de nuestro detallado trabajo para la instrumentación de garantías suficientes; en particular cuando se tienen en cuenta que son estructuras integradoras de operatorias novedosas tanto para el segmento minero como para el gasífero.
El Cronista Comercial