“Necesitamos socios estratégicos y financieros”, dijo, ante la escasa disposición de los inversores
Por Pablo Fernández Blanco
Ciento cinco días pasaron desde que Miguel Galuccio asumió el mando de YPF, tras la nacionalización. Le alcanzaron para dejar de lado el perfil técnico de sus primeros discursos en público por una enunciación más política, menos enfática y con la intención reconocida de buscar fondos para el desarrollo de la compañía, en una versión similar a la que podría desplegar casi todo gobernador cada vez que se enfrenta a un público con dinero.
Esa nuevo atuendo de Galuccio quedó plasmado ayer durante su presentación en la habitual reunión del Consejo de las Américas, que se realizó en el hotel Alvear.
En el epílogo de su presentación, el ex ejecutivo de Schlumberger levantó la mirada y se esmeró en un pedido: “Necesitamos socios, y estamos abiertos a esos socios, están bienvenidos a trabajar en este país. Créanme que como líder de la empresa líder yo voy a defender su inversión . Créanme que podemos crecer haciendo dinero. Necesitamos partners [socios] estratégicos y que traigan el equipamiento, pero también estamos abiertos a socios financieros para desarrollar el [hidrocarburo] no convencional de manera rentable”, afirmó.
El presidente y CEO de YPF avanzó luego en su explicación. Adelantó que entre las diversas opciones de colaboración que la empresa está dispuesta a recibir figuran asociaciones con otras petroleras, con empresas de servicios (como Schlumberger, su anterior trabajo), socios estratégicos “por su conocimiento” e inversores financieros.
Objetivo ambicioso
El objetivo de Galuccio es ambicioso: comenzar a sumar socios que aporten recursos para financiar los 7000 millones de dólares por año que tiene previsto desembolsar YPF durante el próximo lustro para compensar el déficit energético y convertir a la Argentina en un país exportador de hidrocarburos, según él mismo sostuvo.
Deberá correr esa carrera en un terreno fangoso, por diversos motivos. Uno de ellos es que tras la expropiación del 51 por ciento de las acciones de Repsol en la petrolera local hay escepticismo entre los inversores con respecto a su futuro.
Además, las condiciones macroeconómicas del país -cepo cambiario, dificultades para girar dividendos y problemas con las importaciones- demoran acuerdos con las grandes petroleras, como Exxon, Chevron y Sinopec.
En las primeras filas estaban algunos de los nombres más importantes del mundo de los negocios. Entre ellos, el presidente de IRSA, Eduardo Elsztain; Eduardo Eurnekian; el presidente de Fiat, Cristiano Rattazzi; Federico Braun, dueño de los supermercados La Anónima y accionista del Banco Galicia; Gabriel Martino, presidente del HSBC; Ricardo Aguirre, de Chevron; el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), José Ignacio de Mendiguren; su par de la Asociación de Bancos de la Argentina, Claudio Cesario; Alberto Grimoldi, y José Luis Manzano (Vila-Manzano).
Resaltaban los nombres de los gobernadores Jorge Sapag (Neuquén) y Francisco Pérez (Mendoza), dos de los alfiles, junto a Martín Buzzi (Chubut) en la iniciativa que derivó en la nacionalización de la empresa. Y los anfitriones Susan Seagal, titular del Consejo, y Carlos de la Vega, presidente de la Cámara Argentina de Comercio (CAC).
“Honramos las obligaciones con nuestros accionistas”, afirmó Galuccio, y recordó que YPF tiene una política de dividendos “acorde al modelo” que integra los objetivos del país con los de su mayor petrolera.
Les explicó a los empresarios que está en marcha hasta diciembre un “plan de alto impacto”, que busca detener la caída en la producción. Fue el espacio para criticar la gestión de los últimos años, sin hacer nombres propios y con un tono similar al que usan algunos críticos. Aseguró que la expansión de la economía desde 2003 “no fue acompañada por el sector petrolero”. Mencionó brevemente a Repsol para justificar que en el mismo período la producción de YPF cayó en promedio un 6% anual, con un promedio incluso mayor en sus principales yacimientos.
Galuccio se disculpó en más de una ocasión de no poder dar números precisos, pero aseguró que lo hará el jueves próximo, en la presentación del plan de gestión para los próximos cinco años. De todas maneras, dio un anticipo preciso: a partir del año que viene comenzará un “piloto”, como se define en la jerga petrolera, para perforar 132 pozos con vistas a producir recursos no convencionales, con una inversión de US$ 1200 millones.
La Nación