Esta cooperativa pretende potenciar el uso de renovables desde la base
Ofrece la posibilidad de consumir -y producir- energías limpias
‘El nivel de implicación de la gente ha sido desbordante’, dice su presidente
Primero fue la energía humana. La chispa prendió en Girona, en torno a grupo de veteranos y jóvenes entusiastas de las renovables, que decidieron desafiar el modelo energético y movilizarse para construir una “alternativa real”, siguiendo el camino trazado por Ecopower en Flandes o por Enercorp en Francia.
La crisis sirvió si cabe de acicate para los fundadores de Som Energia. La primera cooperativa que ofrece la posibilidad de consumir (y producir) energía limpia echó a rodar hace casi dos años y ya supera los 3.750 socios, con las redes extendidas por todos los rincones de la geografía española (salvo Canarias, Ceuta y Melilla).
Ahí tenemos a muchos de sus fundadores y nuevos miembros, unidos en la ‘trobada’ o encuentro que se celebró en septiembre en Calafell y en la que renovaron su compromiso para seguir impulsando desde la base ese cambio al que aspiran, bajo el lema unánime de “¡Somos energía!”.
“El componente humano ha sido vital desde el principio”, asegura Marc Roselló, ingeniero técnico industrial de 37 años y presidente de la cooperativa. “Si hubiéramos adoptado un modelo más ‘empresarial’ no estaríamos donde estamos. El nivel de implicación de la gente ha sido desbordante. Desde que arrancamos no hemos dejado de recibir mensajes en este plan: “Nunca pensé que me iba a sentir orgulloso en el momento de pagar el recibo de la luz”.
Recibos enmarcados
Manuel Vílchez, microempresario de cocinas solares Al Sol y uno de los primeros miembros de la cooperativa, tiene incluso enmarcado su primer recibo en el piso familiar de Santa Coloma de Gramenet. “Cada factura, al ver el queso verde de aportación de electricidad limpia a mi consumo, es una pequeña satisfacción en este mundo patas arriba y en este país donde las renovables están recibiendo un ataque frontal y un bloqueo promovido por el capitalismo salvaje energético”.
Anna Rodón, socia número 740 de Som Energia, se subió al proyecto cuando aún estaba “muy verde” y lo ha visto madurar por encima de sus mejores expectativas. “Nuestra cooperativa es especialmente relevante en un momento en el que las distancias que separan a la clase política de la sociedad es cada vez mayor. Creo que el hambre de cambio y la implicación social crecen en tiempos de crisis. Las deficiencias del sistema se han hecho muy evidentes y somos los ciudadanos quienes podemos marcar la diferencia y tomar las riendas”.
Cualquier ciudadano del estado español puede hacerse socio de Som Energia abonando 100 euros al capital social. A partir de ahí, la operación es un mero trámite administrativo que lo resuelve la propia cooperativa. “Es tan fácil como cambiar de compañía de teléfono móvil”, asegura Marc Roselló. “No hace falta instalar un nuevo contador ni realizar ningún ajuste. La tarifa es la misma y no tiene un sobrecoste. Funcionamos como una simple ‘comercializadora’, aunque nuestro sueño sería poder generar algún día toda la energía limpia que consumen nuestros socios”.
Un millón y medio de euros en proyectos
Aparte de la aportación básica al capital social, Som Energia ha logrado captar un millón y medio de euros para invertir en sus propios proyectos de generación de energía renovable. En un tejado industrial de Lleida, con una potencia instalada de 103 kilovatios, las placas solares generan suficiente electricidad para abastecer a 44 hogares. En las cubiertas de tres edificios municipales de Ruidarenes se han instalado también paneles fotovoltaicos con potencia para abastecer a 27 familias. Una planta de Biogás en Torregrossa y un parque eólico de 2,7 megavatios en L’Alta Anoia son los dos mayores proyectos en marcha.
“No tenemos un techo y queremos seguir creciendo, porque eso significará que hay más gente interesada en impulsar desde abajo el cambio hacia las renovables”, admite Marc Roselló. “Para que te hagas una idea, Ecopower tiene ahora mismo 40.000 socios, y estamos asistiendo a un ‘boom’ de cooperativas energéticas en Europa. Si queremos un cambio real, necesitamos llegar a una gran masa social”.
Teniendo en cuenta que en el 2010 se alcanzó ya la meta del 35%, le preguntamos a Roselló si es aún realista la proyección del 100% renovables de Greepeace para España en el 2050. “Técnicamente es posible”, asegura el presidente de Som Energia. “Aunque las trabas son cada vez mayores y existe una falta absoluta de voluntad para impulsar ese cambio. Y no hablo solamente de la generación de energía limpia, sino también de las medidas de ahorro, eficiencia y consumo responsable que intentamos promover al mismo tiempo desde nuestra cooperativa”.
Volvemos al punto de origen, la energía humana. Marc Roselló pone un especial empeño en preservar a toda costa esa “chispa” generadora que es al fin y al cabo la que sigue moviendo el motor de Som Energia. “La gente participa, se implica y hace de alguna manera propia la cooperativa. En muchos lugares están surgiendo grupos locales y se celebran incluso “tertulias energéticas” entre cervezas. Las redes se van extendiendo y estamos creciendo como una mancha de aceite, de manera orgánica”.
El Mundo