En un principio, esta planta iba a construirse en cooperación entre Uruguay y Argentina y ambos Gobiernos hablaron desde finales de 2010 sobre este tema en varias ocasiones.
El presidente uruguayo, José Mujica, reafirmó hoy que su país proseguirá con su plan para construir una planta regasificadora para procesar gas licuado a orillas del Río de la Plata “con o sin el Gobierno argentino”, quien en un primer momento se había mostrado interesado en el proyecto.
“La regasificadora va y va, si la Argentina nos acompaña, fenómeno, si no puede acompañarnos nosotros vamos igual”, afirmó el presidente en declaraciones a la emisora radio Montecarlo.
Mujica apuntó que es inevitable la construcción de dicha planta y que para Uruguay “la decisión ya está tomada”, por lo que entre los próximos meses de abril y mayo se elegirá entre las cuatro empresas que ya presentaron interés en el proyecto.
El mandatario destacó que la planta tendrá una dimensión pequeña en un primer momento y que se buscará tomar medidas en el mercado interno, como habilitar el uso de gas en los taxímetros, para asegurar la inversión y que el proyecto sea económicamente viable desde su inicio.
El pasado mes de agosto Uruguay inició formalmente el proceso de calificación para las empresas interesadas en construir y operar esta planta, que tendrá una capacidad para diez millones de metros cúbicos diarios.
Esta planta se instalará en aguas del Río de la Plata cerca de Montevideo, y la obra incluirá, además de la planta en sí, la construcción de escolleras de protección, los muelles para amarre de buques y los sistemas de almacenaje, suministro y transferencia del gas.
A cambio de la construcción, la empresa se encargaría de la operación de la planta durante quince años y recibiría un canon por su labor.
En un principio, esta planta iba a construirse en cooperación entre Uruguay y Argentina y ambos Gobiernos hablaron desde finales de 2010 sobre este tema en varias ocasiones.
Sin embargo, Uruguay decidió proseguir con la planta en solitario una vez que las negociaciones con el país vecino quedaron estancadas y apenas se avanzó en su desarrollo en los últimos meses.
Actualmente, el 63 por ciento de la energía que consume Uruguay es derivada del petróleo y según los planes oficiales se espera haber reducido ese porcentaje al 38 por ciento en 2015, cuando finalice el Gobierno del presidente José Mujica.
Uruguay importa la totalidad del petróleo que consume y el precio de los combustibles está directamente ligado a las variantes en el costo del crudo a nivel internacional.
Además, el país depende para su consumo eléctrico de la producción de sus plantas hidroeléctricas, cuyo rendimiento es irregular debido a las sequías que periódicamente azotan al país y que no permiten planificar regularmente los costos energéticos.
La Nacion