Bruselas y Madrid coinciden al ver con buenos ojos la controvertida técnica de extracción de gas pizarra para ganar dependencia energética
Europa está preocupada por el precio de la energía. Y una apuesta por el fracking —la extracción de gas pizarra o shale gas mediante fracturación hidráulica— podría ayudar a reducir la dependencia energética del exterior. Pero las dudas por el impacto medioambiental que esta técnica puede tener —y más en un territorio como el europeo, con una alta densidad de población— han despertado el rechazo radical de los ecologistas y las dudas de líderes políticos como la canciller alemana, Angela Merkel.
El comisario europeo de Energía, el también alemán Günter Oettinger, declaró la semana pasada al periódico Die Welt que el Ejecutivo comunitario prepara para este año una norma común que regule el uso de esta técnica para obtener gas, siempre respetando el principio establecido en los tratados europeos de que cada país puede optar por el mix energético que considere más conveniente. Así, en la UE conviven países como Francia, que ha prohibido el fracking, con otros mucho más entusiastas, como España. Oettinger señaló que Alemania no debería rechazar sin más esta tecnología, ya que “debería tener en cuenta el potencial que tiene el shale gas y poner en marcha el marco legal adecuado para realizar pruebas de prácticas”.
Tanto Bruselas como Madrid hablan del fracking como del tren energético que no habría que dejar pasar. Hace dos semanas, el director general de Energía de la Comisión Europea, Philip Lowe, respondía a una pregunta de los periodistas sobre esta controvertida técnica de extracción de gas con un dato: “El fracking ha reducido mucho los precios en Estados Unidos. Ahora mismo, el gas es allí cuatro veces más barato que en Europa”. La Comisión, añadió, tiene claro que no puede decir a los Estados miembros si deben investigar y extraerlo, pero sí considera “necesario” que exista una normativa común que fije cómo hacerlo para evitar los accidentes medioambientales producidos en Estados Unidos.
El ministro de Industria, José Manuel Soria, apoya al fracking en sus declaraciones públicas. “Siempre y cuando se haga dentro de las mayores garantías medioambientales exigidas por la UE”, afirmó la semana pasada tras una conferencia sectorial sobre energía. El representante de Andalucía solicitó en esa reunión una moratoria a la extracción de gas mediante fractura hidráulica, que Soria rechazó. El Gobierno está tramitando un cambio en la normativa para exigir que estos proyectos se sometan a evaluación de impacto ambiental. Y continúa otorgando permisos de investigación de hidrocarburos —casi todos son para fracking—: el último se publicó en el BOE el 14 de mayo. El proyecto Cronos investigará en casi 100.000 hectáreas entre Guadalajara y Soria.