Un informe oficial detalla que la Argentina consume más energía per cápita que Brasil, Uruguay y Chile, y que el porcentaje importado dentro del total consumido es más bajo en el país.
La Argentina también queda en una mejor posición relativa si se compara con lo que importan otros países cercanos, como Chile y Uruguay. Los chilenos consumen 1.025.205 barriles e importan 519 mil barriles, el 50,6 por ciento. Mientras que los uruguayos demandan 124 mil barriles diarios y 64.438 barriles de ese total son importados, el 52 por ciento. La comparación de los dólares per cápita que demandan esa importación también es favorable a Argentina, pues en Chile llega a los 1314 dólares per cápita y en Uruguay a 855 dólares.
A su vez, el consumo de energía por habitante en la Argentina es un 329 por ciento superior al de Brasil, 184 por ciento mayor al de Chile y 174 por ciento por encima del de Uruguay. Con este dato, lo que buscan mostrar desde el gobierno es que la mayor demanda de energía fue producto de una política económica que privilegió el acceso a un combustible barato en términos relativos para apuntalar los altos niveles de crecimiento registrados en los últimos diez años, pero igual remarcan que, aunque estos indicadores den bien en términos relativos, el objetivo principal ahora es recuperar el autoabastecimiento energético para liberar recursos hacia otros fines. “La demanda es cualitativamente superior a la mayoría de los países de la región, no solamente per cápita sino inclusive en la cantidad de petróleo, pero necesitamos autoabastecernos plenamente para poder tener los recursos necesarios para seguir profundizando la inclusión social”, aseguró De Vido el jueves.
El informe de Planificación también compara la situación actual con la existente en la década del ’90, en lo que refiere al consumo per cápita de luz, gas y gas natural licuado. En electricidad, los datos oficiales muestran que en la actualidad se consumen 49 millones de mwh por año (1,22 mwh per cápita), mientras que en los ’90 se consumían 20.300.512 mwh (0,57 mwh per cápita). Es decir, la demanda creció 141 por ciento con respecto al promedio de los ’90. En gas ahora se consumen 10.130.300.000 metros cúbicos por año (252 m3 per cápita) y en los ’90 la cifra era de apenas 5.650.000.000 m3 (157 m3 per cápita). En este caso la suba fue de un 79 por ciento. Por último, en el caso del gas licuado residencial, en los ’90 se consumían 505.290.000 kilos por año (14 kilos per cápita) y en la actualidad la cifra trepó a 735 millones (18 kilos per cápita), un 45 por ciento más.
La difusión de este último dato no es casual, pues lo que se busca es refutar a los ex secretarios de Energía que cuestionan la política oficial y califican a la década kirchnerista como “década pérdida” en materia energética. De Vido les respondió hace unos días que la “década pérdida” había sido la década del ’90 y con estos datos busca mostrar que en ese entonces los ciudadanos tenían un acceso mucho más restringido a esos recursos clave.