Argentina gastó el equivalente de 35% de las exportaciones de la oleaginosa en la importación de combustible en los primeros cuatro meses de este año
El ingreso de dólares de Argentina producto de las exportaciones de soja, su principal fuente de moneda extranjera, se diluye en importaciones récord de energía conforme el gobierno no logra encontrar socios para impulsar la producción de petróleo y gas.
Según detallan medios del exterior como el diario chileno La Tercera, Argentina gastó el equivalente de 35% de las exportaciones de soja en la importación de combustible en los primeros cuatro meses de este año, el porcentaje más alto de que se tenga registro y más del doble que en 2012, indican datos oficiales.
En momentos en que las importaciones crecen, las reservas del banco central han declinado en el último año al ritmo más rápido en más de una década y los inversores exigen ahora un rendimiento de 16,93% para tener el bono global 2017 de referencia de Argentina, más del triple que el promedio del Índice de Bonos Soberanos de Mercados Emergentes de Bloomberg.
La creciente demanda global y el mayor precio de la soja alimentaron la recuperación argentina del derrumbe económico que siguió a su impago de u$s95.000 millones en 2001, que ha impedido que el país recurra a los mercados de crédito globales.
Las utilidades producto del auge de la soja se malgastan ahora conforme a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner le cuesta conseguir inversores que ayuden a YPF SA -que la mandataria expropió el año pasado- a desarrollar reservas y reducir la dependencia del país de las importaciones, según el ex secretario de Energía, Jorge Lapeña.
“Prácticamente la única vía por la que Argentina obtiene dólares es el comercio exterior, y su principal generadora de dólares es la soja“, dijo Lapeña, que en la actualidad dirige el Instituto Argentino de la Energía General Mosconi, un grupo consultor y de análisis de Buenos Aires.
“Las importaciones de energía absorben ese flujo ingresante de moneda extranjera. Argentina no tendría por qué ser un importador neto de energía, pero necesita inversión”.
La segunda mayor economía de América del Sur tuvo un déficit comercial de energía de u$s1.580 millones desde el 1º de enero hasta el 30 de abril en tanto las importaciones de combustible y lubricantes aumentaron 43% respecto de igual período del año pasado y llegaron a u$s3.170 millones, mientras que las exportaciones cayeron 37%, a u$s1.590 millones, según datos del Indec, el organismo de estadísticas del gobierno.
Al mismo tiempo, las exportaciones de soja -lo que comprende porotos, harina, pellets y aceite-crecieron 12%, a u$s4.530 millones, según datos del Indec.
“Argentina tuvo una excelente cosecha, casi récord, y muy buenos precios internacionales, pero la necesidad de importar energía crece”, dijo en entrevista telefónica Luis Secco, director de la compañía de análisis de Buenos Aires Perspectivas Económicas. “Eso contribuye a la tendencia de declinación de las reservas”.
Las reservas, que Fernández ha usado para pagar la deuda externa desde 2010, ya han caído u$s4.600 millones este año. Son en la actualidad de u$s38.640 millones, casi el nivel más bajo desde mayo de 2007.