Un informe realizado por IDESA advierte sobre “retraso sin precedentes” consecuencia de “regulaciones irracionales” para el sector.
La producción de petróleo “cayó al nivel de hace 20 años”, según un informe difundido en las últimas horas por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), que advirtió sobre un “retraso sin precedentes”, consecuencia de “regulaciones irracionales” para el sector.
El reporte se conoció días después del acuerdo celebrado por la petrolera YPF con la multinacional estadounidense Chevron para explotar una parte del yacimiento neuquino de Vaca Muerta, que IDESA cuestionó: “Es una manera de perseverar en el fracaso, ya que se insiste con la misma lógica de malas regulaciones”.
“El origen de este proceso es la aplicación sistemática de regulaciones irracionales que combinan prohibiciones, privilegios, malos impuestos y subsidios poco transparentes”, dijo la entidad en su informe.
Desde la crisis del año 2002 “se multiplican los problemas en el sector petrolero. Primero fue el control de los precios y la elevación de los derechos de exportación para atenuar el impacto de la megadevaluación. Ahora, ante la insuficiencia de fondos para financiar inversiones, YPF avanza en un acuerdo con la empresa Chevron. Esta es la nueva apuesta con la que se espera revertir la caída en las inversiones petroleras”, dijo IDESA.
La entidad estableció en 1999 el año en el que “se inicia un proceso de involución que lleva a que en el año 2013 la producción de petróleo caiga a 33 millones de metros cúbicos por año”.
“Estos datos muestran que la degradación de los últimos años fue mucho más profunda que la registrada en las décadas de los 70 y 80, a tal punto que hizo involucionar la producción petrolera al nivel que había prácticamente hace 20 años. El resultado es que se consumió toda la capacidad de producción desarrollada en la segunda ola inversora que se produjo en la década de los ’90”, explicó el reporte.
Sobre el decreto de hace dos semanas para la ‘Promoción de Inversión para la Explotación de Hidrocarburos en el marco de la Soberanía Carburífera‘, opinó que es una “regulación diseñada a medida del acuerdo con Chevron”.
“Es paradójico aprobar un beneficio especial para Chevron declamando soberanía”, fustigó el Instituto, que cargó contra la “maraña de regulaciones irracionales que producen caída de la inversión, y que luego es utilizada para legitimar complejas excepciones generadoras de nichos de negocios oscuros”.
El sector energético “ilustra la lógica de las políticas públicas que se vienen aplicando en la última década. Es decir, la subestimación, no sólo del Gobierno sino de gran parte de la clase dirigente, de la relevancia que tiene la calidad de las instituciones”.
“Mientras oficialismo y oposición distraen esfuerzos discutiendo las cualidades financieras, técnicas y/o éticas de Chevron, pasan por alto que lo importante no es la empresa sino las reglas de juego que se aplican. Empresas bien intencionadas, bajo regulaciones deficientes, fatalmente generan malos resultados. En igual sentido, empresas mal intencionadas no tienen siquiera cabida cuando el diseño de reglas de juego que se aplican es bueno”, concluyó el análisis.
Cronista