Repsol, Barceló y Gamesa aterrizan en Nicaragua

Managua planea grandes obras de infraestructura, entre ellas un Canal Interoceánico otorgado a una firma china

Carlos Álvaro .– Nicaragua trata de impulsar su desarrollo mediante la captación de inversión extranjera y aprovechar el buen momento de afluencia de capitales que atraviesa la región para consolidar una economía que aún mantiene numerosos desequilibrios. La IED, en aumento en los últimos años, aún no alcanza cifras especialmente significativas en un país que carece de los grandes atractivos que poseen sus vecinos Panamá y Costa Rica y de su impulso reformista.
El reducido tamaño del mercado, la baja competitividad y productividad y un clima de negocios aún poco favorable, pese a los recientes esfuerzos de la Administración, no ayudan. Y la pertenencia del país que preside Daniel Ortega al bloque bolivariano ALBA no insufla precisamente confianza.
Managua trata de combatir estos hándicaps con un paquete de grandes obras públicas que atraigan capital, entre ellas el ambicioso Canal Interoceánico. Para las empresas españolas se trata de un país aún marginal en cuanto a inversión, si bien en los últimos meses compañías del sector de la energía como Repsol y Gamesa se han interesado por entrar en el país.
En los últimos tiempos, y de la mano de la decisión de impulsar grandes proyectos de obras públicas y energía para aumentar el atractivo del país, la inversión extranjera directa (IED) comienza a repuntar en Nicaragua, si bien los montos están aún lejos de los tigres centroamericanos, Panamá y Costa Rica, e incluso de Guatemala. Según fuentes oficiales, el país captó 1.284 millones de dólares en inversión extranjera en 2012, el equivalente a casi el 6% de su PIB y una cifra que entraña un alza del 33% frente a los 968 millones de 2011.
Según la Cepal, sin embargo, los flujos cayeron el año pasado el 16%, de 968 a 810 millones de dólares, en un país que sólo capta el 9,1% de la IED que llega a la subregión, el menor porcentaje con excepción de El Salvador. Eso sí, hasta hace cuatro años, a la nación centroamericana apenas llegaban inversiones anuales superiores a los 500 millones. Por otro lado, hay que destacar que se trata de una llegada muy poco diversificada y procedente en su gran parte del socio de Nicaragua en el ALBA, Venezuela, así como de EEUU y de Panamá. España no se encuentra entre el grupo de cabeza de inversores en el país, aunque en términos comerciales es el principal socio comercial del país dentro de la UE.
Los recientes esfuerzos de la Administración comienzan a rendir algunos frutos y a despertar un incipiente interés entre las empresas españolas e internacionales. A mediados del mes pasado, Managua autorizaba a Repsol a explorar en busca de hidrocarburos en su territorio y Gobierno nicaragüense y compañía petrolera anunciaban la apertura de una negociación para la firma de un contrato de exploración y explotación de crudo frente a las costas del mar Caribe con una inversión inicial de 30 millones de dólares. En los últimos tiempos, además, varias compañías del rubro de renovables, como Gamesa o Biomasa Investment han desembarcado en el país o se han manifestado dispuestas a hacerlo, atraídas por los planes de Managua en ese segmento energético y los problemas que afronta el sector en España. Y también en el segmento turístico la firma hotelera Barceló ha anunciado más inversiones.
Al interés de compañías como Repsol o Barceló se suma el de numerosas pymes de diversos sectores, desde el agroindustrial a la construcción pasando por los seguros, la medicina, el transporte y la cosmética, por buscar oportunidades de negocios en el país, como muestra la creciente participación de firmas en ferias nicaragüenses y en misiones comerciales y empresariales españolas al país.
Esta tendencia podría poner fin a un largo período de desinterés por parte de las compañías españolas en estar presentes en el país. Hasta el momento, en cualquier caso, el número de firmas hispanas es exiguo y no llega a las 40 empresas pertenecientes a distintos sectores que abarcan desde las telecomunicaciones y la energía al turismo pasando por la construcción, la agroindustria o los seguros. Entre ellas se encuentra Telefónica, que se ha expandido en el país en los últimos años, las empresas anteriormente mencionadas, FCC, Gas Natural, Cobra, Isolux, Mapfre y Ediciones Susaeta. Según fuentes españolas, las compañías españolas generan 13.500 empleos, 8.600 directos entre fijos y temporales y 4.900 indirectos, con una facturación total superior a los 850 millones anuales y una inversión acumulada a lo largo de los últimos 10 años que supera los 700 millones de dólares.
A comienzos de año, la empresa española, especializada Biomasa Investment S.A. (Binicsa), anunciaba que invertirá 150 millones de dólares en dos años en Nicaragua para convertir 12 vertederos de basura en fuentes generadoras de energía limpia. El convenio, firmado con una docena de municipios, compromete a la empresa a construir plantas de producción de biomasa y de generación de energía, así como el apoyo a la recolección de desechos sólidos en las ciudades firmantes. Por su parte, Gamesa lograba a mediados del año pasado su primer contrato en Nicaragua, al adjudicarse la ejecución, suministro e instalación de un parque eólico de 44 MW para la empresa Eolo. Gamesa instalará 22 aerogeneradores de 2 megavatios (MW), fabricados en España y Estados Unidos, en este parque, situado en el municipio de Rivas.
Auge de las renovables
El auge que registran las compañías de renovables en el país no es casual. Managua se ha propuesto invertir cerca de 355 millones para la generación de energía limpia este año, de los que un total de 284 millones corresponden a la culminación de instalaciones de plantas, la continuidad de otras, así como el inicio de generación de energía en proyectos de generación energética eólica e hidroeléctrica. La mayor parte de la inversión prevista en el año en curso es de capital privado. Así las cosas, y con la entrada en funcionamiento de dos parques eólicos, uno de producción geotérmica y dos plantas hidroeléctricas, el país generará este año el 51% de su energía con fuentes renovables, lo que le permitirá un ahorro de más 300 millones de dólares en facturación.
Según el Ministerio de Energía y Minas, el enorme esfuerzo inversor realizado por Nicaragua en los últimos seis años le permitirá bajar de un 80% de consumo de combustible fósil para generar energía a casi un 30%, sustituyéndolo con fuente renovables. El último estudio Climascopio ubicaba a Nicaragua como uno de los países líderes en Latinoamérica en proyectos de inversión en energía limpia. Nicaragua ha construido desde 2007 a hoy los proyectos eólicos Amayo (60 megavatios) y Blue Power y Eolo, con 40 megavatios cada uno.
Este esfuerzo en renovables se complementa en el ámbito energético con la intención de desarrollar proyectos petroleros que reduzcan la alta factura de hidrocarburos que abona anualmente el país. No obstante, la reciente decisión de impulsar este segmento, para lo que se cuenta con Repsol, ha generado un litigio internacional, ya que el Gobierno colombiano ha denunciado que las ofertas de Nicaragua de bloques para la exploración de hidrocarburos en el mar Caribe incluyen áreas que pertenecen a Colombia, algo que el mandatario nicaragüense Daniel Ortega niega de plano. Ortega arguye que en noviembre de 2012, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya dictaminó que el archipiélago de San Andrés y Providencia, con sus tres islas y sus siete cayos, era de Colombia, pero otorgó aguas a Nicaragua en una porción que aún Bogotá cuantifica como propia, por lo que las quejas de Bogotá carecen de respaldo y sustento internacional.
Según el ministro de Energía y Minas, Emilio Rappaccioli, Repsol está interesada en iniciar en breve estudios de exploración con la perforación de un pozo a 190 kilómetros del puerto de la Bahía de Bluefields, en la Región Autónoma del Atlántico Sur. “Será un pozo de 3.000 metros de profundidad con una inversión de 30 millones”, según el ministro, que subrayó que el presidente Ortega autorizó a iniciar el proceso de negociación con Repsol mediante un decreto ejecutivo publicado el pasado 10 de julio en el diario oficial. Repsol, por su parte, parece haber pasado por alto que Managua respaldó verbalmente la confiscación en Argentina de la participación de la firma en YPF el año pasado.
Asimismo, y en el mismo sector energético, el pasado febrero, TSK-Melfosur Internacional, formada por las empresas españolas TSK y Melfosur, que compraron las acciones de Gas Natural Fenosa en las nicaragüenses Disnorte y Dissur, anunciaba importantes inversiones, cobertura y control de energía a corto plazo en el país.
Pero el interés español reciente no se centra únicamente en el sector energético. A finales del año pasado, el Gobierno de Nicaragua, deseoso de impulsar la actividad turística, y el grupo hotelero español Barceló firmaban un acuerdo para construir un aeropuerto internacional en el balneario Montelimar, en el Pacífico, a través de una sociedad conjunta. La cadena hotelera posee dos establecimientos en Nicaragua, uno de lujo situado en la zona sur de la capital, y el otro el Barceló Playa Montelimar Resort & Casino, un centro turístico ubicado en la costa del Pacífico. El hotel Barceló Playa Montelimar es una antigua residencia del dictador Somoza reconvertida en hotel en los 80 y uno de los centros más visitados por turistas nacionales y extranjeros.
Managua destaca que la construcción de una nueva pista aeroportuaria en la zona, que se sumará a una pequeña ya existente, impulsará la inversión, el turismo y la infraestructura costera del Pacífico y permitirá incrementar la llegada de turistas a ese lugar. El convenio establece que el Estado de Nicaragua tendrá un 75% de las acciones de la joint venture y el Grupo Barceló el otro 25%. De forma previa al anuncio del acuerdo con Barceló, Nicaragua retiró una demanda contra el grupo hotelero español por supuesto incumplimiento de contrato por 30 millones de dólares, que interpuso ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI).

Proyectos en infraestructura

A nivel global, sin embargo, los proyectos estrella en infraestructuras, con los que Managua trata de impulsar la llegada de capital extranjero, relanzar crecimiento y combatir un elevado desempleo, son de mayor calado e incluyen la construcción de una central hidroeléctrica y la edificación de un complejo industrial que abarcará una refinería y un canal que permita el paso de grandes buques entre el Caribe y el Pacífico, un proyecto éste último con el que Managua trata de competir con un Canal de Panamá que a partir de 2014 culminará su remodelación y expansión, y con los más modestos canales secos que proyectan Guatemala y Honduras para captar inversiones. Se trata de obras de gran calado para la economía del país, ya que la inversión en la hidroeléctrica representa el 10% del PIB, mientras que el complejo industrial equivale al 60% y el Gran Canal, al 380% del PIB.
Por un lado se halla la hidroeléctrica Tumarín, concedida al consorcio de firmas brasileñas Centrales Hidroeléctricas de Nicaragua (CHN), con una inversión de 1.100 millones de dólares y que generará 3.000 empleos y permitirá ahorrar 80 millones de dólares en compra de hidrocarburos. En segundo lugar, Managua ha lanzado el proyecto de complejo industrial El Supremo Sueño de Bolívar, en el Pacífico, que prevé un oleoducto interoceánico y que tendrá un presupuesto de 6.600 millones de dólares y será financiado en buena parte con fondos venezolanos.
A estos planes de suma el Gran Canal de Nicaragua, una vía acuática que unirá los océanos Pacífico y Atlántico y que será acompañada de una vía seca, dos aeropuertos internacionales, zonas francas y dos puertos de aguas profundas y que tendrá un coste de 40.000 millones de dólares, un proyecto megalómano con el que el Ejecutivo espera elevar el crecimiento económico del 4-5% actual al 10,8% 2014 y al 15% en 2015. La ejecución y explotación de la obra, otorgada a una desconocida empresa china, suscita amplio escepticismo entre los analistas, que juzgan que el Gran Canal, proyecto cuya ejecución y explotación por 50 años prorrogables por otros 50 han sido concedidas a la firma china HK Nicaragua Canal Development Investment (HKND Group), creada en Islas Caimán y asentada en Hong Kong, nunca verá la luz.
Además, la decisión del Ejecutivo sandinista de otorgar una concesión exclusiva a la empresa china, cuyo director, Wang Jing, es un abogado sin experiencia en asuntos de esta índole y no un inversor, ha sido muy criticada por la oposición nicaragüense, que cree ver circunstancias extrañas en la concesión y juzga que la compañía china es una empresa de papel. La obra, por la que habían manifestado interés inversores de EEUU, ha suscitado asimismo la crítica del movimiento ecologista internacional, si bien Managua asegura que el impacto ambiental no será un problema porque se dispondrán recursos económicos para reforestar y cuidar el entorno. El proyecto, no obstante, cuenta con el respaldo del empresariado nicaragüense, que pide, eso sí, que se preserve el medio ambiente y que se dé prioridad a la mano de obra local y a sus empresas en la construcción.

Gran desempleo e informalidad laboral

Con estos proyectos, además de “duplicar el tamaño de la economía”, según fuentes oficiales, se pretende generar empleo en un país en el que el paro es uno de los problemas más acuciantes. Según los últimos datos, el empleo informal en Nicaragua, con bajos salarios y sin acceso a la seguridad social, es del 70%, y en el país existen un poco más de 2 millones de puestos de trabajo, 1,4 millones informales, circunstancia que impide un mayor crecimiento de la economía. El FMI también ha alertado recientemente de sobre la precariedad, informalidad y baja productividad del empleo en el país y pronostica que el paro subirá al 12% este año. Managua cuenta con sus grandes proyectos en infraestructura para reducir el paro: las autoridades estiman que el complejo industrial generará 1.500 empleos directos y 6.000 y que la construcción del Gran Canal haría pasar el empleo formal de las actuales 623.458 personas a 1,9 millones.
Aunque a la hora de atraer inversión Nicaragua puede exhibir un notable crecimiento, que seguirá en torno al 4,7%-5% en 2013 según las últimas previsiones de la Cepal, lo que sitúa al país como la quinta economía con mayor crecimiento de Latinoamérica, la nación centroamericana presenta debilidades que desincentivan el interés del capital extranjero.
En clima de negocio, y según el último Doing Business del Banco Mundial, el país no avanza, y el año pasado descendió un puesto, al 119 mundial, debido al alto coste de la energía, y a pesar de sus avances en comercio transfronterizo y resolución de insolvencias. No obstante, el informe reconoce el esfuerzo de Managua por mejorar el clima de inversiones. En competitividad, y aunque el país subió siete puestos (al 108) en el último ranking del World Economic Forum amparado en un comportamiento favorable del sector laboral, mejoras en la balanza fiscal, una mayor apertura comercial y avances en los procedimientos para iniciar un negocio, tampoco se detectan avances impresionantes. En este capítulo, los puntos negros son la educación, la escasa innovación, la falta de transparencia en las instituciones, las deficiencias en el sistema legal y unas infraestructuras obsoletas.

CapitalMadrid