La resistencia internacional contra la fractura hidráulica (fracking, en inglés) no para de crecer y de cosechar victorias. La primera edición del “Global Frackdown”, el Día internacional contra el fracking, en 2012, fue un éxito rotundo, a pesar de haberse convocado con mucha premura, consiguiendo una convocatoria masiva, con cerca de 200 actos en más de 20 países. A una semana de que tenga lugar la segunda edición de esta jornada de lucha, ya se ha igualado el número de convocatorias de 2012, y se espera que muchas más sean registradas en los próximos días (1). Activistas de todo el mundo aunarán sus voces para pedir alto y claro una prohibición de esta técnica que ya ha contaminado acuíferos, suelos y aire allí donde se ha empleado de forma masiva para extraer las últimas migajas de combustibles fósiles del planeta.
Ecologistas en Acción se suma a este día con actividades en Asturias, Cantabria, Cataluña, País Valencia…. y lo hará con el mismo mensaje unánime que caracteriza la resistencia global: “fractura hidráulica, no, ni aquí, ni en ningún sitio”. Porque el movimiento antifracking tiene claro que no cabe una regulación adecuada de la técnica. Los riesgos que conlleva son de tal magnitud que solo cabe una prohibición. Además es común la demanda de abandonar el insostenible camino de los combustibles fósiles y dedicar todo este valioso esfuerzo y dinero en acelerar el necesario y urgente cambio hacia un modelo energético que esté basando en el ahorro energético y en las fuentes renovables.
El movimiento contra la fractura hidráulica ha conseguido que la propia industria lo considere un obstáculo importante para el desarrollo de la actividad. Esta oposición social se ha venido traduciendo en moratorias, prohibiciones, aumentos de la carga regulatoria, y abandonos de los proyectos por parte de las compañías.
En concreto el movimiento de oposición ha conseguido que se aprobaran más de 300 medidas contra el fracking en distintas comunidades de los Estados Unidos incluyendo la prohibición en el estado de Vermont. Ha conseguido prohibiciones y moratorias en países como Francia (2), Bulgaria, Holanda, o Republica Checa. Ha contribuido a organizar la resistencia en Argentina, Túnez, Argelia, Marruecos, o Egipto. Ha contribuido a que se endurezcan los marcos regulatorios en lugares como Australia. Ha retrasado la actividad en países como la República de Irlanda o Sudáfrica o que la Unión Europea comience a tener en consideración los riesgos y reevalúe su normativa. Y ha convencido a 262 europarlamentarios (más de 1/3) de que voten a favor de una moratoria inmediata.
En el Estado español ya son seis comunidades autónomas las que han tomado algún tipo de medida para protegerse de la fractura hidráulica (Andalucía, Asturias, Cataluña, La Rioja, Navarra y Cantabria). Así mismo varias provincias y cerca de 400 municipios se han declarado ya libres de fracking.
Las compañías mientras intentar puentear estas prohibiciones buscando el apoyo de gobiernos como el español que aprueben normativas que les den garantía jurídica y blindando sus derechos en las negociaciones de tratados del libre comercio (como el tratado TTIP actualmente en negociación entre la UE y los EE UU) para poder perseguir legalmente las prohibiciones. Tendrán enfrente sin embargo a toda una sociedad que el día 19 de octubre les recordará alto y claro que no tienen licencia social para operar.