LA FIRMA MEXICANA PRESIONA PARA QUE LOS ESPAÑOLES ACUERDEN CON YPF
Emilio Loyola Austin, CEO de Pemex, la petrolera mexicana que controla casi el diez por ciento de Repsol, se mostró “muy decepcionado” por el desempeño del presidente de la petrolera española, Antonio Brufau. Quieren invertir en Vaca Muerta.
Emilio Loyola Austin, director general de Pemex, la petrolera mexicana que controla casi el diez por ciento de Repsol, criticó con dureza a Antonio Brufau, presidente de la firma española. “Si se compara el rendimiento de Repsol desde que asumió el CEO actual con el de sus competidoras internacionales, el resultado es muy decepcionante”, aseguró a fines de la semana pasada. “Nosotros esperábamos obtener más ganancias de nuestra participación en Repsol”, agregó este joven economista de apenas 38 años, quien también se mostró disgustado por la manera en que Brufau viene comandando la negociación con YPF. Loyola, designado por el presidente mexicano Peña Nieto en noviembre de 2012, viene ejerciendo una fuerte presión desde mediados de año para que Repsol flexibilice su posición y llegue a un acuerdo con YPF, porque eso le despejaría el horizonte a Pemex para desembarcar en Vaca Muerta. Incluso los mexicanos llegaron a amenazar con retirarse de Repsol si no se llega a un acuerdo.
A comienzos de septiembre, el consejero de Pemex, Fluvio Ruiz Alarcón, aseguró en la cumbre World Shale Oil & Gas, que se llevó adelante en esta ciudad, que la compañía negocia con YPF un acuerdo para participar en la explotación de la formación Vaca Muerta. “Hace unos meses el Consejo de Administración aprobó que Pemex Mexicanos tenga una mayor presencia internacional. No era normal que una de las mayores empresas del mundo estuviera tan circunscripta al territorio nacional. En ese sentido podríamos revivir muy bien a Vaca Muerta, creo que podría ser de mucho interés”, adelantó el funcionario mexicano.
Pemex tiene el 9,4 por ciento de las acciones de Repsol, pero a pesar de esa participación accionaria el funcionario respaldó en ese momento la decisión del Estado argentino de recuperar la petrolera y cuestionó la actitud de los españoles. “No coincidimos con la postura que adoptó Repsol, porque los estados nacionales tienen derecho a decidir cuáles son las políticas públicas que más les convienen a sus países. Mal haríamos como miembros de una empresa que surgió de una nacionalización en cuestionar esas facultades al Estado argentino”, reflexionó Alarcón.
Antes de ese hecho, Pemex ofició incluso de intermediario para llevar una oferta de YPF a Repsol. La propuesta, planteada el 26 de junio a través del directivo de Pemex Carlos Morales, consistía en un pago de 1500 millones de dólares en títulos públicos, más una participación del 47 por ciento en una sociedad que se formaría para explotar un área de la formación Vaca Muerta, en la provincia de Neuquén. El resto del capital accionario quedaría en manos de YPF (51 por ciento) y Pemex (2 por ciento). YPF aseguró que eso equivalía a un desembolso de unos 5000 millones de dólares, pero en España consideraron que la valuación otorgada a la participación accionaria que se le ofrecía a Repsol en Vaca Muerta (unos 3500 millones de dólares) era exagerada.
El rechazo a la propuesta de YPF también fue un golpe para Pemex. Según reveló el semanario mexicano El Proceso, ese mismo 26 de junio Pemex había convocado a periodistas españoles y de México a una conferencia de prensa en el despacho de abogados Cuatrecasas, en Madrid, para comunicar lo que en ese momento la firma estatal estimaba un gran logro: el cierre de un gran negocio tripartito en Argentina, al tiempo que acercaba a las partes del conflicto, pero Repsol no sólo rechazó la propuesta, sino también la intermediación de la empresa mexicana y la conferencia con los medios se canceló. Desde entonces, Pemex sigue presionando para destrabar el conflicto, y la decisión de Loyola de apuntarle públicamente a Brufau supone una nueva escalada.
Página/12
Pemex tiene el 9,4 por ciento de las acciones de Repsol, pero a pesar de esa participación accionaria el funcionario respaldó en ese momento la decisión del Estado argentino de recuperar la petrolera y cuestionó la actitud de los españoles. “No coincidimos con la postura que adoptó Repsol, porque los estados nacionales tienen derecho a decidir cuáles son las políticas públicas que más les convienen a sus países. Mal haríamos como miembros de una empresa que surgió de una nacionalización en cuestionar esas facultades al Estado argentino”, reflexionó Alarcón.
Antes de ese hecho, Pemex ofició incluso de intermediario para llevar una oferta de YPF a Repsol. La propuesta, planteada el 26 de junio a través del directivo de Pemex Carlos Morales, consistía en un pago de 1500 millones de dólares en títulos públicos, más una participación del 47 por ciento en una sociedad que se formaría para explotar un área de la formación Vaca Muerta, en la provincia de Neuquén. El resto del capital accionario quedaría en manos de YPF (51 por ciento) y Pemex (2 por ciento). YPF aseguró que eso equivalía a un desembolso de unos 5000 millones de dólares, pero en España consideraron que la valuación otorgada a la participación accionaria que se le ofrecía a Repsol en Vaca Muerta (unos 3500 millones de dólares) era exagerada.
El rechazo a la propuesta de YPF también fue un golpe para Pemex. Según reveló el semanario mexicano El Proceso, ese mismo 26 de junio Pemex había convocado a periodistas españoles y de México a una conferencia de prensa en el despacho de abogados Cuatrecasas, en Madrid, para comunicar lo que en ese momento la firma estatal estimaba un gran logro: el cierre de un gran negocio tripartito en Argentina, al tiempo que acercaba a las partes del conflicto, pero Repsol no sólo rechazó la propuesta, sino también la intermediación de la empresa mexicana y la conferencia con los medios se canceló. Desde entonces, Pemex sigue presionando para destrabar el conflicto, y la decisión de Loyola de apuntarle públicamente a Brufau supone una nueva escalada.
Página/12