Gatopardismo tecnológico. Cambiar todo para que nada cambie.

“Es imposible una evaluación crítica de la tecnología si no se lleva a cabo una evaluación del todo, del Gestell, como diría Heidegger […], el cuestionamiento debe ser a la totalidad”

Andrés Barreda

La entrevista cedida al corresponsal de Radio Mundo Real en Colombia, Danilo Urrea*, tuvo lugar en la cita que diversas organizaciones sociales, académicos e investigadores se dieron en noviembre en la capital mexicana, Ciudad de México, en el marco de la construcción y articulación de la Red Social de Evaluación de Tecnologías. (Ver también entrevista a investigadora Silvia Ribeiro: aquí).

Tecnologías de vanguardia, tecnologías de retaguardia

Durante los espacios de discusión de la Red, Barreda señaló la necesidad de distinguir, en el campo de la innovación tecnológica, entre las “tecnologías de punta o de vanguardia, y tecnologías de retaguardia ligadas al petróleo y a los fósiles, y que han establecido un conjunto tecnológico que pareciera no quererse mover a pesar de la ya evidente insustentabilidad de este tipo de valores de uso”. Los análisis realizados por el investigador se enmarcan en el debate referido a la necesidad de evaluar qué tipo de tecnologías se utilizan actualmente y las consecuencias que pueden traer para la vida planetaria, más aún cuando históricamente se han puesto en entredicho los límites del crecimiento y cuando nos encontramos ante fenómenos tan complejos y peligrosos como el cambio climático. Para Barreda, no obstante la evidencia de la complejidad y magnitud de las crisis, “hay resistencia a la modificación del patrón tecnológico de esta civilización material de tipo petrolero, que no da muestras de quererse remover; en ese sentido las llamo tecnologías de retroceso”.

De otro lado, en las tecnologías de vanguardia el investigador ubica a “los ordenadores personales, la internet, la revolución de las redes de comunicaciones, pensando también en el impacto que estos ordenadores han tenido en los procesos industriales, automatizando, robotizando, creando sistemas de control numérico”. Todo lo que puede ser entendido como la generación de las fábricas globales y su proyección territorial, para desarrollar un modo de producción de articulación en tiempo real de fábricas en diversas partes del planeta, y para lo cual requieren de una red de comunicación intermodal que permita el intercambio de subproductos.

Para Barreda, uno de los impactos más importantes ha sido la transfiguración completa del sector biotecnológico. “Hay un sin fin de ramas en lo que llamamos tecnologías de vanguardia que conforman todo este frente innovador. Hace 30 años se nos antojaba ir a confrontar o a suplantar al patrón petrolero y sin embargo lo que vemos es que no es así. El patrón petrolero a pesar de ser tan atrasado y tan impertinente, se ha transfigurado, ha cambiado para que nada cambie y ha desplegado un gatopardismo fósil extraordinariamente poderoso”. “Toda la innovación de la tecnología genética debería estar colocándonos en otro mundo y no, fue usada simplemente para producir biocombustibles, al servicio de la industria automotriz, para producir petróleo por vía biológica; pero la ingeniería genética, las plantas transgénicas, han sido diseñadas como tolerantes a herbicidas: el glifosato es de origen petrolero, resulta que todo está siendo orientado al servicio de la supervivencia de ese cuerpo petrolero”, agregó.

Tecnología y poder

La convergencia creada a partir de la Red Social de Evaluación de Tecnologías implica a grupos de diversas partes de América Latina, entre los que se encuentran la Marcha Mundial de Mujeres, La Vía Campesina y Amigos de la Tierra de América Latina y el Caribe (ATALC), entre otros. Uno de los objetivos de esa Red se encamina a contrarrestar la dispersión para enfrentar temas tecnológicos desde diversos ángulos, en la lucha frente a los trasgénicos, la explotación petrolera, la construcción de grandes represas. Frente a esta vía de trabajo el profesor mexicano sentenció que “hay tantas redes de grupos en América Latina y en todo el planeta peleando contra diferentes opciones tecnológicas y todas, unas más otras menos, tratando de que eso tenga impactos re organizativos de las comunidades que están sufriendo estas agresiones: a la salud, a la subjetividad, a los tejidos comunitarios, a los territorios, que se traducen en despojos, erosiones sociales y erosiones ambientales”. “Estamos ligados a la búsqueda de alternativas en las comunidades y en los territorios, en la vida cotidiana frente a estos impactos tecnológicos”, cerró Barreda.

Escucha la entrevista:


 
Sena. Servicio de Noticias Ambientales.