Vaca Muerta es mucho más que los tres millones de hectáreas de la formación hidrocarburífera. Bajo ese nombre se esconde la apuesta por el desarrollo generalizado de fracking, y los gobiernos y las empresas incluyen en esa denominación otras formaciones geológicas. Así, la explotación llegó a la frutícola Allen y pretende avanzar sobre el Valle Medio de Río Negro, mientras que, en Neuquén, continúan perforando sobre Plottier, Neuquén, Centenario y buscan avanzar sobre Vista Alegre y El Chañar. El megaproyecto Vaca Muerta comprende la infraestructura física, económica, jurídica necesaria para la explotación. Son los prometidos millones de trasnacionales, en muchos casos asociadas a YPF. Son los proyectos de inversión en minas de arenas, en trenes y en puertos para exportar hidrocarburos.
Lejos de los difundidos beneficios y las auguradas inversiones, la obstinada explotación con fracking genera pobreza para las mayorías, beneficios momentáneos para algunos y grandes ganancias para unas pocas grandes empresas. No nos cansaremos de decir que el fracking es un problema, no la solución. Llegó a la región sin discusión democrática, con grandes pautas publicitarias, exitismo nacionalista y represión. Degrada la tierra, el aire y el agua. Genera la flexibilización laboral y afecta notablemente la salud de sus trabajadores, trabajadoras y de las comunidades. Ocupa amplísimas superficies y desprecia la vida de quienes habitan desde hace decenas de años esos territorios. Saquea, acosa, viola, trata y mata. Encarece la vida. Esta técnica se profundiza en las afueras de las ciudades de la norpatagonia, en las costas de los cursos de agua, en los territorios mapuce e incluso en las áreas naturales protegidas. El fracking es sucio y sus basureros se multiplican en Neuquén y en Río Negro.
Vaca Muerta es una etapa superior del extractivismo, que necesita energía para la megaminería, para el transporte en vehículos, y para el consumo suntuoso de las grandes ciudades. Un modelo que se articula con los agronegocios y el monocultivo forestal; las megarepresas y la instalación de una nueva central nuclear. Extractivismo que no es nuevo en Argentina -tampoco en América Latina- pero que de la mano del macrismo se profundiza. Los gobiernos locales del Movimiento Popular Neuquino y Juntos Somos Río Negro son impulsores y garantistas de este proceso de entrega de los bienes comunes. Vaca Muerta necesita difamar, criminalizar, reprimir y encarcelar a las personas y organizaciones que lo resistimos.
Contra esta lógica estamos quienes, desde distintas realidades, pensamos y construimos otros caminos. Quienes sufrimos por la extracción y el procesamiento de arena, o nos contaminamos con los basureros petroleros. Quienes nos nutrimos del agua cada día más empetrolada y sufrimos el procesamiento de los polos petroquímicos y las refinerías. Los mapuce que defendemos nuestro territorio; vecinas/os que escribimos ordenanzas que prohíben el fracking. Los sindicatos que vemos con preocupación cómo aumenta día a día el costo de vida. Las organizaciones feministas que sostenemos que ni la tierra ni las mujeres somos territorios de conquista. Las organizaciones de todo tipo que buscamos un mundo en el que prime la libre organización de los pueblos.
Por todo eso, nos organizamos para enfrentar a Vaca Muerta. Por eso, proponemos encontrarnos, porque entendemos que lo colectivo es el único mecanismo que nos hará fuertes frente a la avanzada Estado-empresarial. Por eso nos convocamos en este Encuentro de Resistencia.
Te y les invitamos a participar del Encuentro de Resistencia al Megaproyecto Vaca Muerta que realizaremos el sábado 17 de junio de 2017 en Vista Alegre desde las 10 de la mañana. A las 9 hs. saldrá una caravana desde el Playón de la sede Central de la Universidad Nacional del Comahue de Neuquén
Les invitamos también a las Jornadas El megaproyecto Vaca Muerta: fracking y sus consecuencias que se realizarán el 15 y 16 de junio en la sede central de la Universidad Nacional del Comahue, Buenos Aires 1400. Más información en www.ejes.org.ar.
