El fondo del país nórdico podría salvar el estrangulamiento de recursos del gobierno por la caída en ventas y precio del petróleo. Si Neuquén hubiera instrumentado hace tiempo un modelo anticíclico, hoy el gobernador Omar Gutiérrez no tendría que salir corriendo a pedir créditos millonarios.
Por Gerardo Bilardo/ Va con firma
El gobierno de Noruega está a punto de echar mano a una parte importante del fondo soberano de inversión, el más grande del mundo, creado como fondo anticíclico a partir de una autolimitación en el uso de la renta petrolera. Es un modelo de administración de recursos que provienen de la explotación de un bien volátil, muchas veces elogiado desde Neuquén, pero jamás imitado.
El fondo en cuestión tiene un capital de 950 mil millones de dólares y el gobierno podría llegar a necesitar este año hasta 25.000 millones de dólares para superar el estrangulamiento de sus ingresos, según una estimación que hizo la agencia Bloomberg.
El país nórdico, que figura entre los primeros 15 productores de petróleo del mundo, está afectado por la caída a pique en el consumo de petróleo y los bajos precios internacionales del producto, todo derivado de la pandemia del coronavirus.
La citada agencia comparó el escenario actual con la crisis del 2008. Recordó que en aquel entonces, el fondo se dedicó a comprar acciones baratas en el mercado financiero para seguir creciendo, mientras que hoy se puede transformar en tabla de salvación del gobierno.
El fondo de Noruega se creó en la década del ´90 e invierte en acciones, bonos y bienes inmuebles en el extranjero. Se alimenta con una parte de los ingresos que genera la industria petrolera y con las ganancias de sus operaciones en el mercado. Al menos hasta ahora, el gobierno solo puede disponer de los rendimientos financieros que genera.
Neuquén tiene bastante menos petróleo que Noruega y la ganancia que obtiene vía regalías las consume completamente en los presupuestos anuales. La Provincia no avanzó nunca en la creación de un sistema de ahorro, pese a que al menos dos artículos de la Constitución marcan, de modo genérico, un camino en ese sentido.
Uno es el artículo 99, que propone implementar un “beneficio permanente” con la renta petrolera. Dice así: “Las utilidades provenientes de la explotación del petróleo, gas, carbón, energía hidroeléctrica y distintos minerales, deberán emplearse en la realización de obras productivas que constituyan beneficio permanente para la Provincia del Neuquén, que favorezcan especialmente a la región donde se encuentre ubicada la respectiva industria extractiva, u otras zonas con posibilidades especiales”. Otro es el artículo 150, que habla del régimen de coparticipación municipal, pero con un párrafo que invita a la Provincia y los municipios a “concertar un sistema de coordinación y armonización financiera y fiscal, el que contendrá normas de responsabilidad fiscal y establecerá un fondo de reserva anticíclico con alcance a todas las partes”.
El gobernador Omar Gutiérrez, en el discurso que pronunció el 1 de marzo en ocasión de abrir un nuevo período de sesiones ordinarias, mencionó la idea de crear un fondo de estas características para amortiguar momentos difíciles de la economía. La expresión de deseo llegó tarde, porque la crisis del coronavirus ya estaba detonada en el mundo y las consecuencias comenzaban a llegar con velocidad a la Argentina, y a Neuquén especialmente con el desplome de los precios del barril de petróleo en los primeros días de marzo.
La solución ante el temblor fue la declaración de la emergencia sanitaria mediante la aprobación de una ley que contiene, entre otros, dos artículos que le permiten al Poder Ejecutivo tomar una nueva deuda extraordinaria difícil de calcular, porque contempla no solo la colocación de bonos o títulos por 140 millones de dólares en el mercado, sino una emisión de Letras u otros instrumentos financieros por una cifra que no fue determinada.
El decreto reglamentario de la ley 3230, la que declaró la emergencia sanitaria, publicado recientemente en el Boletín Oficial, crea, para el manejo de esta deuda en Letras, un Programa de Financiamiento del Tesoro Provincial que establece al menos dos precisiones que no figuraba en la ley. Una es que se podrán emitir “en pesos o en otra moneda” y que los vencimientos no podrán superar los cuatro años. Respecto del monto lo deja librado al mercado, porque la norma dice que “quedará limitado por las sumas vinculadas a las solicitudes de suscripción que realicen los diferentes acreedores del Estado provincial”.
Si con tiempo en Neuquén se hubiera organizado un modelo parecido al noruego, el gobernador hoy solo tendría que romper el chanchito en vez de salir corriendo a emitir más deuda. Y como el MPN es el partido hegemónico en la historia contemporánea de esta provincia, su responsabilidad es completa.