Por Gustavo Lahoud y Claudio Lozano / Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP) – En el marco de la discusión existente respecto a la necesidad de garantizar un precio diferencial para un “barril criollo”, en un contexto de caída del precio internacional del petróleo, este material sugiere la necesidad de evaluar la estructura de costos de todo el sector y replantear la orientación del sistema energético modificando drásticamente el rol que Vaca Muerta ha venido teniendo hasta el momento.
Resulta alarmante que se hable de un barril criollo que no sólo cotiza en una moneda que no es nuestra sino que ignora los costos de extracción locales. Con la información disponible el material demuestra que los costos de extracción más un 20% de ganancia normal dan como referencia un precio para el barril que se ubica entre los 19 y los 24,7 dólares. Recuerda también que entre el 2008 y el 2019 el oligopolio petrolero recibió transferencias por U$S 23.980 millones. Argumentos más que elocuentes para revisar la idea de ubicar el barril criollo en los 46 dólares, precio éste que sólo pretende justificar el mantenimiento de un rumbo en el desarrollo de Vaca Muerta que a la luz de lo que hoy ocurre en el mundo sería un verdadero suicidio político y energético.
El material propone que para avanzar en la transformación energética que el país necesita sería importante recuperar en plenitud el control de YPF aprovechando la caída vertiginosa de las acciones de la petrolera. Esto permitiría terminar con el carácter comercial que hoy tiene la compañía, liberándola de la demanda que imponen los fondos de inversión que inciden en el 49% de las acciones que no detenta el Estado argentino. Modificar la estructura societaria de YPF transformándola en una empresa integral de energía, de carácter público y con control social, sería clave para disponer de un instrumento capaz de planificar e integrar el sector energético.
La presión de las petroleras, incluyendo entre éstas la reciente provocación de Techint despidiendo a más de 1.400 trabajadores, no justifica ceder en un lineamiento clave sobre un sector que no sólo resulta estratégico en la coyuntura de la pandemia sino que también es central para pensar en el desarrollo productivo de la Argentina.